Analizados 160 establecimientos de tatuajes y perforaciones corporales (piercing) en 18 capitales

Los tatuajes y 'piercing' se siguen realizando sin la información imprescindible

Las condiciones higiénicas y de limpieza han mejorado, aunque aún están lejos de ser las deseables
1 octubre de 2008
Img temap 322

Los tatuajes y 'piercing' se siguen realizando sin la información imprescindible

/imgs/20081001/temaportada1.jpgEl tatuaje y la perforación corporal (piercing) están muy vinculados a las modas y tendencias urbanas. Pero no son en absoluto asuntos banales. Precisan una intervención invasiva que exige una información exhaustiva y el cumplimiento riguroso de estrictas medidas higiénicas, sanitarias y de limpieza. El objetivo no es otro que evitar que una mala praxis o una decisión precipitada generen efectos perniciosos. Sin embargo, y a tenor de la investigación que CONSUMER EROSKI ha realizado en 160 centros dedicados a esta actividad (uno de cada diez de los que hay en nuestro país) en 18 capitales, la palabra “información” no está tatuada en la mente de la mayoría de quienes se dedican a perforar la piel para pigmentarla o para adornarla con piezas metálicas.

Así, pese a que estas intervenciones implican romper una de las barreras protectoras del organismo, que es la piel, en el 72% de los casos los dependientes ni siquiera preguntaron a los clientes si sufrían alergias o u otro tipo de enfermedades. No obstante, la limpieza e higiene ha obtenido una buena valoración y ha mejorado frente a un estudio similar realizado por esta revista en 2004, si bien está lejos aún de lo deseable. Este elemento es crucial en una labor en la que el riesgo de contagio o infecciones por un trabajo deficiente es alto. De hecho, el uso de estos adornos corporales está desaconsejado desde un punto de vista médico y sanitario.

Los establecimientos elegidos, 136 dedicados en exclusiva a estas prácticas y 24 centros con otras actividades de estética y belleza, se visitaron en A Coruña, Alicante, Almería, Barcelona, Bilbao, Córdoba, Granada, Madrid, Málaga, Murcia, Oviedo, Pamplona, San Sebastián, Sevilla, Valencia, Valladolid, Vitoria y Zaragoza. Para recopilar la información necesaria, los técnicos de

CONSUMER EROSKI se personaron en cada uno de los centros haciéndose pasar por clientes interesados en un tatuaje (siempre el mismo: una pequeña letra china en blanco y negro) y en el piercing más económico de acero quirúrgico. El dinero que hay que desembolsar en ambos casos varía de forma notable entre las distintas capitales e incluso entre los centros de una misma ciudad. No obstante, el precio medio del piercing solicitado asciende a 30 euros, y el del tatuaje, a 61 euros.

En el desarrollo del cuestionario que cumplimentaron los técnicos se contó con las aportaciones de médicos dermatólogos y se partió tanto de la normativa que algunas comunidades autónomas (Andalucía, Galicia, Navarra, Cataluña, Valencia, Extremadura, Madrid y Murcia) aplican a estos establecimientos como del exigente código de buenas prácticas de la Asociación Nacional de Maestros Tatuadores y de Piercing.

En líneas generales los establecimientos analizados suspenden el examen de CONSUMER EROSKI con una nota de ‘regular’. Tan sólo pasan la prueba los centros visitados seis ciudades: Granada y Valencia con un ‘bien’; y Bilbao, Córdoba, San Sebastián y Valladolid con un mediocre ‘aceptable’. Las peores valoraciones fueron para los locales analizados en Alicante, Barcelona y Zaragoza (todas con un ‘mal’) y para A Coruña, Almería, Madrid, Málaga, Murcia, Oviedo, Pamplona, Sevilla y Vitoria (todas con un ‘regular’).

Recomendaciones para antes y después de una perforación corporal (piercing) o un tatuaje

Antes: No deben hacerse ‘piercings’ o tatuajes si…

  1. No se ha meditado bien la decisión. Los tatuajes son muy difíciles de eliminar.
  2. En ese momento, se padece alguna enfermedad o infección, ya que las defensas del cuerpo están reducidas.
  3. Se sufre una enfermedad en la piel como por ejemplo una dermatitis, acné o
    psoriasis.
  4. Se utilizan anticoagulantes, o la persona padece alteraciones sanguíneas o enfermedades cardiacas congénitas.
  5. Se es donante de sangre. Tras un tatuaje o una perforación, no se puede donar sangre hasta que haya transcurrido un año.
  6. Si se usa algún medicamento, se debe consultar al médico con antelación.

Si vamos a tatuarnos o a colocarnos un ‘piercing’…

  1. /imgs/20081001/temaportada2.jpgAcudamos a un establecimiento que garantice unas correctas condiciones de higiene y que esté registrado en la Consejería de Sanidad y Consumo. Además, los tatuadores o perforadores deben haber realizado un curso de formación.
  2. Una vez allí, deben entregarnos una hoja de consentimiento informado.
  3. Si somos menores de edad, debemos contar con un consentimiento autorizado por padres o tutores.
  4. La persona que realice el piercing o tatuaje debe limpiar y desinfectar nuestra piel antes de trabajar. Además, deben cumplir con las siguientes normas de higiene:
    • Lavarse las manos antes y después de la práctica.
    • Utilizar guantes estériles y de un solo uso.
    • Utilizar ropa y calzado limpio y de uso exclusivo.
    • No fumar, comer o beber mientras realizan el trabajo.
    • Cubrirse los cortes, heridas, quemaduras u otras lesiones.
    • Hay que evitar las zonas donde se tengan lunares, verrugas, pecas, manchas, quemaduras o cualquier otra lesión de la piel.
    • Pidamos factura: será útil en caso de reclamación.
    • Acudamos al médico si después de realizar el piercing o tatuaje aparece cualquiera de los siguientes síntomas: fiebre, enrojecimiento y/o inflamación, dolor o molestias en la zona de la intervención.

/imgs/20081001/temaportada3.jpg
Después: ‘Piercing’

  1. Lavémonos siempre las manos antes de tocarlo.
  2. Limpiemos y movamos el piercing dos veces al día.
  3. No debemos maquillarnos en la zona donde esté colocado.
  4. No nos bañemos en la piscina ni en el mar hasta que haya cicatrizado por completo.
  5. Si lo hemos colocado en la lengua o labios hay que evitar el alcohol, comer chicle y tomar comidas picantes. Limpiémoslo después de comer, beber o fumar.

Tatuaje

  1. /imgs/20081001/temaportada4.jpgLavémoslo con un jabón antibacteriano líquido dos veces al día, usando sólo la mano.
  2. Una vez quitada la venda, no hay que
    volver a vendarlo.
  3. Si sale costra, no hay que quitársela ni
    rascarse.
  4. No hay que tomar el sol ni bañarse en el mar o la piscina hasta que haya cicatrizado por completo.
  5. Es conveniente utilizar ropa suave y que
    no apriete.

Insuficiente información

Para dar el paso y tatuarse la piel o colocarse un piercing es fundamental obtener toda la información posible y, así, valorar los pros y los contras de la decisión. Sin embargo, en más ocasiones de las deseables este tipo de acciones se realizan de forma irreflexiva. Se ha comprobado que la información proporcionada por estos establecimientos sigue siendo muy escasa, una situación que no ha cambiado desde 2004. De hecho, este apartado del estudio se ha valorado con un ‘mal’.

En el 54% de los centros visitados no se exponía información sobre la cualificación del profesional. Las recomendaciones higiénico-sanitarias del local y de la zona de tatuajes, así como la información sanitaria tampoco se exhibían en el 69% de las tiendas analizadas. En siete de cada diez no se observaron folletos, trípticos o dosieres que ofreciesen información sobre los productos utilizados y tampoco sobre el proceso de colocación del piercing o tatuaje ni sobre los cuidados posteriores que han de realizarse. En el 87% tampoco se informaba a través de documentos expuestos sobre los posibles peligros o consecuencias de la actividad, proporción que asciende hasta el 91% en el caso de los establecimientos que no exponían datos sobre algún tipo de garantía posventa.

Respecto a los tatuajes, el 80% de los establecimientos no exhibían los precios. En nueve de cada diez centros no indicaron la conveniencia de realizar una prueba previa para saber si se tiene alergia al pigmento utilizado. En el 65% de los centros también se obvió la recomendación de no ingerir alcohol o drogas dos días antes de hacer el tatuaje y en el 72% tampoco se comentó que el tatuaje es mejor no hacerlo en ayunas.

En general, las explicaciones sobre la colocación de los tatuajes fueron detalladas sólo en un 21% de los centros visitados. En cuanto a los riesgos, la información fue adecuada en cuatro de cada diez establecimientos.

Los datos aportados sobre los cuidados necesarios tras el tatuaje fueron escasos en casi el 20% de los centros visitados, y en 6 de cada 10 no se recomendaba taparlo con una gasa, como sería aconsejable. Eso sí, un 73% insistieron en que no se debían tomar el sol o rayos UVA hasta dos meses después de hacer el tatuajes y más de la mitad explicaban la conveniencia de utilizar crema hidratante en la zona tatuada después de una semana y durante un mes.

En el caso concreto de los piercings, el material elegido influye de forma decisiva en posibles alergias y problemas de cicatrización. La mayoría de los profesionales del sector afirman que los mejores materiales son el titanio y el acero quirúrgico, en especial cuando el usuario se coloca un piercing por primera vez, ya que son los que menos problemas de alergia e infección causan. De los centros visitados, en el 48% recomendaron colocarse piercings de titanio, en el 30% acero inoxidable y en el 13% acero quirúrgico. Este tipo de explicaciones sobre el material sólo se recibieron de forma detallada en el 44% de los casos estudiados.

Otra de las informaciones útiles para los clientes de este tipo de establecimientos son los precios. El 56% de los establecimientos estudiados no los exponían, frente al 38% que sí lo hacían y el 6% que sólo exhibían la mitad.

Sólo en cuatro de cada diez casos los dependientes explicaron cuánto duraba la sesión de colocación del piercing o si durante el proceso iba a ser necesaria anestesia, entre otras cuestiones. En el 53% fueron menos específicos, y en nueve centros repartidos en Madrid, Murcia, Oviedo, Pamplona, San Sebastián y Vitoria no aportaron información alguna a pesar de que los técnicos la requirieron.

En cuanto a los cuidados posteriores a la colocación del piercing, sólo en el 45% de los casos se informaba detalladamente de ello.

Los riesgos de la perforación corporal o del tatuaje

/imgs/20081001/temaportada5.jpgEl llamado ‘arte corporal’ se ha convertido en una moda entre los jóvenes y no tan jóvenes. Perforar sus cuerpos y decorar su piel con sorprendentes dibujos es una práctica con milenios de antigüedad. Sin embargo, con este tipo de intervenciones se viola una de las principales barreras protectoras del cuerpo: la piel, y esto genera un aumento del riesgo de infecciones. Además, la sangre es un vehículo potencial de transmisión de enfermedades y este tipo de prácticas incrementa el riesgo a contagiarse, puesto que si el equipamiento que se utiliza para realizar el tatuaje o el piercing se encuentra contaminado con sangre de una persona infectada, se pueden contraer graves enfermedades. Entre los males que más preocupan se encuentran los virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), y los virus de la Hepatitis (tales como la hepatitis B, C; y en menor medida A), la tuberculosis o el tétanos. A estos efectos indeseados se añaden los desgarros, hemorragias, inflamaciones crónicas, infecciones localizadas, fracturas de esmalte y dientes, reacciones alérgicas, etc. Son consecuencias derivadas de una mala cicatrización, infecciones bacterianas, alteraciones dentarias o reacciones a la tinta o los materiales usados en el proceso. En definitiva, entraña riesgos que hay que reducir al máximo.

Buena higiene, pero con carencias

La higiene y la limpieza en este tipo de centros es una máxima ineludible, ya que está en juego la salud del cliente. La calificación global del estudio en este aspecto fue de un “bien”, aunque se hallaron también aspectos que conviene mejorar.

Una de las premisas que deben cumplir todos lo establecimientos, según las distintas normativas autonómicas, es que deben estar divididos en diferentes zonas que posibiliten una correcta atención al cliente. Todos los centros estudiados disponían de alguna zona diferenciada, pero es reseñable que en el 30% de los casos la zona de esterilización no se encontraba separada del resto de instalaciones.

Las áreas de espera, de trabajo y aseo para uso de los clientes deben estar limpias, desinfectadas y en buen estado. Se limpiarán al menos una vez al día y siempre que se halle suciedad aparente. Además, se realizará una desinfección de todas sus superficies de forma periódica.

El 82% de los 160 establecimientos analizados conservaban la recepción en buen estado de conservación, orden y limpieza. En el 75% de los casos, el área de trabajo se hallaba ordenada y con todos los materiales de trabajo almacenados en un armario. Las distintas legislaciones obligan a que los objetos y utensilios de trabajo sean guardados en armarios cerrados y sean de un material que permita su fácil limpieza y desinfección. En más del 86% de los lugares visitados, los armarios donde se guardaban los objetos de trabajo estaban limpios y cerrados, y los suelos, paredes y muebles eran lisos para facilitar su limpieza (las normativas dicen que los suelos y paredes de las zonas de trabajo deben ser lisos, revestidos de materiales no porosos que soporten una limpieza y desinfección adecuada). Tampoco se encontró suciedad ni manchas de sangre.

A pesar de que la gran mayoría cumplía con las normas de higiene, algunos establecimientos suspendían en este apartado. De hecho, el orden era una tarea pendiente en tres centros de Córdoba, Málaga y Valladolid, y se hallaron manchas y suciedad en otros tres también de la capital cordobesa, pamplonesa y alicantina. A ello hay que añadir que en el 8% de los establecimientos no se permitió al técnico de CONSUMER EROSKI acceder a estas instalaciones.

La perforación corporal o el tatuaje deben realizarse con la garantía absoluta de privacidad. De los 160 comercios visitados, la intimidad estaba asegurada en el 85% de los casos, no así en el 13% (suspende un centro de A Coruña, dos de Almería, otro de Barcelona, tres de Córdoba, uno de Granada, uno de Madrid, uno de Málaga, tres de Murcia, uno de Oviedo y dos de Valladolid).

Una de las obligaciones principales que deben cumplir este tipo de centros es que los elementos destinados a penetrar en la piel, las mucosas u otros tejidos como agujas o maquinillas de afeitar estén herméticamente cerrados y esterilizados, y ser desechados después de cada uso. En la mayoría de los centros visitados se encontraban herméticamente cerrados (87,5%). No lo estaban, sin embargo, en una tienda de Pamplona, y en el 12% de los casos ni siquiera mostraron a los técnicos de la revista estos instrumentos.

Los materiales de trabajo destinados a estar en contacto con la piel sin atravesarla (por ejemplo, la pistola) se esterilizaban cada vez que se usaban con un cliente. De nuevo, es destacable que en el 11% de los casos (seis en Barcelona, uno de Almería, uno de Córdoba, tres de Málaga, uno de Oviedo, uno de Vitoria y cinco en Zaragoza) no los mostrasen.

La sala de esterilización estaba aislada en casi el 60% de los casos estudiados, pero no en el 16%: vuelven a destacar negativamente Alicante, Valladolid y Oviedo, y no se quiso enseñar o no se pudo ver en el 25% de los 160 lugares visitados. El orden y la limpieza imperaban en la sala de esterilización en el 73% de los casos (destacaban positivamente A Coruña, Bilbao, Madrid y San Sebastián), no así en tres tiendas de Alicante, Málaga y Pamplona. Menos satisfactorio es que la camilla estaba limpia o utilizaban una sabana de un solo uso apenas en la mitad de los 160 centros.

Por último, la normativa vigente obliga al profesional tatuador o anillador a utilizar ropa adecuada y específica (bata de color blanco o claro) para realizar su actividad. En la mitad de los casos estudiados no se pudo ver en acción al tatuador o anillador. De los 80 profesionales a los que sí se pudo observar, el 26% no llevaban mascarilla, en el 30% ni siquiera portaba la ropa adecuada, y en el 4% no se lavaron las manos ni antes, ni después, ni tampoco cuando interrumpía la actividad.

Criterios de calidad en un centro de perforaciones corporales y tatuajes

Los riesgos que supone hacerse un tatuaje o un piercing en condiciones inadecuadas convierten en crucial la elección del centro. Éstas pistas pueden ayudar a decidir con criterio:

  1. Espacios amplios: El establecimiento debe tener diferenciadas correctamente la zona de recepción, de trabajo y de esterilización de los materiales. Además, estas salas deben ser espaciosas para que el profesional trabaje con comodidad y con una iluminación adecuada.
  2. Ni rastro de suciedad: La limpieza y la higiene serán una máxima en todo el establecimiento, en especial en la zona donde se hace el tatuaje o el piercing. Nada de manchas o materiales y objetos desordenados o fuera de lugar.
  3. Ajeno a las miradas: La zona de trabajo debe ser una zona que respete la intimidad del cliente que ha decidido hacer un piercing o tatuaje.
  4. Utensilios de trabajo: Los materiales deben incluir su correspondiente precinto, ya que serán de un solo uso, y correctamente guardados en armarios cerrados. Cuando se vayan a emplear, se abrirán delante del propio cliente, mientras que las herramientas que se usan, como la pistola, deben esterilizarse con cada persona. También de un solo uso será el papel o sábana que cubra la camilla o la silla donde se coloca el paciente, así como la maquinilla en el caso de que sea necesario depilar la zona del cuerpo a tatuar.
  5. El profesional: El tatuador o perforador, asimismo, debe respetar unas pautas de indumentaria: usará una bata blanca y un calzado específico, mascarilla y guantes de un solo uso que se quitará y se pondrá delante del cliente. Además, antes y después de hacer el tatuaje o el piercing y siempre que el trabajo se interrumpa, se lavará las manos.
  6. Información: Antes de realizar el tatuaje o el piercing, el profesional informará acerca de los riesgos que conlleva (alergias, problemas de cicatrización…); sobre cómo debe acudir el cliente al centro (sin haber ingerido en fechas recientes alcohol, drogas, aspirinas y en ayunas); sobre los factores que influyen en la colocación de un piercing o un tatuaje en una zona u otra del cuerpo y, por último, explicará los cuidados posteriores necesarios (pomadas, gasas, lavados, no tomar el sol o bañarse en la piscina o el mar hasta pasado un tiempo, usar cremas hidratantes…)

Precios: conviene comparar

El dinero que hay que abonar por adornar el cuerpo con una perforación o un tatuaje varía en función de las capitales analizadas y también dentro de cada ciudad. Colocarse un piercing (el más barato y de acero) cuesta de media 30 euros, casi cinco euros menos que hace cuatro años (34,90 euros se pagaba de media). En la capital cordobesa se encontró el precio más barato, 9 euros; y en Vitoria y Valencia el más oneroso, 50 euros.

Los precios medios más onerosos se encontraron en Vitoria (46 euros) y los más baratos en Alicante (15 euros). Además, las mayores diferencias se hallaron en Valencia: el coste más caro era de 50 euros y el más económico disminuía la tasa media hasta 15 euros.

El precio medio a abonar por hacerse un tatuaje (una pequeña letra china en blanco y negro) asciende a casi 61 euros; una tasa que casi se multiplica por dos en Alicante, donde de media se cobran 110 euros; y se divide en dos en Granada (31 euros).

En la capital alicantina se halló el precio más caro de todo el estudio: nada menos que 140 euros, mientras que el más económico se encontró en un centro de Valladolid: apenas 20 euros.

¿Se eliminan los tatuajes?

Resulta difícil, lento y costoso eliminar un tatuaje. Además, médicos y profesionales tatuadores coinciden en señalar que nunca desaparece del todo, ya que pueden quedar marcas, en algunos casos poco estéticas. El método más eficaz y al que recurre un mayor número de personas para borrarlos es la intervención con láser, cuyo precio no baja de 150 euros por sesión. Se necesitan de media unas cinco sesiones, pero depende del tamaño, la antigüedad y los colores empleados en el tatuaje: el amarillo no se elimina con ningún tratamiento; el azul claro, el verde, el morado y el naranja se quitan de forma parcial; el negro, el rojo y el azul oscuro son los que mejor se borran de la piel.

Además del láser, también se pueden utilizar otros procedimientos convencionales de cirugía plástica como extirpaciones, estiramientos, cortes o injertos de piel, o incluso “camuflar” el dibujo con un nuevo tatuaje. El último avance es una crema elaborada por expertos en cosmética de una clínica de Oxford, en Reino Unido. Esta técnica, aún poco extendida y que se está utilizando por primera vez en Estados Unidos, permite borrar los tatuajes no deseados, sin dolor ni cicatrices en aproximadamente unas 8 semanas.

18 ciudades, una a una

http://static.consumer.es/revista/imgs/20081001/mapa-general.gif

Alicante

Los centros de tatuajes y ‘piercing’ de Alicante aprueban en limpieza e higiene, pero fallan en información al usuario


La valoración final apenas ha mejorado respecto a un estudio similar realizado en 2004 (de un ‘muy mal’ a un ‘mal’). El precio medio de un tatuaje pequeño, 110 euros, es el más caro de las 18 capitales analizadas

http://static.consumer.es/revista/imgs/20081001/mapa-alicante.gif
En el caso de Alicante, se visitaron ocho centros (siete centros específicos y uno de belleza y estética) donde se realizan piercings y tatuajes. La nota global, un ‘mal’, supone un suspenso rotundo, por debajo incluso de la media del estudio (un ‘regular’). La única nota positiva que merecen estos centros recae en el apartado de limpieza e higiene con un ‘bien’ (similar a la media del informe). Esta calificación desciende considerablemente en la evaluación de la información facilitada a los clientes (‘mal’ tanto en el caso de piercing como de tatuajes).

En cuanto a los precios, Alicante se mantiene entre las ciudades del informe con los precios más caros en los tatuajes. Así, el precio medio de un tatuaje pequeño y sencillo en blanco y negro casi duplica el índice global del informe (de 60 a 110 euros). Sin embargo, el desembolso medio por hacerse una perforación corporal (la más económica) en alguno de estos establecimientos es el más reducido del estudio: no supera los 15 euros, cuando la media nacional de las 18 ciudades es el doble.

Si se comparan estos resultados con un estudio similar realizado por CONSUMER EROSKI en 2004, la situación de los centros de tatuaje y piercing estudiados en Alicante apenas ha variado. En 2004, las peores valoraciones recayeron en la información recibida por parte de los clientes, apartado que apenas ha mejorado, de un ‘muy mal’ al ‘mal’. La mejora sí ha sido perceptible en limpieza e higiene, en la que el ‘mal’ de hace cuatro años se ha convertido en un ‘bien’. Respecto a los precios, mientras que el coste de una perforación corporal se ha reducido de media en 20 euros (de 35 a los 15 euros actuales) en estos cuatro años; en los tatuajes, los 44 euros de hace cuatro años se han quedado cortos ante el desembolso de 110 euros que de media se tiene que pagar este año.

La mala nota obtenida en el informe por los centros analizados en Alicante viene justificada por la escasa o nula información que facilitan a un cliente cuando éste está interesado en hacerse un piercing o un tatuaje. Así, los técnicos de la revista comprobaron que en local apenas se exponía información sobre la cualificación del tatuador o anillador, ni rastro de advertencias sobre los posibles riesgos o peligros que conlleva esta práctica o de información complementaria (licencias municipales, hojas de reclamaciones, lista de precios, modos de pago…).

Asimismo, ninguno de los técnicos de la revista recibió información muy detallada de los procedimientos de realización de un tatuaje o de colocación de un piercing, sobre si es necesaria anestesia o qué materiales se emplean, así como de los posibles problemas que trae aparejada esta moda de decorar el cuerpo. Un ejemplo especialmente negativo en este sentido: sólo los responsables de un centro explicaron cómo eran los cuidados posteriores que requería un dibujo permanente en la piel, mientras que los anilladores de más de la mitad de los establecimientos sí que dieron recomendaciones, pero muy superficiales y después de que los técnicos insistieran en ello.

En limpieza y mantenimiento, la mayoría de los centros visitados en Alicante tienen la zona de trabajo ordenada y los materiales de trabajo correctamente guardados en su sitio. Sin embargo, en al menos uno de ellos se observó suciedad en las paredes y el mobiliario de la propia sala donde se realiza el tatuaje o en anillado corporal y otro establecimiento no tenía la zona de esterilización correctamente ordenada. Los técnicos pidieron ver in situ la realización de un tatuaje o la colocación de un piercing en todos los centros, pero sólo lo lograron en dos de ellos. En ambos casos comprobaron que ninguno de los profesionales de ambos establecimientos llevaba puesta una mascarilla y ropa adecuada, aunque sí disponían de guantes de látex de un solo uso.

A Coruña

Los centros de tatuajes y ‘piercing’ de A Coruña destacan en limpieza e higiene, pero suspenden en información al usuario

La limpieza e higiene de los centros visitados es muy buena. La valoración final no ha variado respecto a un estudio similar realizado en 2004 (continúa con conformándose con un ‘regular’)

http://static.consumer.es/revista/imgs/20081001/mapa-acoruna.gif
En el caso de A Coruña, se visitaron ocho centros (seis centros específicos y dos de belleza y estética) donde se hacen piercing y tatuajes. La nota global obtenida en el examen exhaustivo al que CONSUMER EROSKI sometió a estas instalaciones se mantiene en la media de las 18 capitales, un insatisfactorio ‘regular’. De esta manera, A Coruña se coloca, con este suspenso, entre la mayoría de los establecimientos que no han conseguido aprobar este estudio planteado por la revista. Sin duda, la mejor nota que merecen estos centros es para el apartado de limpieza e higiene con un satisfactorio ‘muy bien’ (el índice medio nacional es de ‘bien’). Esta buena valoración desciende, sin embargo, a la hora de evaluar la información facilitada a los clientes (‘mal’ tanto en el caso de las perforaciones corporales como de tatuajes). Por último, el apartado reservado a los precios aprueba con un ‘bien’, ya que los establecimientos visitados en la capital coruñesa se encuentran entre los más económicos. Así, el coste medio de un piercing (el más sencillo) es 10 euros menor que la media nacional (20 euros frente a 30), mientras que en tatuajes, el precio medio por un dibujo pequeño en blanco y negro también baja la cifra media del informe (56 euros frente a los 61).

En comparación con el anterior estudio realizado por CONSUMER EROSKI hace cuatro años, la situación de los centros de tatuaje y piercing estudiados en A Coruña no ha variado, ya que tanto en 2004 como en la actualidad han suspendido el análisis. Hace cuatro años, las peores valoraciones fueron para la información ofrecida a los clientes en materia de perforaciones corporales, apartado que este año ha quedado en una nota similar (de ‘muy mal’ se ha pasado a un ‘mal’). El asesoramiento sobre tatuajes fue mejor en 2004 (un ‘regular’), pero en la actualidad la calificación recibida ha sido de un ”mal’. El único avance visible se ha observado en la limpieza e higiene. De hecho, se ha registrado una mejora evidente: se ha pasado del ‘regular’ de 2004 al ‘muy bien’ de 2008. Además, en ese intervalo de cuatro años, el coste medio de los tatuajes ha experimentado un aumento de casi 9 euros (de 47 euros en 2004 a los 56 de la actualidad), mientras que el precio de un piercing ha bajado 15 euros (de 35 a 20 euros).

Las razones del suspenso en información al usuario de los centros analizados en A Coruña son varias: los técnicos de la revista comprobaron que apenas se exponía información en los establecimientos sobre los cuidados posteriores a la intervención, los productos utilizados durante el proceso y sobre cómo realizan los tatuajes y piercing. Lo más llamativo y grave en este sentido es que en ninguno de los ocho locales se observó ni un solo cartel que hablase de los posibles riesgos o consecuencias de esta actividad, ni sobre las recomendaciones higiénico-sanitarias del local.

La mejor parte del estudio de los establecimientos coruñeses se la lleva la referida a la limpieza e higiene observadas durante la visita a estos ocho establecimientos: todas las zonas de trabajo y atención al público se encontraron debidamente separadas; todos los materiales se hallaban ordenados, limpios y perfectamente guardados y no se observó suciedad en suelos y paredes en siete de los ocho locales visitados por los técnicos de CONSUMER EROSKI. En el octavo, sin embargo, la recepción estaba algo sucia y desordenada. Por último, en seis de los ocho centros analizados en A Coruña, los dependientes permitieron al técnico de la revista ver in situ la colocación de un piercing o la realización de un tatuaje. Durante las intervenciones, se pudo comprobar que en ningún caso el tatuador o anillador llevaba la mascarilla ni la ropa adecuada, pero sí portaban guantes de látex para cada cliente y la camilla tenía una sábana de un solo uso.

Almería

Los centros de tatuajes y ‘piercing’ de Almería aprueban en limpieza e higiene, pero fallan en información al usuario

La valoración final ha mejorado respecto a un estudio similar realizado en 2004, pero no alcanza el aprobado (de un ‘muy mal’ a un ‘regular’)

http://static.consumer.es/revista/imgs/20081001/mapa-almeria.gif
En el caso de Almería, se visitaron ocho centros (siete centros específicos y uno de belleza y estética) donde se hacen piercing y tatuajes en la capital almeriense. La valoración media no pasa de un mediocre ‘regular’, en la media de las 18 capitales, motivado en buena medida por las carencias en la información facilitada al usuario. No obstante, en el apartado de limpieza e higiene, los centros visitados en Almería merecieron una calificación de ‘bien’ (en la media del informe).

En cuanto a precios, el coste medio por la colocación de un piercing sencillo en la capital almeriense apenas supera la media nacional (32,1 euros frente a 30), mientras que en tatuajes, el precio medio de un dibujo sencillo (una pequeña letra china en blanco y negro) disminuye notablemente con respecto a la media del informe (47,5 euros frente a los 61).

En comparación con el anterior estudio realizado por CONSUMER EROSKI en 2004, la situación de los centros de tatuaje y piercing estudiados en Almería ha mejorado, pero de forma insuficiente. De una valoración de ‘muy mal’ ha pasado a un ‘regular’. Hace cuatro años, las peores valoraciones recayeron en la información recibida por parte de los clientes, apartado que ha pasado del ‘muy mal’ al ‘mal’. El avance más significativo y positivo se ha producido en materia de higiene e limpieza, puesto de un ‘mal’ han pasado a un ‘bien’ en el informe actual. Además, en ese intervalo de cuatro años, el coste medio de los tatuajes ha experimentado un descenso de apenas tres euros (de 50 euros en 2004 a 47 euros), igual que el precio de un piercing que ha bajado dos euros (de 34 euros en 2004 a 32).

La mala nota final con la que se han valorado los ocho centros analizados en Almería viene justificada por la escasa información que facilitan a un cliente cuando éste está interesado en hacerse un piercing o un tatuaje. Así, los técnicos de la revista comprobaron que apenas había información expuesta sobre los cursos realizados por el tatuador o anillador, las titulaciones sanitarias, los cuidados posteriores a la intervención y sobre cómo se realizan los tatuajes y los piercing. Además, en ninguno de los establecimientos almerienses analizados se hallaron recomendaciones higiénico-sanitarias.

La mejor parte del estudio de los establecimientos almerienses se la lleva la limpieza e higiene: todas las zonas de trabajo y atención al público estaban debidamente separadas; todos los materiales ordenados, limpios y perfectamente guardados y no se halló suciedad aparente en suelos y paredes. En los siete centros en los que se permitió que un técnico de la revista, como supuesto cliente, viera in situ la colocación de un piercing o la realización de un tatuaje se observó que sólo en uno el profesional usaba la mascarilla. Sin embargo, en la mayoría el profesional llevaba guantes de látex de un solo uso.

Barcelona

Los centros de tatuajes y ‘piercing’ visitados en Barcelona suspenden por una limpieza e higiene mejorable y una información al usuario deficiente

La valoración final apenas ha mejorado respecto a un estudio similar realizado en 2004 (de un ‘muy mal’ a un ‘mal’)

http://static.consumer.es/revista/imgs/20081001/mapa-barcelona.gif
En el caso de Barcelona, se visitaron doce centros (once centros específicos y uno de belleza y estética) donde se realizan piercings y tatuajes. La nota global, un ‘mal’, representa un suspenso rotundo y está por debajo de la media del estudio, un ‘regular’. La única valoración positiva, aunque no del todo satisfactoria, que merecen estos centros recae en el apartado de limpieza e higiene con un ‘aceptable’ (asimismo, por debajo de la media del estudio en este apartado, un ‘bien’). La información facilitada a los clientes, tanto en el caso de piercing como de tatuajes, fue, en el caso de los centros visitados en Barcelona, deficiente (un ‘mal’).

En cuanto a los precios, Barcelona se mantiene entre las ciudades del informe con los costes más onerosos. Así, el desembolso medio por la colocación de un piercing (el más económico) supera la media nacional (40 euros frente a 30), mientras que en tatuajes (el modelo era una pequeña letra china en blanco y negro) la media asciende a 70 euros, frente a los 61 del promedio del estudio. No obstante, se registraron grandes diferencias entre unos centros y otros, en especial en el caso de los tatuajes, de los 110 euros del más caro a los 40 euros del más barato.

En comparación con los resultados de un estudio similar realizado por
CONSUMER EROSKI en 2004, la situación de los centros de tatuaje y piercing estudiados en Barcelona apenas ha variado. Hace cuatro años, las peores valoraciones fueron para la información ofrecida a los clientes, apartado que ha pasado del ‘muy mal’ al ‘mal’. Por su parte, la calificación dada por los técnicos de la revista al apartado de limpieza e higiene no ha registrado modificaciones, un ‘aceptable’. Además, mientras que el precio medio de un piercing este año se ha reducido en casi 9 euros con respecto al 2004 (de 49 a los 40 euros actuales), en lo que se refiere a tatuajes ha sucedido lo contrario, ya que se ha encarecido en 11 euros en este periodo de tiempo.

Las razones del rotundo suspenso en información al usuario son varias: los técnicos de la revista comprobaron que apenas había información expuesta sobre cursos realizados por el tatuador o anillador, ni rastro de los posibles riesgos o peligros que conlleva esta práctica o información complementaria (licencias municipales, hojas de reclamaciones, lista de precios, modos de pago’). Asimismo, a ninguno de los técnicos de la revista se le preguntó si tenía alergias o enfermedades y aunque en la mayoría de los centros visitados se explicó cómo era el proceso de colocación y cuidados posteriores de las perforaciones corporales, las explicaciones fueron escasas y sólo se produjeron tras la insistencia de los técnicos que se hacían pasar por clientes ficticios.

La limpieza y mantenimiento de los establecimientos visitados en la ciudad condal mereció un mediocre ‘aceptable’. Todos disponían de zonas diferenciadas (recepción, zona de esterilización, etc.), sin embargo, en dos locales el área de trabajo no producía sensación de intimidad. Aunque la mayoría tienen la zona de trabajo ordenada y los materiales de trabajo correctamente guardados en su sitio, en al menos uno de ellos se observó a un perro dentro de la recepción del local y en otros dos, las instalaciones eran algo anticuadas y estaban deterioradas. En ningún centro de los visitados se permitió observar in situ la colocación de un piercing o la realización de un tatuaje, por lo que no pudo observarse si los profesionales llevaban mascarilla, guantes de látex de un solo uso, ropa adecuada, si la camilla estaba limpia o si se lavaban las manos con frecuencia antes, durante y después de su trabajo.

Bilbao

Los establecimientos de tatuajes y ‘piercing’ de Bilbao destacan en limpieza e higiene pero fallan en información al cliente


La limpieza e higiene de los centros fue muy buena. La valoración final mejora (de un ‘mal’ a un ‘aceptable’) respecto a un estudio similar realizado en 2004

http://static.consumer.es/revista/imgs/20081001/mapa-bilbao.gif
En Bilbao se visitaron diez centros donde se realizan piercing y tatuajes (ocho específicos y dos de belleza y estética). La nota global, un ‘aceptable‘, supera la media nacional (‘regular’). Así, los centros de la capital vizcaína se colocan, aunque con una valoración sólo discreta, entre los de las seis ciudades que han aprobado el examen, junto a los analizados en Córdoba, Granada, San Sebastián, Valencia y Valladolid. La mejor valoración la obtienen los centros bilbaínos visitados en el apartado de limpieza e higiene con un ‘muy bien’ (la media nacional fue de ‘bien’). En el otro extremo, la peor nota la mereció en la información facilitada a los clientes, sólo ‘aceptable’ y tanto en piercing como en tatuajes. El coste medio de un piercing (el más económico) en Bilbao fue de 36 euros, superior en 6 euros a la media nacional, mientras que el tatuaje (un dibujo pequeño en blanco y negro) costó en Bilbao desde 45 hasta 105 euros, si bien el precio medio fue el mismo que la media nacional, 61 euros.

En comparación con un estudio similar publicado por CONSUMER EROSKI en 2004, los centros de tatuaje y piercing de Bilbao han mejorado sensiblemente. Hace cuatro años, las peores valoraciones recayeron en la información recibida por los clientes, apartado que ha pasado del ‘muy mal’ de entonces al ‘aceptable’ actual. También se han producido avances en limpieza e higiene, que sube de un ‘bien’ a un ‘muy bien’. Por otro lado, mientras que el precio medio de un piercing se mantiene similar al de hace cuatro años, el coste medio de un tatuaje sencillo ha subido un poco, de 57 euros a los 60 de la actualidad.

La escasa información que facilitan al cliente interesado en hacerse un piercing o tatuaje sigue siendo el principal punto de mejora de los centros visitados en Bilbao. Así, los técnicos de esta revista comprobaron que apenas se exponía información sobre los posibles riesgos o peligros que conlleva esta práctica o información complementaria (licencias municipales, hojas de reclamaciones, lista de precios, modos de pago’). Pese a todo, sí que se encontró abundante documentación sobre los cursos realizados por el tatuador o el anillador, así como los diferentes diseños por los que puede optar el cliente. Además, en la mayoría de los casos no se recibió una respuesta muy detallada, incluso cuando se preguntó cómo es el proceso de colocación o realización de un piercing o un tatuaje. Algo similar ocurre con los posibles riesgos de infección o cuidados posteriores que deben hacerse en casa, sólo se aportó información cuando fue requerida por los propios técnicos de CONSUMER EROSKI.

Pocos reparos se hallaron en la limpieza e higiene observadas durante la visita a estos diez locales: todas las zonas de trabajo y atención al público estaban debidamente separadas; todos los materiales ordenados, limpios y perfectamente guardados y ni rastro de suciedad en suelos y paredes. En los seis centros en los que se permitió que un técnico de la revista, siempre como supuesto cliente, viera in situ la colocación de un piercing o la realización de un tatuaje se observó que todos los profesionales llevaban guantes de látex de un solo uso, ropa adecuada y se lavaba las manos con frecuencia. Sin embargo, eran minoría los que llevaban colocada una mascarilla durante su trabajo.

Córdoba

Los centros de tatuajes y ‘piercing’ visitados en Córdoba logran una buena valoración en limpieza e higiene

La información al usuario es buena en el caso de los tatuajes y deficiente en las perforaciones corporales. En uno de los establecimientos cordobeses se halló el precio más barato del estudio en la colocación de un ‘piercing’, nueve euros

http://static.consumer.es/revista/imgs/20081001/mapa-cordoba.gif
En el caso de Córdoba, se visitaron ocho centros (siete centros específicos y uno de belleza y estética) donde se realizan piercings y tatuajes. La nota global, un ‘aceptable‘, supera la media nacional (un ‘regular’). Lo más destacable de estos centros es que, a diferencia de la mayor parte de los visitados en el resto de ciudades, la información que los dependientes ofrecen a los clientes interesados en tatuarse la piel es detallada y suficiente, de ahí que la nota alcanzada sea de ‘bien’, muy superior a la media nacional (un ‘mal’). También es buena la valoración del apartado de limpieza e higiene con un satisfactorio ‘bien’ (el índice medio nacional es de ‘bien’). Esta buena nota desciende, sin embargo, en la evaluación de la información facilitada a los clientes que desean hacerse un piercing (un ‘regular’).

En cuanto a los precios, colocarse un piercing (el más barato) en los centros cordobeses es siete euros más económico que la media del informe (23 euros frente a los 30 de la media global), diferencia que también se traslada a los tatuajes (el modelo solicitado fue un pequeño dibujo en blanco y negro): mientras que en Córdoba cuesta 56 euros, la media nacional es de 61 euros. Precisamente, en Córdoba, se encontró el precio más barato por una perforación corporal: 9 euros. La diferencia entre el coste máximo y mínimo alcanzaba los 26 euros.

La buena valoración general se resiente por la escasa información que facilitan a un cliente cuando éste está interesado en hacerse un piercing, a diferencia de la proporcionada sobre la colocación de un tatuaje, mucho más detallada. Los técnicos de la revista comprobaron que apenas había información expuesta sobre la cualificación del anillador y tatuador, titulaciones sanitarias, cuidados posteriores a la intervención y los riesgos o consecuencias de someterse a un proceso semejante. Pese a todo, todos los centros exhibían información sobre los productos utilizados y las recomendaciones higiénico-sanitarias. Además, los dependientes de los centros dedicados a tatuar la piel preguntaban en todos los casos sobre enfermedades o alergias y proporcionaban algunos consejos como no tomar alcohol o drogas dos días antes de hacerse el tatuaje. Estas explicaciones se hacían generalmente detalladamente, en ocasiones incluso, sin que los técnicos de CONSUMER EROSKI tuviesen que requerirlo.

Pocos reparos se hallaron en la limpieza e higiene durante la visita a estos ocho locales: todas las zonas de trabajo y atención al público estaban debidamente separadas; todos los materiales ordenados, limpios y perfectamente guardados y no se observó suciedad aparente en suelos y paredes. En los seis centros en los que se permitió que un técnico de la revista, siempre como supuesto cliente, viera in situ la colocación de un piercing o la realización de un tatuaje se observó que todos los profesionales utilizaban guantes de látex de un solo uso, se lavaba las manos cada vez que interrumpía la actividad y la camilla tenía una sábana de un solo uso. Sin embargo, en dos casos el tatuador o anillador no llevaba mascarilla y sólo uno llevaba la ropa adecuada.

Granada

Los centros de tatuajes y ‘piercing’ de Granada, entre los mejores del país

Junto con Valencia, la capital granadina es la única que obtiene un ‘bien’ en el estudio, debido a una muy buena limpieza e higiene de los centros analizados y por ofrecer a los clientes que desean tatuarse una información detallada

http://static.consumer.es/revista/imgs/20081001/mapa-granada.gif
En el caso de Granada, se visitaron ocho centros donde se realizan piercing y tatuajes (siete centros específicos y uno de belleza y estética). La ciudad andaluza es, junto con Valencia, la mejor valorada del estudio de
CONSUMER EROSKI, puesto que superó el examen de la revista con un ‘bien‘. La mejor valoración recae en el apartado de limpieza e higiene con un satisfactorio ‘muy bien’ (el índice medio nacional es de ‘bien’). Asimismo, la información que ofrecen a los clientes que desean tatuarse el cuerpo se consideró buena y detallada (se calificó con un ‘bien’), a diferencia del resto de ciudades que obtuvieron una media global de ‘mal’. Esta buena valoración desciende, sin embargo, en la evaluación de la información facilitada a aquellos que desean hacerse un piercing (‘aceptable’, en todo caso por encima de la media general, un ‘mal’).

Granada también es la ciudad con los precios más económicos del informe para tatuarse el cuerpo y colocarse un piercing. Las dos intervenciones (el piercing más económico de acero quirúrgico y el tatuaje de una pequeña letra china en blanco y negro) representan la mitad del coste que la media del estudio: en tatuajes, el cliente debe pagar una media de 31 euros, frente a los 61 euros del conjunto del informe; y en piercing, hay que abonar 16 euros frente a los 30 de la tasa media.

En materia de calidad, las buenas valoraciones se justifican en primer lugar por la buena información que se facilita a los clientes en los centros granadinos analizados. De hecho, los técnicos de la revista comprobaron que en seis de los ocho establecimientos visitados se exponían los cursos realizados por el profesional; y en cinco de ellos, se observaron recomendaciones higiénico-sanitarias y cuidados posteriores a la intervención. Además, en la mitad de ellos se exhibían las titulaciones sanitarias y otro tipo de información sanitaria, así como las explicaciones oportunas de cómo se realizan las intervenciones. Sin embargo, no había excesiva información sobre los peligros que conllevaban este tipo de procesos.

La información era más detallada para aquellos que querían tatuarse el cuerpo, puesto que los dependientes de los centros analizados preguntaban acerca de enfermedades y alergias, indicaban recomendaciones como no tomar alcohol o drogas dos días antes de hacerse el tatuaje, hacerse una prueba para saber si se es alérgico al pigmento o no someterse a la intervención en ayunas; y todo de una manera detallada.

Pocos reparos se hallaron en la limpieza e higiene observadas durante la visita a estos ocho locales: todas las zonas de trabajo y atención al público estaban debidamente separadas; todos los materiales ordenados, limpios y perfectamente guardados y ni rastro de suciedad en suelos y paredes.

Madrid

Los centros de tatuajes y ‘piercing’ visitados en Madrid destacan en limpieza e higiene, pero fallan en información al usuario

La valoración final ha mejorado respecto a un estudio similar realizado en 2004, pero de manera insuficiente (de un ‘muy mal’ a un ‘regular’)

http://static.consumer.es/revista/imgs/20081001/mapa-madrid.gif
En el caso de Madrid se visitaron doce centros donde se realizan piercing y tatuajes (ocho establecimientos específicos y cuatro de belleza y estética). La nota global, un insatisfactorio ‘regular’, es idéntico a la media de las 18 capitales analizadas. La principal causa de esta valoración se halla en las carencias registradas en la información que precisa el usuario en este tipo de intervenciones (‘mal’ en el caso de los piercing y un ‘regular’ para la atención prestada y la información dada para los tatuajes). Por el contrario, el apartado de limpieza e higiene de estos establecimientos ha merecido un ‘muy bien’ (mejorando la media nacional, ‘bien’).

En cuanto al desembolso económico, los centros estudiados en Madrid son, junto con los visitados en Granada, los que registran los precios medios más baratos. En ambos casos (un dibujo sencillo en blanco y negro y el piercing más económico de acero) se encuentran por debajo de la media del informe. Así, el piercing cuesta de media 24 euros (6 menos que el índice general), mientras que para un tatuaje, el desembolso medio es de 51 euros (la media nacional es de 61 euros).

En comparación con los resultados de un estudio similar realizado por
CONSUMER EROSKI en 2004, la situación de los centros de tatuaje y piercing visitados en Madrid ha mejorado sensiblemente. En aquel entonces, las peores valoraciones fueron para la información recibida por parte de los clientes, apartado que ha pasado del ‘muy mal’ al ‘mal’. Los avances más relevantes se reflejan en el apartado de limpieza e higiene, que de un rotundo ‘muy mal’ ha mejorado hasta un ‘muy bien’. En cuanto a la evolución de los precios, un piercing costaba en 2004 de media 17 euros (24 en la actualidad), mientras que el tatuaje rondaba los 48 euros de media (tres menos que ahora).

La nota obtenida en el informe de 2008 por los centros analizados en Madrid se debe en buena medida a la insuficiente información que facilitan a un cliente interesado en hacerse un piercing: menos de la mitad de centros visitados que hacían piercing disponían de recomendaciones higiénico sanitarias del local y sobre los cuidados posteriores a la realización de la perforación corporal. En tatuajes, más de lo mismo: tan sólo uno del total de establecimientos analizados disponía de carteles o folletos donde se explican los posibles peligros o riesgos que conlleva hacerse un dibujo permanente en la piel, en ningún centro preguntaron si el cliente tenía alguna enfermedad o alergias. No obstante, los responsables de 11 de los 12 establecimientos sí que se molestaron en detallar las curas que necesita un tatuaje.

En limpieza y mantenimiento de la zona de trabajo y resto de dependencias de estos establecimientos, el orden y la pulcritud fueron la norma general en todos los centros visitados. Además, disponían de armarios con utensilios de trabajo perfectamente limpios y cerrados, así como de materiales esterilizados con cada cliente. No todo fue perfecto: sólo los profesionales de un centro de todos los examinados portaban mascarilla y ropa adecuada para hacer su trabajo.

Málaga

Los centros de tatuajes y ‘piercing’ de Málaga fallan en información al usuario y su limpieza e higiene son mejorables


La valoración final ha mejorado respecto a un estudio similar realizado en 2004 (de un ‘muy mal’ a un ‘regular’), pero no se logra superar el examen de la revista

http://static.consumer.es/revista/imgs/20081001/mapa-malaga.gif
En el caso de Málaga se visitaron diez centros donde se realizan piercings y tatuajes (todos ellos dedicados en exclusiva a esta actividad). La nota global, un insatisfactorio ‘regular’, se halla en la media de las 18 capitales. Las razones de esta valoración son la insuficiente información que se ofrece al cliente interesado en este tipo de intervenciones y el mejorable estado de limpieza y mantenimiento de los establecimientos visitados. En cuanto a los precios medios, se hallan por debajo de la media de las 18 capitales del estudio.Así, hacerse un anillado o perforación corporal con el piercing más económico cuesta de media en Málaga 22 euros (8 menos que el índice general), mientras que para un tatuaje (una pequeña letra china en blanco y negro es la referencia), el gasto medio es de 55 euros, cuando la media nacional es de 61 euros.

Si se comparan estos datos con los resultados de un estudio similar realizado por CONSUMER EROSKI en 2004, la situación ha mejorado, pero de forma insuficiente. En aquel entonces, las peores valoraciones fueron para la información recibida por parte de los clientes, apartado que ha pasado del ‘muy mal’ al ‘mal’. Mayor ha sido el avance en limpieza e higiene de los espacios de trabajo y materiales empleados (de un ‘muy mal’ en 2004 al ‘aceptable’ actual). En precios, el del piercing no ha registrado cambios en estos cuatro años (22 euros), mientras que el del tatuaje ha pasado de 48 euros a 55.

La nota obtenida en el informe por los centros analizados en Málaga viene justificada por la insuficiente información que facilitan a un cliente cuando éste está interesado en hacerse un piercing: sólo en uno de los diez centros estudiados aparecía expuesta información sobre los cursos realizados por el profesional. Además, en la mayor parte de los establecimientos (9 de los 10), las explicaciones sobre la colocación del piercing, si hay que poner anestesia o el tiempo que se tarda se hicieron sin mucho detalle pese a la insistencia mostrada por los técnicos que se hicieron pasar por clientes. En cuanto a los tatuajes, más de lo mismo: ni rastro de información sobre titulaciones sanitarias ni las posibles consecuencias negativas que puede ocasionar un tatuaje si no se hace con unas mínimas garantías. Además, en ninguno de los centros realizaron una prueba previa de alergia al pigmento empleado en la piel, mientras que las explicaciones sobre la colocación de un tatuaje fueron escasas.

En limpieza y mantenimiento, estas dependencias, en líneas generales, se encuentran ordenadas y limpias, salvo en dos de los diez centros estudiados; en la misma proporción, los técnicos de la revista observaron materiales que no estaban guardados correctamente e incluso en uno de los establecimientos examinados, el piercing y el tatuaje se realizaban en una zona que no estaba ni aislada ni acondicionada para ello. Durante su visita, los técnicos solicitaron ver in situ la realización de un tatuaje o la colocación de un piercing, algo que lograron en seis de los diez locales analizados. Así, comprobaron como ninguno de los profesionales llevaba puesta una mascarilla o ropa adecuada para hacer su trabajo; aunque por el contrario, sí que usaban guantes de látex con cada cliente y seguían unas pautas de higiene.

Murcia

Los centros de tatuajes y ‘piercing’ de Murcia destacan en limpieza e higiene, pero fallan en información al usuario

La valoración global ha mejorado respecto a un estudio similar realizado en 2004 (de un ‘muy mal’ a un ‘regular’), pero de manera insuficiente

http://static.consumer.es/revista/imgs/20081001/mapa-murcia.gif
En el caso de Murcia se visitaron ocho centros donde se realizan piercing y tatuajes (todos ellos dedicados en exclusiva a esta actividad). La nota global, un insatisfactorio ‘regular’, ubica a los establecimientos murcianos en la media del informe de las 18 capitales. La razón de esta pobre valoración se halla en las carencias registradas en la información facilitada a las personas interesadas en estas intervenciones (un ‘mal’). Por el contrario, la limpieza e higiene de las instalaciones merece una valoración positiva (un ‘muy bien’). En cuanto a los precios, el desembolso por hacerse un piercing o un tatuaje en alguno de los ocho establecimientos murcianos visitados es mayor que la media del informe. Así, el coste medio del piercing más económico es de 37 euros (7 más que el índice medio del conjunto de las 18 ciudades del informe), mientras que el pago medio por un dibujo de pequeño tamaño permanente en la piel es 13 euros mayor que la media nacional (74 euros frente a 61).

Si se comparan estos datos con los resultados de un estudio similar realizado por CONSUMER EROSKI en 2004, se ha producido una evolución, aunque insuficiente. Hace cuatro años, las peores valoraciones fueron para la información recibida por parte de los clientes, apartado que ha pasado del ‘muy mal’ al ‘mal’. El mayor avance se ha dado en limpieza e higiene de los espacios de trabajo y materiales empleados (de un ‘muy mal’ en 2004 al ‘muy bien’ actual). Respecto a los precios, en 2004 un piercing costaba de media 40 euros, tres más que en 2008, y un tatuaje 67,5 euros, 6,5 euros menos que en la actualidad.

La nota obtenida en el informe por los centros analizados en Murcia viene justificada por la insuficiente información que facilitan a un cliente cuando éste está interesado en hacerse un piercing o un tatuaje: sólo tres de los ocho centros disponían de información sanitaria en sus locales, sólo dos contaban con carteles sobre los posibles peligros o riesgos derivados de un tatuaje o perforación corporal ejecutada en malas condiciones higiénicas, y sólo en dos se hallaron folletos donde informaban de los materiales empleados en dibujos y piercing. A ello se suma el hecho de que nadie preguntó a los técnicos que visitaron esos ocho establecimientos murcianos si tenían enfermedades o alergias; en uno de los centros ni siquiera se indicaron los cuidados básicos que requiere el dibujo una vez hecho. También fueron escasas las explicaciones sobre cómo se coloca un piercing, si se requiere anestesia o qué factores influyen en la colocación en un lugar u otro del cuerpo. De hecho, en uno de los centros incluso se llegó a recomendar un piercing de plástico (lo menos aconsejado cuando se hace una perforación corporal por primera vez).

En limpieza y mantenimiento, todos los centros estudiados mostraban un estado de limpieza y orden adecuado; todos los armarios estaban limpios y cerrados; los materiales desechables se eliminaban después de cada uso y las herramientas de trabajo (por ejemplo, pistola para hacer el agujero del piercing) se esterilizaban con cada cliente. Además de la inspección a las instalaciones, los técnicos de CONSUMER EROSKI solicitaron ver in situ la realización de un tatuaje o la colocación de un piercing, algo que lograron en seis de los ocho locales analizados. Así, comprobaron como en la mayoría de centros, los profesionales portaban una mascarilla y ropa adecuada para hacer su trabajo, usaban guantes de látex con cada cliente y seguían unas pautas de higiene.

Oviedo

Los centros de tatuajes y ‘piercing’ de Oviedo cuentan con una buena limpieza e higiene, pero fallan en información al usuario

La valoración final ha mejorado respecto a un estudio similar realizado en 2004 (de un ‘mal’ a un ‘regular’), pero siguen sin superar la prueba de CONSUMER EROSKI

http://static.consumer.es/revista/imgs/20081001/mapa-oviedo.gif
En el caso de Oviedo, se visitaron ocho centros donde se hacen piercing y tatuajes (cinco centros específicos y tres de belleza y estética). La nota global obtenida una vez realizado el examen exhaustivo al que CONSUMER EROSKI sometió a estas instalaciones no pasa de un insatisfactorio ‘regular’, en la media del estudio. La principal razón se encuentra en la deficiente información que se ofrece al usuario (un rotundo ‘mal’). Por el contrario, los centros visitados recibieron un ‘bien’ (como la media global) en limpieza e higiene. En cuanto a los precios, los establecimientos de la ciudad asturiana se hallan entre los más asequibles. Así, aunque el coste medio del piercing más económico se mantiene en la media nacional (27 euros frente a 30); en tatuajes (el modelo es una pequeña letra china en blanco y negro), el precio medio es diez euros inferior a la cifra media del informe (51 euros frente a los 61).

Si se comparan estos datos con un estudio similar realizado por
CONSUMER EROSKI hace cuatro años, la situación de los centros de tatuaje y piercing estudiados en Oviedo ha mejorado, pero de forma insuficiente. De una valoración de ‘mal’ se ha pasado a un ‘regular’, y todo ello sin escapar del suspenso. En 2004, las peores valoraciones fueron para la información recibida por parte de los clientes, un ‘muy mal’ que se ha transformado en ‘mal’. Los avances han sido más evidentes en materia de limpieza e higiene, que obtuvo una calificación de ‘aceptable’ en el anterior informe y en la actualidad ha obtenido un ‘bien’. Además, en ese intervalo de cuatro años, el coste medio de los tatuajes ha experimentado un incremento de casi 9 euros (de 42,3 euros a 51), mientras que el precio de un piercing ha descendido 4 euros (de 31 a 27 euros).

El suspenso final de los centros visitados en Oviedo tiene mucho que ver con la escasa información que facilitan a un cliente cuando éste está interesado en hacerse un piercing o un tatuaje: sólo en uno de los centros visitados se mostraban los cursos realizados por el profesional, sus titulaciones sanitarias, las recomendaciones higiénico-sanitarias del local y los cuidados posteriores a la intervención. En ninguno de los ocho locales se observó ni un solo cartel de los posibles peligros o consecuencias de esta actividad, ni exhibían los precios por la colocación de un piercing o por tatuarse el cuerpo. Además, en general, los dependientes de los locales facilitaron a los técnicos de la revista unas explicaciones muy imprecisas sobre las intervenciones.

La mejor parte del estudio de los establecimientos ovetenses se la lleva la referida a la limpieza e higiene observadas durante la visita a estos ocho locales: todas las zonas de trabajo y atención al público estaban debidamente separadas; todos los materiales ordenados, limpios y perfectamente guardados y no se encontró aparente suciedad en suelos y paredes. En los dos únicos centros en los que se permitió que un técnico de la revista, siempre como supuesto cliente, viera in situ la colocación de un piercing o la realización de un tatuaje se observó que todos los profesionales portaban mascarilla, ropa adecuada, guantes de látex de un solo uso y que se lavaba las manos con frecuencia.

Pamplona

Los centros de tatuajes y ‘piercing’ de Pamplona cuentan con una buena limpieza e higiene, pero fallan en información al usuario

La valoración final apenas ha mejorado respecto a un estudio similar realizado en 2004. Ha pasado de un ‘muy mal’ a un ‘regular’, en la media de las 18 capitales estudiadas

http://static.consumer.es/revista/imgs/20081001/mapa-pamplona.gif
En el caso de Pamplona, se visitaron ocho centros (todos ellos establecimientos específicos) donde se realizan piercing y tatuajes. La nota global obtenida una vez realizado el examen exhaustivo al que CONSUMER EROSKI sometió a estas instalaciones es un suspenso (un ‘regular’),eso sí, en la media de las 18 capitales. Aunque en el apartado de limpieza e higiene logran un ‘bien’ (el índice medio nacional es idéntico), la información facilitada al cliente fue insuficiente y recibió un rotundo ‘mal’, tanto en el caso de las perforaciones corporales como de tatuajes, de nuevo en la media de las 18 ciudades.

Por último, el apartado reservado a los precios logra un aprobado justo (‘aceptable’). Así, el coste medio de un piercing (el más económico) supera la media nacional (38 euros frente a 30), mientras que en tatuajes, por el contrario, el precio medio (por un dibujo sencillo y pequeño en blanco y negro) rebaja la cifra media del informe (58 euros frente a los 61). La horquilla de precios en los ocho centros pamploneses visitados va de los 45 euros a los 31 por una perforación corporal y de los 100 a los 40 euros para un tatuaje.

Si se establece la comparación con los resultados del anterior estudio realizado por CONSUMER EROSKI en 2004, la situación de los centros de tatuaje y piercing estudiados en Pamplona ha mejorado sensiblemente, ya que de una valoración de ‘muy mal’ ha pasado a un ‘regular’, aunque no logra el aprobado.

En información facilitada al cliente, se ha pasado de un ‘muy mal’ al ‘mal’. Por el contrario, la mejora en limpieza e higiene ha sido muy significativa. Del inapelable ‘mal’ de hace cuatro años se ha pasado a un ‘bien’. Además, en ese intervalo de cuatro años, el coste medio de los tatuajes apenas ha experimentado subida (de 55 euros en 2004 a los 58 actuales), mientras que, en el caso contrario, el precio de un piercing ha bajado 7 euros (de 45 a 38 euros que se paga de media en los centros navarros visitados).

La conclusión más clara que se extrae de los centros analizados en Pamplona responde a la escasa información que facilitan a un cliente cuando éste está interesado en hacerse un piercing o un tatuaje. Los establecimientos visitados en la capital navarra se encuentran entre los que peores notas han obtenido en este aspecto. Así, los técnicos de la revista comprobaron que apenas se contaba con información expuesta sobre recomendaciones higiénico-sanitarias del local y la zona de tatuajes, o sobre los cuidados posteriores que los propios clientes deben seguir de manera escrupulosa en sus casas (en uno de los centros ni siquiera se lo explicó el propio personal de la tienda, algo que sí se observó en el resto de centros visitados).

En ninguno de los ocho locales de Pamplona se observó ni un solo cartel con los materiales que se emplean para realizar esta decoración corporal o sobre los posibles peligros o consecuencias de esta actividad. Además, en la misma proporción ni se preguntó a los técnicos de la revista, supuestos clientes, si tenían alergias o enfermedades y tampoco se les comentó que no debían tomar alcohol/drogas dos días antes de realizar el tatuaje.

Una situación que se repite en el caso de los centros que hacen perforaciones corporales y que fueron examinados exhaustivamente por los técnicos de CONSUMER EROSKI. Lo único reseñable en el caso de las perforaciones es que todos los centros recomiendan un piercing de acero quirúrgico o titanio (lo más adecuado).

En limpieza e higiene, todas las zonas de trabajo y atención al público estaban debidamente separadas en todos los centros; todos los materiales ordenados, limpios y perfectamente guardados y ni rastro de suciedad en suelos y paredes (salvo un establecimiento que dejaba mucho que desear en este aspecto). En ningún centro de los visitados se permitió observar in situ la colocación de un piercing o la realización de un tatuaje, por lo que no se pudo comprobar si los profesionales llevaban mascarilla, guantes de látex de un solo uso, ropa adecuada, si la camilla estaba limpia o si se lavaban las manos con frecuencia antes, durante y después de su trabajo.

San Sebastián


Los centros de tatuajes y ‘piercing’ de San Sebastián destacan en limpieza e higiene, pero fallan en información al usuario

La valoración final ha mejorado respecto a un estudio similar realizado en 2004. De un ‘muy mal’ se ha pasado a un ‘aceptable’

http://static.consumer.es/revista/imgs/20081001/mapa-donosti.gif
En el caso de San Sebastián, se visitaron ocho centros (seis centros específicos y dos de belleza y estética) donde se realizan piercings y tatuajes. La nota global, un ‘aceptable’, supera la media nacional (un ‘regular’). De esta manera, los centros visitados en la capital guipuzcoana se colocan, aunque con una nota bastante mejorable, entre los centros de seis ciudades que han conseguido aprobar este estudio (junto con Bilbao, Córdoba, Granada, Valencia y Valladolid). La mejor valoración que merecen estos centros recae en el apartado de limpieza e higiene con un satisfactorio ‘muy bien’ (el índice medio nacional es de ‘bien’). Esta buena valoración desciende, sin embargo, en la evaluación de la información facilitada a los clientes (‘regular’ tanto en el caso de piercing como de tatuajes).

En cuanto a los precios, el coste medio de un piercing (el más sencillo) en estos establecimientos supera la media nacional (37 euros frente a 30), mientras que en tatuajes, el precio va de los 80 euros del más caro a los 50 euros del más barato. Con todo, el coste medio de los tatuajes (el de un dibujo pequeño en blanco y negro) en los centros donostiarras analizados en el informe se mantiene como la media nacional, en 61 euros.

Si se comparan estos resultados con los de un estudio similar realizado por
CONSUMER EROSKI en 2004, la situación de los centros de tatuaje y piercing estudiados en San Sebastián ha mejorado notablemente. En 2004, también se valoró de forma muy negativa la información ofrecida a los clientes, apartado que ha pasado del ‘muy mal’ al ‘regular’. Sin embargo, el cambio ha sido más que notable en materia de limpieza e higiene: de un ‘muy mal’ pasó a un ‘muy bien’. Por su parte, mientras que el precio medio de un piercing este año se mantiene similar al de hace cuatro años (apenas un euro de diferencia), el coste medio de los tatuajes se ha incrementado (de 52 euros en 2004 a los 61 de la actualidad).

Las razones del suspenso en información al cliente son varias: los técnicos de la revista comprobaron que apenas había información expuesta sobre titulaciones sanitarias de los profesionales (tan sólo se vio en tres de los ocho establecimientos visitados), sobre las recomendaciones higiénico-sanitarias (únicamente uno de los ocho), sobre los cuidados posteriores a la realización de la intervención (en cinco de los ocho no se vio) o posibles riesgos o peligros que conlleva esta práctica (sólo se observó en uno). Pese a todo, sí que se encontró abundante documentación sobre la cualificación del tatuador o el anillador. Además, en más de la mitad de los casos no se recibió una respuesta muy detallada cuando se preguntó los factores que influyen sobre la colocación de un piercing en un lugar u otro del cuerpo. Es más, incluso en un establecimiento se negaron a contestar cuando se quiso saber qué riesgos conllevaba colocarse un piercing. A ello hay que añadir que en ninguno de los centros, el dependiente preguntó al técnico si sufría alergias, problemas de cicatrización o algún tipo de enfermedad.

Pocos reparos se hallaron en la limpieza e higiene observadas durante la visita a estos ocho locales: todas las zonas de trabajo y atención al público estaban debidamente separadas y generaban sensación de intimidad; todos los materiales estaban ordenados, limpios y guardados, y no había suciedad en suelos y paredes. En el único centro en el que se permitió que un técnico de la revista, siempre como supuesto cliente, viera in situ la colocación de un piercing o la realización de un tatuaje se observó que todos los profesionales llevaban guantes de látex de un solo uso y se lavaba las manos con frecuencia, aunque no portaban ropa adecuada ni mascarilla.

Sevilla

Los centros de tatuajes y ‘piercing’ de Sevilla destacan en limpieza e higiene, pero fallan en información al usuario

El coste medio de un ‘piercing’ sencillo es de 34 euros, y el de un pequeño tatuaje, 67 euros, ambos ligeramente por encima de la media del informe

http://static.consumer.es/revista/imgs/20081001/mapa-sevilla.gif
En el caso de Sevilla, se visitaron diez centros donde se hacen piercing y tatuajes (nueve centros específicos y uno de belleza y estética). La nota global del examen exhaustivo al que CONSUMER EROSKI sometió a estas instalaciones se halla, con un insatisfactorio ‘regular’, en la media de las 18 capitales. Esta pobre valoración viene dada por las carencias en la información facilitada a los clientes, evaluada con un rotundo ‘mal’. Por el contrario, el también crucial apartado de limpieza e higiene recibió un satisfactorio ‘muy bien’ (el índice medio nacional es de ‘bien’).

En cuanto a los precios, los centros sevillanos se encuentran casi en la media del informe. Así, el coste medio del piercing más económico supera en cuatro euros la media (34 euros frente a los 30 del índice medio), mientras que en tatuajes (el modelo es un pequeño dibujo de una letra china en blanco y negro), el precio medio también eleva la cifra media del informe en seis euros (67 euros frente a los 61).

Las razones de los malos resultados de los centros visitados en Sevilla sobre la información al usuario son varias: cuatro de los diez establecimientos estudiados no exponían información sobre recomendaciones higiénico-sanitarias. Sólo en dos establecimientos se exhibían datos explicativos sobre los productos utilizados durante las intervenciones, los riesgos aparejados, cómo se ejecutan y cuáles son los cuidados posteriores.

Además, ninguno de los centros exponía los precios y las explicaciones de los dependientes sobre dichas intervenciones eran escasas. De hecho, en uno de los establecimientos se negaron a proporcionar este tipo de información a pesar de que los técnicos de la revista se lo requirieron. A ello se suma el hecho de que sólo en uno de los centros visitados se aconsejó no tomar alcohol o drogas dos días antes de hacerse el tatuaje y se indicó la conveniencia de comer algo antes de someterse a la intervención.

Mejor parados salen los establecimientos visitados en Sevilla en limpieza e higiene: todas las zonas de trabajo y atención al público estaban debidamente separadas; todos los materiales ordenados, limpios y perfectamente guardados y ni rastro de suciedad en suelos y paredes. En los ocho centros en los que se permitió que un técnico de la revista, siempre como cliente ficticio, viera in situ la colocación de un piercing o la realización de un tatuaje se observó que en la mitad los profesionales no llevaban mascarilla, y en dos no se lavaban las manos con frecuencia. Además, en ninguno de los casos el tatuador o anillador vestía la ropa adecuada, aunque sí utilizaban guantes de látex de un solo uso.

Valencia

Los centros de tatuajes y ‘piercing’ de Valencia, entre los mejores del país


Sobresalen en limpieza e higiene, apartado en el que logran un ‘muy bien’. La valoración global ha mejorado notablemente respecto a un estudio similar realizado en 2004 (de un ‘muy mal’ a un ‘bien’)

http://static.consumer.es/revista/imgs/20081001/mapa-valencia.gif
En el caso de Valencia, se visitaron diez centros donde se realizan piercing y tatuajes, todos ellos establecimientos dedicados en exclusiva a esta actividad. La capital valenciana es, junto con Granada, la mejor valorada del estudio de CONSUMER EROSKI, puesto que superó el examen de la revista con un ‘bien‘. La mejor valoración corresponde al apartado de limpieza e higiene con un satisfactorio ‘muy bien’ (el índice medio nacional es de ‘bien’). Además, la información que ofrecen a los clientes que desean colocarse un piercing se consideró buena y detallada (se calificó con un ‘bien’), a diferencia del resto de ciudades que obtuvieron una media global de ‘mal’. Esta buena valoración no es tan positiva, sin embargo, en la evaluación de la información facilitada a aquellos que desean tatuarse (‘aceptable’, en cualquier caso, mejor que la media, un ‘mal’).

En cuanto a los precios, colocarse un piercing sencillo en Valencia es ocho euros más caro que la media (38 euros frente a los 30 de la media del estudio); y tatuarse el cuerpo con un dibujo sencillo en blanco y negro y de pequeño tamaño supone un desembolso similar al coste medio del informe (62 euros frente a 61 del índice medio), aunque se han registrado grandes diferencias (entre 45 y 100 euros).

Si se comparan los resultados de un estudio similar realizado por
CONSUMER EROSKI en 2004, la situación de los centros de tatuaje y piercing estudiados en Valencia ha mejorado notablemente (de un ‘muy mal’ pasaron a ser calificadas con un ‘bien’ en la nota final). Hace cuatro años, la peor valoración recayó en la información ofrecida a los clientes, apartado que ha variado sobremanera (de un ‘muy mal’ se ha pasado a un ‘bien’). Los avances han sido especialmente evidentes en materia de limpieza e higiene, puesto que de un ‘muy mal’ ha pasado a un ‘muy bien’. Y en precios, mientras que el precio medio de un piercing apenas ha variado en cuatro años (de 32 euros en 2004 subió a los 38 actuales), el coste medio de los tatuajes han experimentado un incremento mucho más importante: 47 euros en 2004 frente a los 62 de la actualidad.

Las buenas valoraciones actuales se justifican en primer lugar por la buena información que se facilita a los clientes en los centros valencianos analizados. De hecho, los técnicos de la revista comprobaron que en siete de los diez establecimientos visitados se exponían los cursos realizados por el profesional, en seis de ellos también se vieron sus titulaciones sanitarias, y en la mitad se explicaban los cuidados que debían llevarse a cabo después de la intervención. Sin embargo, hay que añadir que sólo en dos se vieron recomendaciones higiénico-sanitarias del local y en ninguno se exhibía información sobre cómo se realizan los tatuajes o los piercing. La información era más detallada para aquellos que querían colocarse un piercing en algún lugar del cuerpo: los dependientes de los centros analizados recomendaron en su mayoría ponerse un adorno de titanio (uno de los materiales aconsejados por los expertos), en ocho de cada diez centros exponían los precios a la vista del cliente, y en todos los casos las explicaciones sobre la colocación del piercing fueron detalladas y correctas.

Pocos reparos se hallaron en la limpieza e higiene observadas durante la visita a estos diez locales: todas las zonas de trabajo y atención al público estaban debidamente separadas; todos los materiales ordenados, limpios y perfectamente guardados y ni rastro de suciedad en suelos y paredes. En los tres centros valencianos donde se permitió la entrada de los técnicos de la revista como supuestos clientes a la zona de trabajo para ver in situ la colocación de un piercing o la realización de un tatuaje, se comprobó que en todos los casos el tatuador o anillador llevaba mascarilla, ropa adecuada y guantes de látex de un solo uso.

Valladolid

Los centros de tatuajes y ‘piercing’ de Valladolid aprueban en limpieza e higiene, pero fallan en información al usuario

Los precios medios de una perforación corporal (‘piercing’) sencilla y un pequeño tatuaje (26 y 56 euros) se hallan por debajo de la media del estudio

http://static.consumer.es/revista/imgs/20081001/mapa-valladolid.gif
En el caso de Valladolid, se visitaron ocho centros (seis centros específicos y dos de belleza y estética) donde se realizan piercings y tatuajes. La nota global, un ‘aceptable’, mejora la media de las 18 capitales, que se queda en un deficiente ‘regular’. La limpieza e higiene de estos centros recibe un ‘bien’ (en la media del informe). Sin embargo, la información facilitada a los clientes no pasa de un mediocre ‘regular’, aunque se sitúa por encima de la media del informe, un rotundo ‘mal’.

En cuanto a los precios, las cantidades medias se hallan entre las más económicas del estudio. Para realizar una perforación corporal sencilla en alguno de estos centros incluidos en el informe, se debe desembolsar, de media, 26 euros (cuatro menos que en el índice global). En el caso de un tatuaje pequeño en blanco y negro, el coste medio asciende a 56 euros cuando la media del informe se sitúa en los 61 euros.

Las razones en las que se basa el suspenso en información facilitada al cliente son varias: sólo uno de los centros disponía de información sanitaria, en la misma proporción encontraron recomendaciones sobre los posibles peligros o consecuencias de tatuajes o perforaciones corporales, mientras que en siete no pudo verse cartel alguno con los productos o materiales que se emplean en este trabajo.

Sin embargo, en seis de los ocho establecimientos examinados por
CONSUMER EROSKI, sus responsables advirtieron de que no era aconsejable tomar drogas o alcohol dos días antes de realizar el dibujo (de las mejores ciudades del estudio en este sentido). En idéntica proporción explicaron con detalle cómo se hacía el tatuaje. Por su parte, los anilladores de todos los centros vallisoletanos visitados recomendaron acero inoxidable o quirúrgico (los más aconsejables) para el piercing.

Una vez realizado el exhaustivo análisis de CONSUMER EROSKI, la mejor nota obtenida por estos ocho centros de Valladolid se refiere al apartado de limpieza y mantenimiento de la zona de trabajo y resto de dependencias de estos establecimientos (un ‘bien’, igual que la media nacional del resto de ciudades del informe). Merece la pena destacar de un modo positivo que una amplia mayoría de los locales estudiados se encontraban en buenas o muy buenas condiciones de orden y limpieza (sólo uno de los establecimientos se hallaba algo desordenado); las salas especialmente reservadas para la realización de un anillado corporal o un tatuaje eran lo suficientemente amplias y cómodas para trabajar y todos los materiales empleados se desechan tras un solo uso.

Respecto a los profesionales, ninguno de los que los técnicos de la revista pudieron observar realizando su trabajo llevaba puesta una mascarilla o ropa adecuada, aunque por otro lado sí que empleaban guantes de látex con cada cliente y se lavan las manos frecuentemente (antes y después de comenzar su labor, así como cada vez que ésta se interrumpía).

Vitoria

Los centros de tatuajes y ‘piercing’ de Vitoria destacan en limpieza e higiene, pero fallan en información al cliente

Los precios medios se hallan entre los más caros del estudio. La valoración final apenas ha mejorado respecto a un estudio similar realizado en 2004. No alcanza el aprobado, aunque ha pasado de un ‘mal’ a un ‘regular’

http://static.consumer.es/revista/imgs/20081001/mapa-vitoria.gif
En el caso de Vitoria, se visitaron seis centros (cuatro centros específicos y dos de belleza y estética) donde se realizan piercing y tatuajes en la capital alavesa. La nota global obtenida una vez realizado el examen exhaustivo al que CONSUMER EROSKI sometió a estas instalaciones se mantiene con un ‘regular’ en la media nacional. De esta manera, Vitoria se coloca, con este suspenso, entre la mayoría de los establecimientos de las 18 ciudades que no han conseguido aprobar este estudio planteado por la revista. Sin duda, la mejor nota que merecen estos centros es para el apartado de limpieza e higiene con un satisfactorio ‘muy bien’ (el índice medio nacional es de ‘bien’). Esta buena valoración desciende, sin embargo, en la información facilitada a los clientes (‘regular’ tanto en el caso de las perforaciones corporales como de tatuajes). Por último, el apartado reservado a los precios suspende con un ‘mal’, ya que la ciudad se encuentra entre las más caras en este sentido. Así, el coste medio de un piercing (el más económico) supera con creces la media nacional (46 euros frente a 30), mientras que en tatuajes (un dibujo pequeño y sencillo en blanco y negro), el precio medio también eleva la cifra media del informe (74 euros frente a los 61).

Si se comparan los resultados de un estudio similar realizado por
CONSUMER EROSKI hace cuatro años, la situación de los centros de tatuaje y piercing estudiados en Vitoria ha mejorado, aunque no lo suficiente, ya que los apartados referidos a la información y los precios fueron los que registraron peores notas, algo que apenas ha cambiado en el informe actual. Los establecimientos visitados siguen sin alcanzar el aprobado (de un ‘mal’ se ha pasado a un ‘regular’). No obstante, la evolución en limpieza e higiene ha sido notable (de ‘regular’ en 2004 a ‘muy bien’ en 2008). En ese intervalo de cuatro años, el coste medio de los tatuajes ha experimentado un importante incremento de casi 16 euros (de 59 euros en 2004 a los 74 de la actualidad), mientras que el precio de un piercing ha subido 7 euros (de 39 a 46 euros).

Las razones en las que se basa el suspenso en información al cliente son varias: los técnicos de la revista comprobaron que apenas se exponía información sobre recomendaciones higiénico-sanitarias del local y la zona de tatuajes, titulaciones sanitarias, materiales empleados para la realización del dibujo o cuidados posteriores que los propios clientes deben seguir escrupulosamente en sus casas. Lo más llamativo y grave en este sentido es que en ninguno de los seis locales se observó ni un solo cartel de los posibles peligros o consecuencias de esta actividad. Una situación que se repite en el caso de los centros que hacen perforaciones corporales examinados por los técnicos de CONSUMER EROSKI.

En cuanto a limpieza e higiene, todas las zonas de trabajo y atención al público estaban debidamente separadas; todos los materiales ordenados, limpios y almacenados, y ni rastro de suciedad en suelos y paredes. En los pocos centros en los que se permitió que un técnico de la revista, siempre como supuesto cliente, viera in situ la colocación de un piercing o la realización de un tatuaje se comprobó que más de la mitad de los profesionales utilizaban mascarilla, guantes de látex de un solo uso, ropa adecuada y se lavaban las manos con frecuencia.

Zaragoza


Los centros de tatuajes y ‘piercing’ de Zaragoza suspenden en limpieza e higiene y la información al usuario es deficiente

Los precios medios, 28 euros por un piercing de acero quirúrgico y 54 euros por un tatuaje de pequeño tamaño, se hallan por debajo de la media de las 18 capitales

http://static.consumer.es/revista/imgs/20081001/mapa-zaragoza.gif
En el caso de Zaragoza, se visitaron diez centros (nueve establecimientos específicos y uno de belleza y estética) donde se realizan piercings y tatuajes. La valoración global es una de las peores del estudio: un suspenso rotundo (un ‘mal’, inferior a la media del estudio, un ‘regular’) motivado por las mejorables condiciones de limpieza e higiene (un ‘regular’) y la deficiente información al usuario (un ‘mal’).

La única valoración positiva que merecen estos centros fue a parar a los precios, un ‘bien’, que mejora la media del informe (‘aceptable’), debido a que los costes en líneas generales eran más baratos que la media nacional. Así, hacerse un piercing (el más económico) en alguno de los centros estudiados en Zaragoza cuesta de media casi 28 euros, mientras que el índice medio del resto de ciudades del informe es de 30 euros. Para un tatuaje (un dibujo sencillo y pequeño en blanco y negro), el desembolso medio es de 54 euros, 6 euros menos que el coste medio de las 18 ciudades.

Las razones del suspenso en información al cliente son varias: en ninguno de los diez establecimientos visitados se observaron carteles o folletos con recomendaciones higiénico-sanitarias o con explicaciones sobre los posibles peligros o consecuencias de hacerse esta decoración corporal. Además, en nueve de los diez centros no aparecía información sobre materiales o productos empleados en el trabajo. A ello se suma el hecho de que sólo en uno de los establecimientos se indicó al supuesto cliente que era aconsejable no tomar alcohol o drogas dos días antes de hacerse un tatuaje o se le preguntó si padecía alergias o enfermedades.

Los profesionales de los centros analizados en Zaragoza tampoco se extendieron en explicaciones sobre el proceso de colocación de un piercing o realización de un tatuaje, incluso después de que los propios técnicos insistieran en ello, así como sobre los posteriores cuidados que los clientes deben seguir en casa para la correcta cicatrización de los dibujos o perforaciones corporales.

Aunque el apartado de limpieza y mantenimiento de la zona de trabajo y del resto de dependencias de estos establecimientos consiguen una mejor valoración, tampoco logran el aprobado. Así, en tres de los diez centros se hallaron materiales, productos y útiles de trabajo desordenados o fuera de lugar; en uno de los establecimientos se observaron armarios con algo de suciedad y en la misma proporción, el técnico comprobó que se realizaba un tatuaje en una zona no aislada para ello. En los casos en los que a los técnicos se les permitió ver cómo se realizaba un tatuaje o un piercing in situ, ninguno de los profesionales utilizaba mascarilla, más de la mitad no usaban ropa adecuada, todos llevaban guantes de látex de un solo uso, una de las camillas empleadas se encontraba algo sucia y deteriorada y más de la mitad de los tatuadores o anilladores no se lavaba las manos ni antes, ni después ni cada vez que interrumpían su trabajo.