Analizada la accesibilidad en tres edificios públicos (ayuntamiento, hospital y estación de tren) de 18 ciudades

Las ciudades avanzan en accesibilidad para discapacitados físicos pero olvidan a ciegos y sordos

La escasez de información en braille y la falta de intérpretes profesionales de lengua de signos son las trabas más evidentes para los discapacitados auditivos y visuales
1 marzo de 2011
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Las ciudades avanzan en accesibilidad para discapacitados físicos pero olvidan a ciegos y sordos

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Accesibles para cualquiera. Así deberían ser las ciudades, pero no siempre lo son. Lo sufren en primera persona quienes tienen algún tipo de discapacidad (cerca de 3,9 millones de personas en nuestro país). Se han ido eliminando multitud de barreras arquitectónicas intentando alcanzar la accesibilidad universal, aunque todavía queda mucho por hacer. Así lo ha comprobado EROSKI CONSUMER en una investigación realizada sobre la accesibilidad de las instituciones públicas de 18 ciudades de todo el país para las personas que se mueven en silla de ruedas y las que tienen una discapacidad auditiva y visual. Los técnicos de EROSKI CONSUMER, que han contado con valiosa colaboración de numerosas organizaciones de usuarios con discapacidad, acompañados de una persona en silla de ruedas, otra invidente y otra sorda visitaron en el mes de febrero tres edificios públicos en cada una de estas ciudades: A Coruña, Alicante, Barcelona, Bilbao, Cádiz, Córdoba, Granada, Madrid, Málaga, Murcia, Oviedo, Pamplona, San Sebastián, Sevilla, Valencia, Valladolid, Vitoria y Zaragoza. La visita consistía en comprobar el nivel de accesibilidad de un edificio municipal, las consultas externas de un hospital y una estación de tren de la siguiente forma: primero se realizaba un pequeño recorrido de cinco minutos hasta el inmueble comprobando si este itinerario era accesible y después se entraba en el edificio y se analizaba la entrada y las instalaciones interiores, aseos incluidos.

La valoración global es de un ajustado aprobado: 13 capitales de las 18 estudiadas se quedan en esa nota y solo Córdoba, Málaga y Valladolid aprueban el examen con un holgado ‘bien’. Alicante y San Sebastián lo suspenden con un ‘regular’. La conclusión más evidente del informe es que, en los últimos años, las ciudades se han esforzado más por adaptarse a las necesidades de las personas en silla de ruedas (la nota media de las 18 ciudades es un ‘bien’) que en las que requieren los discapacitados visuales (nota media ‘aceptable’) y, particularmente, la personas con discapacidad auditiva (valoración media ‘regular’). En la prueba relativa a las personas en silla de ruedas, ninguna de las 18 ciudades de la muestra suspende el examen propuesto por la revista.

Los invidentes lo tienen peor que quienes se desplazan por la ciudad en silla de ruedas, ya que se encuentran con más dificultades para llevar una vida normal y hacer las gestiones oportunas en estos tres edificios, tal y como lo ratifica la nota media de ‘aceptable’. Especialmente debido a la falta de información en braille y elementos sonoros que ayuden a la orientación de estas personas. En este caso, los suspensos entre las ciudades analizadas son numerosos.

Alicante y San Sebastián
suspenden
el examen de accesibilidad

Las personas con discapacidad auditiva son las que peor lo tienen por la falta de medidas de accesibilidad. La nota media es un suspenso (‘regular’). Sin embargo, hay excepciones: la mejor ciudad es Málaga (‘muy bien’), ejemplo de accesibilidad para personas sordas.

Edificios municipales, ¿para todos?

Los ayuntamientos son, sobre el papel, las instituciones más cercanas al ciudadano. Sin embargo, la realidad es otra.

En primer lugar, el acceso a los ayuntamientos no es tan sencillo como parece. Durante el recorrido de 5 minutos hacia el edificio público, las personas con discapacidad motriz hallaron dificultades para circular porque la acera no tenía una anchura de paso libre de obstáculos (ocurrió en A Coruña y en algunas ocasiones en Alicante, Córdoba, Murcia y Sevilla). Además, el mobiliario urbano y los vehículos mal aparcados impedían el paso en las ciudades gallega, alicantina, cordobesa, pamplonesa y sevillana. También los discapacitados visuales tuvieron que sortearlos en Córdoba, Málaga, Oviedo, Pamplona, Sevilla, Valladolid y Vitoria, así como prestar especial atención al pavimento, inestable en las capitales coruñesa, bilbaína, cordobesa, sevillana y vitoriana.

Atravesar la calzada también supone un peligro. En las ocasiones en las que se encontró un paso de peatones, no siempre había un semáforo acústico para las personas ciegas (ocurrió en en A Coruña, Cádiz, Málaga, Murcia, Pamplona y San Sebastián). En este sentido, para las personas con discapacidad auditiva, en muy pocas ciudades se observó un sistema que señalase los segundos que faltaban para que se pusiese en rojo (solo en Bilbao, Córdoba, Granada, Málaga y Vitoria), ni un aviso acústico para las personas con problemas de visión (en Barcelona, Sevilla, Valencia, Vitoria y Zaragoza ninguno de los semáforos observados contaba con este sistema).

Para entrar en los consistorios, es recomendable que la puerta sea automática (solo lo era en ocho ciudades), transparente o con zonas acristaladas para que los discapacitados auditivos puedan ver lo que hay al otro lado (no se observó en A Coruña, Granada ni Zaragoza) y que la entrada esté al mismo nivel que la calle (en el recorrido con la persona en silla de ruedas no lo estaba en la mitad de las ciudades analizadas).

Una vez dentro del edificio, en la mayoría de las ocasiones (excepto en Vitoria) la distribución del edificio permitía la movilidad de una persona en silla de ruedas y el interior se encontraba libre de obstáculos, algo fundamental para un discapacitado visual. Sin embargo, la persona ciega necesita guiarse por el edificio, pero ninguno de los visitados tenía franjas de dirección de diferente color y textura ni tampoco las puertas, paredes y suelos eran de un color contrastado para personas con visión reducida (esto último solo se cumplía en A Coruña, Bilbao, Cádiz, Granada, Málaga y Murcia).

Al solicitar información sobre cómo empadronarse, la persona que más dificultades tuvo fue en todas las ciudades el discapacitado auditivo. Fundamentalmente por la falta de intérpretes profesionales de lengua de signos: solo lo ofrecían en A Coruña, Cádiz, Córdoba, Málaga y Valladolid (en Granada el personal administrativo ni siquiera sabía si existía o no). En la mayoría de los casos, la persona con problemas auditivos tuvo que comunicarse con gestos o de manera escrita. Los discapacitados físicos también tuvieron problemas: los mostradores eran demasiado altos en Alicante, Bilbao, Cádiz, Murcia, Oviedo, Sevilla y Valencia. Por su parte, las personas con discapacidad visual también tienen problemas para acceder a la información, ya que el braille no es un lenguaje fácil de ver en las administraciones públicas. Los aseos son asimismo un espacio imprescindible en cualquier edificio y se debe permitir el acceso y el uso a cualquier ciudadano, sin embargo, en A Coruña, Murcia, Sevilla y Vitoria no había. Y en el resto se echaron de menos señalizaciones universales de accesibilidad, anchura adecuada de la puerta para personas en silla de ruedas, barras de apoyo en el inodoro, letreros en braille para las personas ciegas y sistemas visuales para que las personas sordas sepan si están ocupados o no.

Hospital, no siempre sanos y salvos

Es fundamental que todos los ciudadanos puedan acceder, sin problemas, a este tipo de instalaciones. No obstante, todavía hay algunas barreras importantes para los tres tipos de discapacidad. En primer lugar, se ha de destacar que durante el recorrido se encontraron algunos peligros en A Coruña, Murcia, Oviedo, San Sebastián, Sevilla y Zaragoza para las personas ciegas, debido en gran parte a que el pavimento no era estable (baches pronunciados, hundimientos de calzada, trozos de tierra suelta, baldosas que sobresalían, bordillos demasiado altos) y tampoco antideslizante.

Durante el recorrido hacia el edificio hospitalario hubo que atravesar la calzada varias veces. Para el discapacitado visual es imprescindible que exista un medio acústico que avise de que cruza una calzada con tráfico, sin embargo, entre las ciudades donde el paso de peatones tenía semáforo, éste solo disponía de aviso acústico en Alicante, Bilbao, Córdoba, Granada, Madrid, Oviedo y Valladolid. Por su parte, las personas con problemas auditivos necesitan que toda la información que les rodea sea visual, pero entre los semáforos que se encontraron durante los 18 recorridos, únicamente en Córdoba se señalaban los segundos que faltaban para que se pusiese en rojo.

Para acceder al hospital, la puerta era giratoria solo en Bilbao y en Valladolid, aunque en ambos casos había un acceso con puertas manuales. Durante los recorridos con la persona con discapacidad motriz se observó que la entrada no estaba al mismo nivel de la calle en 13 de las 18 ciudades analizadas; es más, en diez había escalones, eso sí, salvados por rampas no mecánicas y ascensores. Dentro del hospital, solo en Vitoria determinadas zonas dificultaban la movilidad. Asimismo, el discapacitado visual únicamente encontró bandas o guías de dirección de diferente color y textura que le ayudaran en Bilbao y Vitoria. Además, solo en Granada se encontraron obstáculos en el interior del edificio que complicaban el recorrido de las personas con problemas de visión, aunque en todos los casos el pavimento era estable.

Para pedir información, las personas en sillas de ruedas se acercaron a los mostradores de atención al paciente, pero especialmente en Bilbao, Granada y Oviedo no había ninguno a una altura adecuada. Las personas que más problemas tuvieron a la hora de comunicarse fueron los discapacitados auditivos: solo en Málaga se informó de la existencia de un servicio de intérprete profesional de lengua de signos, aunque no se ofrecía al instante. Esto obligó a que la persona se comunicara de manera escrita y por gestos, aunque se dificultaba sobremanera la comunicación. De hecho, el trato no fue correcto en Barcelona, Cádiz, Córdoba, Pamplona, San Sebastián, Sevilla y Valencia, básicamente por las dificultades a la hora de facilitar la información.

Por su parte, las personas ciegas también tienen problemas para acceder a la información que existe en un edificio público, ya que en líneas generales la gran mayoría de carteles, folletos e impresos no están traducidos al braille.

Por último, los aseos adaptados de los hospitales están señalizados en su mayoría con el símbolo internacional de accesibilidad y la puerta de entrada permite la entrada de una silla de ruedas. Sin embargo, en el interior se encontraron algunas carencias reseñables: faltaban sistemas visuales para indicar si el baño estaba ocupado o libre y los grifos no disponían de un sistema automático que se accionase cuando se ponían las manos bajo él (útil para los discapacitados visuales y los físicos).

Estación: un viaje de obstáculos

En el caso de la accesibilidad para personas invidentes, lo más llamativo es que en cerca de la mitad de las ciudades estudiadas (Alicante, Cádiz, Granada, Málaga, Oviedo, San Sebastián, Vitoria y Zaragoza) se encontraran obstáculos o peligros en el entorno inmediato de la estación de ferrocarril: mobiliario urbano mal colocado (columnas, árboles, farolas), pavimento en mal estado…

Para las personas con discapacidad física todas las estaciones disponían de un servicio de ayuda y acompañamiento (denominado Atendo promovido por Renfe), además de que la distribución interior del edificio permitía la movilidad sin problemas, tal y como se pudo observar en las 18 estaciones de trenes analizadas. Sin embargo, se encontraron algunos obstáculos a la hora de dirigirse a los andenes (en Granada y San Sebastián) y a los mostradores de atención al público (Alicante, Córdoba, Pamplona, Valencia, Valladolid y Zaragoza). Igual de negativo resulta el hecho de que en siete de las 18 ciudades, los mostradores de información y compra de billetes se encuentran demasiado altos para una persona en silla de ruedas; es el caso de A Coruña, Bilbao, Granada, Vitoria, Murcia, Oviedo y Valencia.

Prácticamente la mayoría de estaciones no disponen de señales acústicas de información o de ubicación para ayudar a los invidentes. Tampoco las puertas, paredes y suelos están pintadas de un color contrastado entre ellos para que una persona con visión reducida pueda distinguirlos. Los bordes de los andenes de las estaciones de tren de Alicante, Pamplona, Valencia y algunos de Valladolid no tienen bandas de seguridad sobre el pavimento. Además, en más de la mitad de las estaciones de tren visitadas (localizadas en A Coruña, Alicante, Barcelona, Córdoba, Málaga, Murcia, Oviedo, Pamplona, Valladolid y Zaragoza) las máquinas electrónicas de compra de billetes no tenían las instrucciones en braille o relieve. Aun así, la atención demostrada por el personal de la estación hacia la persona invidente fue satisfactoria en todos los casos salvo en San Sebastián, Madrid, Zaragoza y Alicante donde la persona del mostrador de información se dirigía en todo momento al técnico que acompañaba al invidente en lugar de a este que era el que le había solicitado información.

Por su parte, el mayor problema para una persona con discapacidad auditiva reside en la falta de dispositivos visuales para alertar a los usuarios en caso de emergencia (solo se vieron en las instalaciones de A Coruña, Bilbao, Málaga, Murcia, Sevilla y Valencia). Pero, el mayor obstáculo para comunicarse sigue siendo la falta de un intérprete profesional de lengua de signos: solo contaban con este servicio las estaciones de Barcelona, Madrid, Valladolid, Córdoba, Oviedo, Pamplona y Málaga. Sin embargo, en más de la mitad de ocasiones, la atención demostrada por el personal de información hacia esa persona con discapacidad auditiva era buena.

Para finalizar la visita, se comprobó la accesibilidad de los aseos de la estación. Hay pocos aspectos negativos para los discapacitados físicos. En todas las ciudades los baños visitados estaban señalizados con el símbolo internacional de accesibilidad en la puerta. El acceso era lo suficientemente ancho como para que pudiera entrar cómodamente una persona en silla de ruedas. Sin embargo, en los aseos visitados en A Coruña, Bilbao y Zaragoza, su interior no era lo suficientemente espacioso. Además, el aseo de la estación gallega no tenía barra de apoyo.

Asimismo, si las puertas de entrada a los lavabos no se encuentran pintadas en colores llamativos o bien señalizados en braille, difícilmente pueden ser localizados por una persona invidente o con visión reducida, y esto opcurría en los aseos de A Coruña, Barcelona, Córdoba, Madrid, Málaga, Murcia, Oviedo, Pamplona, Sevilla, Valladolid y Zaragoza. Además, solo en tres ocasiones (Córdoba, Murcia y Sevilla) los baños contaban con un sistema visual que indicara si estaba libre y ocupado, necesario para los no oyentes.

Lo mejor y lo peor de cada ciudad, y tablas comparativas

A CORUÑA: ‘aceptable’

  • Lo mejor:La accesibilidad para personas con discapacidad física (con una nota de ‘bien’): mostradores de atención al público del Ayuntamiento con altura adecuada, aseos del hospital adaptados y plazas de aparcamiento reservadas para personas con discapacidad motriz en la estación.
  • Lo peor: La accesibilidad para invidentes (suspende el examen de la revista): no se emiten señales acústicas de información y/o ubicación en el interior de la estación de tren, la botonera del ascensor usado en el hospital no

ALICANTE: ‘regular’

  • Lo mejor: La accesibilidad para personas en silla de ruedas: hay rampas no mecánicas para acceder a la estación de tren y al hospital y todos los aseos del Ayuntamiento visitados están adaptados.
  • Lo peor: La adaptabilidad de estos espacios para personas sordas o invidentes (‘regular’): no hay bandas de dirección en ninguno de los tres edificios para personas con problemas de visión y tampoco se vieron dispositivos visuales de emergencia para las personas con discapacidad auditiva.

BARCELONA: ‘aceptable’

  • Lo mejor: La accesibilidad demostrada para personas en silla de ruedas es la mejor de todo el estudio (‘muy bien’).
  • Lo peor: Los problemas para personas con discapacidad visual en los tres edificios son numerosos, de ahí el suspenso otorgado a este capítulo (‘regular’). Además, los semáforos encontrados de camino al Ayuntamiento no emitían sonido acústico y la botonera del ascensor empleado en el hospital no estaba en braille o relieve.

BILBAO: ‘aceptable’

  • Lo mejor: No destaca por su accesibilidad pero si se encontró alguna que otra medida positiva. En el trayecto hacia el Ayuntamiento, los cruces estaban señalizados con semáforo, las puertas de los aseos visitados del hospital tenían una anchura apta para las sillas de ruedas y todo el interior de la estación de tren se encontraba libre de obstáculos.
  • Lo peor: La accesibilidad para discapacitados auditivos (‘regular’): no hay servicio de intérprete profesional de lengua de signos en la estación de tren, en la sala de espera del hospital no se vio un dispositivo visual para avisar al paciente y tampoco en los baños del Ayuntamiento.

CÁDIZ: ‘aceptable’

  • Lo mejor: Las medidas tomadas para adaptar estos espacios para personas invidentes (‘bien’): la entrada al hospital está al mismo nivel que el suelo, el pavimento hasta llegar al Ayuntamiento no entraña peligro alguno y la puerta de entrada a la estación de tren es automática.
  • Lo peor: Las carencias de la accesibilidad para personas en silla de ruedas y con problemas de audición (‘aceptable’): mostradores no aptos y ausencia de intérprete profesional en lengua de signos en la estación de tren.

CÓRDOBA: ‘bien’

  • Lo mejor: La accesibilidad para los discapacitados físicos, auditivos y visuales (‘bien’): la estación de ferrocarril dispone de servicio de intérprete de lengua de signos, se han habilitado rampas no mecánicas para salvar las escaleras de entrada al Ayuntamiento y los pictogramas para distinguir los aseos del hospital se encuentran en braille o relieve y con un color contrastado.
  • Lo peor: Pese a la buena nota, hay fallos: los aseos del Ayuntamiento no disponen de un dispositivo visual para que una persona sorda sepa si están libres u ocupados; tampoco se observaron bandas o guías de dirección en el suelo del hospital (para facilitar las personas invidentes).

GRANADA: ‘aceptable’

  • Lo mejor: La accesibilidad para los discapacitados físicos (‘bien’): hay plazas de aparcamiento reservadas para ellos en los alrededores del hospital y que los mostradores de atención al público en la estación de tren tienen la altura considerable.
  • Lo peor: La falta de intérprete de lengua de signos en la estación de tren de Granada y que en el Ayuntamiento no se viera un dispositivo de emergencia que fuese visual.

MADRID: ‘aceptable’

  • Lo mejor: La accesibilidad para las personas en sillas de ruedas (‘bien’): todo el trayecto hacia la estación de tren tiene pavimento antideslizante, plazas de aparcamiento reservadas para discapacitados en los alrededores del Ayuntamiento y todos los aseos analizados en el hospital estén adaptados.
  • Lo peor: La adaptabilidad para personas con problemas auditivos (‘regular’): no hay dispositivo visual para alertar en caso de emergencia en la estación de tren y tampoco un servicio profesional de intérprete de lengua de signos ni en el edificio municipal ni en las consultas externas.

MÁLAGA: ‘bien’

  • Lo mejor: La accesibilidad para personas con problemas auditivos es la mejor de todo el informe (‘muy bien’), debido en parte a que en los tres edificios públicos se ofrece un servicio profesional de intérprete de lengua de signos.
  • Lo peor: Fallos encontrados en la adaptabilidad para personas con problemas visuales (‘aceptable’): el entorno inmediato de los aseos del Ayuntamiento están poco adaptados para personas invidentes, el interior de la estación de tren no está libre de obstáculos y la entrada al hospital no se encuentra al mismo nivel.

MURCIA: ‘aceptable’

  • Lo mejor: La accesibilidad destinada a las personas con discapacidad motriz (‘bien’): había plazas reservadas para discapacitados físicos cercanas a los tres edificios, las puertas de entrada eran automáticas y los aseos estaban correctamente señalizados y adaptados (excepto en el Ayuntamiento donde no había).
  • Lo peor: La accesibilidad para personas con discapacidades sensoriales (calificadas con un ‘aceptable’): falta de bandas de dirección en el interior de los tres edificios y no ofrecer un servicio de lenguaje de signos en ninguno de los tres edificios.

OVIEDO: ‘aceptable’

  • Lo mejor: El servicio de intérprete de lenguaje de signos que ofrecen al instante a través de vídeo llamada en la estación de tren, la buena accesibilidad de las entradas al Ayuntamiento y al hospital y la adaptación del interior de los tres edificios (libre de obstáculos).
  • Lo peor: Carencias para las personas en silla de ruedas: los mostradores de atención al público en los tres edificios no estaban a una altura adecuada y para los discapacitados sensoriales no había guías de dirección en el suelo.

PAMPLONA: ‘aceptable’

  • Lo mejor: La accesibilidad destinada a los discapacitados motrices (‘bien’): los tres edificios tenían una distribución que permitía la movilidad sin problemas, en todos los aseos visitados la puerta tenía una anchura adecuada para una silla de ruedas y contaban con una barra de apoyo situada cerca del inodoro.
  • Lo peor: La accesibilidad para los discapacitados auditivos (‘regular’): solo se halló un servicio de intérprete de lenguaje de signos en la estación de tren (aunque este no se ofrecía al instante) y en la sala de espera del hospital no había un dispositivo visual para anunciar al paciente que debe entrar en la consulta.

SAN SEBASTIÁN: ‘regular’

  • Lo mejor: La adaptabilidad para personas con discapacidad motriz (‘bien’): los mostradores de los tres edificios públicos visitados estaban a una altura adecuada y la distribución del edificio permitía la movilidad sin problemas.
  • Lo peor: La accesibilidad de estos tres edificios para ciegos y para sordos (‘regular’): falta de carteles traducidos al braille, en especial en las máquinas para coger turno en el Ayuntamiento y para comprar billetes en la estación de tren.

SEVILLA: ‘aceptable’

  • Lo mejor: La accesibilidad para los discapacitados físicos en los tres edificios públicos (‘bien’): los accesos visitados estaban adaptados en los tres casos y la distribución del edificio permitía una movilidad sin problemas (a excepción, de algunas zonas del Ayuntamiento).
  • Lo peor: La accesibilidad para discapacitados visuales (‘regular’): no se observaron guías de dirección con una textura y color diferentes para la persona ciega en los tres edificios, la información en braille era insuficiente y los pictogramas de los aseos tampoco estaban traducidos.

VALENCIA: ‘aceptable’

  • Lo mejor: Los tres edificios estaban adaptados para personas con discapacidad motriz (‘bien’): los accesos estaban adaptados con rampas no mecánicas, las puertas eran automáticas en el hospital y en el Ayuntamiento y en la estación de tren la máquina expendedora se encontraba a una altura adecuada.
  • Lo peor: Los discapacitados auditivos son los que más dificultades tienen en los edificios públicos valencianos, (con una nota de ‘regular’). El problema de comunicación es el más importante: ninguno de los edificios ofrece un servicio de intérprete de lengua de signos.

VALLADOLID: ‘bien’

  • Lo mejor: El nivel de accesibilidad en los tres edificios para personas sordas y con problemas motrices (‘bien): el Ayuntamiento y la estación de tren ofrecen intérprete profesional de lenguaje de signos y los mostradores de atención al público están en los tres edificios a una altura adecuada para la silla de ruedas.
  • Lo peor: Las medidas para las personas con discapacidad visual: en los aseos los pictogramas no estaban traducidos al braille, tampoco había bandas de dirección para que se pudiesen orientar en el interior de los edificios.

VITORIA: ‘aceptable’

  • Lo mejor:Las medidas para los discapacitados motrices y visuales (‘bien’): la entrada está al mismo nivel que la calle en la estación de tren y en el Ayuntamiento, en los tres edificios la puerta es automática y el interior está libre de obstáculos (excepto en la estación de tren).
  • Lo peor:El nivel de accesibilidad para discapacitados auditivos (‘regular’): en ninguno de los edificios se ofrecía un intérprete de lengua de signos con los problemas de comunicación que ello causa.

ZARAGOZA: ‘aceptable’

  • Lo mejor: La accesibilidad para las personas con discapacidad motriz (‘bien’): las entradas a los tres edificios estaban adaptados y había mostradores de atención al públicos a la altura adecuada.
  • Lo peor: La incompleta accesibilidad para las personas con discapacidades sensoriales (‘aceptable’): no se observaron guías de dirección en el suelo de diferente color y textura ni tampoco se emiten señales acústicas de información para que las personas ciegas puedan orientarse dentro del edificio y la ausencia de intérprete de lengua de signos en los tres edificios.

18 ciudades una a una

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A Coruña

Analizada la accesibilidad de un edificio municipal, un hospital público y una estación de tren de 18 capitales españolas, entre ellas A Coruña

A Coruña, adaptada para personas en silla de ruedas, pero no para sordos y ciegos

La adaptabilidad para personas invidentes concentra las carencias más significativas

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En el caso de A Coruña, se contó con la colaboración, desinteresada, de tres asociaciones: la Federación de Asociaciones de Retinosis Pigmentaria (FARPE), la Plataforma Representativa Estatal de Discapacitados Físicos (Predif) y la Federación de Asociacions de Persoas Xordas de Galicia (FAXPG). Asimismo, los lugares analizados fueron el edificio principal del Ayuntamiento, la zona de consultas externas del Hospital A Coruña y la estación de tren.

La capital gallega se sitúa en la media del resto de capitales en lo que a la accesibilidad se refiere; pero la nota final otorgada (‘aceptable’) da buena cuenta de la necesidad de incrementar los esfuerzos en este sentido. Por tipo de discapacidad, las personas en silla de ruedas son las que disponen de más facilidades (‘bien’), sin embargo, no puede decirse lo mismo de la accesibilidad para personas sordas (‘aceptable’) e invidentes (suspende el examen de la revista con un ‘regular’).

Carencias en la accesibilidad para invidentes en el Ayuntamiento

La primera de las visitas tenía como destino el Ayuntamiento de la ciudad gallega; el técnico, acompañado de las tres personas discapacitadas (una por visita), se dirigió al edificio principal del Consistorio para que la persona discapacitada solicitara el certificado de empadronamiento. De esta manera, se comprobaría cómo era la atención del personal hacia ese usuario con discapacidad. Como valoraciones generales, las notas se repartieron de la siguiente manera: medidas para facilitar la accesibilidad de personas con discapacidad física (‘bien’), auditiva (‘aceptable’) y visual (‘regular’).

En el trayecto de cinco minutos hasta el edificio municipal, se encontraron ciertas deficiencias: la anchura de algunas aceras no era suficiente para el paso de una silla de ruedas y el pavimento era poco estable en algunas zonas (un riesgo para personas invidentes). Una vez en la entrada, lo más llamativo es que la puerta de acceso es manual, lo que puede llegar a ser un inconveniente para personas en silla de ruedas o con visión reducida (en este caso se encontraba abierta).

Ya en el interior, destacan como aspectos positivos el hecho de que hay mostradores de atención al público a una altura adecuada para una persona en silla de ruedas, que existe un servicio profesional de intérprete en lengua de signos (se trata de un servicio de vídeo interpretación a través de video-llamada) y que el interior del edificio está libre de obstáculos (esencial para un usuario invidente). Sin embargo, los fallos en materia de accesibilidad también están presentes en este espacio coruñés: no hay aseos a disposición del usuario, el cambio de turno para acceder al mostrador no se indica con ningún sistema sonoro (con los problemas que esto puede ocasionar a una persona ciega) y no existen folletos informativos en la lengua de signos.

Hospital, buena accesibilidad para discapacitados físicos

La siguiente visita se hizo a la zona de consultas externas de un hospital público coruñés. Allí, la mejor valoración recayó en la accesibilidad para personas en silla de ruedas (‘bien’), aunque no puede decirse lo mismo de las herramientas vistas para facilitar la vida a personas invidentes o con problemas auditivos (suspenso en ambos casos). Fiel reflejo de estas notas tan bajas es el hecho de que no hubiese servicio de intérprete profesional para pacientes sordos, no se vieran bandas o guías de dirección en el suelo para ubicar a personas invidentes ni tampoco botones en braille en el ascensor usado en la zona de consultas externas.

Sin embargo, no todo iban a ser malas noticias para la accesibilidad de este espacio, ya que lo más satisfactorio de la visita se resume en que no hay coches mal aparcados en los alrededores, la puerta de acceso es acristalada (esencial para una persona sorda) y automática, y tanto la máquina para coger turno como los mostradores de atención al usuario se encuentran a una altura correcta para una persona en silla de ruedas.

La accesibilidad de la estación de tren, aceptable

En los dos ejemplos anteriores queda reflejado cómo las personas en silla de ruedas tenían más facilidades y comodidades a la hora de desplazarse por los dos edificios públicos anteriores; sin embargo, las carencias en materia de accesibilidad en la estación de tren se reparten a partes iguales entre discapacitados físicos, auditivos y visuales (un ‘aceptable’ en todos los capítulos). Basta detenerse en los siguientes ejemplos: el mobiliario urbano suponía un obstáculo para una persona con discapacidad visual, las máquinas electrónicas de venta de billetes carecen de instrucciones en braille, los mostradores de atención al público se encuentran algo altos para una persona en silla de ruedas, faltan barras de apoyo abatibles junto a los inodoros de los aseos visitados y no se ofrece servicio profesional de intérprete de lengua de signos.

Alicante

Analizada la accesibilidad de un edificio municipal, un hospital público y una estación de tren de 18 capitales españolas, entre ellas Alicante

Alicante está adaptada para personas en silla de ruedas, pero no para invidentes y sordos

Aun así, el nivel medio de accesibilidad para los tres tipos de discapacidad es de ‘regular’, el único suspenso, junto con San Sebastián, de todo el estudio

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En el caso de Alicante, se contó con la colaboración, desinteresada, de tres asociaciones: ONCE Alicante, la Confederación Coordinadora Estatal de Minusválidos Físicos en España (COCEMFE de Alicante) y la Federación de Personas Sordas de la Comunidad Valenciana (FESORD CV). Los lugares analizados fueron una oficina municipal, ubicada en la calle Rafael Terol y donde se puede solicitar el certificado de empadronamiento; la zona de consultas externas del Hospital General de Alicante y la estación de tren de la avenida Salamanca.

La capital alicantina es la única, junto con San Sebastián, que suspende el examen de accesibilidad propuesto por EROSKI CONSUMER (obtiene un ‘regular’) y se sitúa así por debajo de la media del resto de capitales (‘aceptable’). Por tipo de discapacidad, las personas en silla de ruedas son las que disponen de más facilidades (los tres edificios se valoran con un ‘bien’ de media). Sin embargo, no puede decirse lo mismo de la accesibilidad para invidentes y personas con problemas auditivos, puesto que la ciudad suspende ambos exámenes con un ‘regular’.

Carencias para invidentes y sordos en el Ayuntamiento

La primera de las visitas tenía como destino un edificio municipal de Alicante. El técnico, acompañado de las tres personas discapacitadas (una por visita), se dirigió allí para que la persona discapacitada solicitara un certificado de empadronamiento. De esta manera, se comprobaría cómo era la atención del personal hacia ese usuario con discapacidad. Como valoraciones generales, las notas se repartieron de la siguiente manera: medidas para facilitar la accesibilidad de persona con discapacidad física (‘bien’), auditiva y visual (‘regular’ en ambos capítulos).

En el trayecto de cinco minutos hasta el edificio municipal, tanto el técnico como las tres personas que le acompañaron durante la visita encontraron alguna que otra deficiencia, como por ejemplo que el mobiliario urbano (alcantarillas, árboles o jardineras) suponían un obstáculo en algunas ocasiones, los semáforos que se observaron no disponían de una pantalla en la que se indicasen los segundos que faltaban para que el semáforo se pusiera rojo y en ocasiones, los pasos de peatones no estaban señalizados con pavimento táctil. Una vez en la entrada del edificio, lo más positivo es que aunque había escalones para entrar al interior, la persona con problemas motrices tenía como sistema alternativo rampas no mecánicas. Además, las puertas eran transparentes o tenían zonas acristaladas para ver lo que había al otro lado (recomendable para las personas sordas).

Como apuntes negativos, en el interior del edificio donde el técnico y su colaborador pidieron un certificado de empadronamiento no se vieron bandas o guías de dirección para ayudar a las personas invidentes a orientarse en el edificio, no se ofrecía un servicio de intérprete profesional de lengua de signos para que la persona sorda se pudiese comunicar y en los aseos visitados no había un sistema visual que indicara si el baño está ocupado o libre.

Hospital, bien para las personas con discapacidad motriz

La siguiente visita se hizo a la zona de consultas externas del Hospital General de Alicante, y las notas otorgadas en este sentido fueron similares a las de la oficina de empadronamiento. La mejor valoración recayó en la accesibilidad para personas con discapacidad motriz (‘bien’), aunque no puede decirse lo mismo de los aspectos observados para facilitar la vida de invidentes y sordos (en ambos casos valorados con un ‘regular’). Fiel reflejo de estas dos últimas notas tan bajas es el hecho de que no existiese un servicio de intérprete profesional de lengua de signos (lo hay en muy contadas ocasiones si se acerca un voluntario o estudiante en prácticas) y de que tampoco hubiese guías o bandas de dirección para que las personas invidentes pudiesen orientarse, o al menos señales acústicas de información o ubicación. Además, en las salas de espera no se vio un dispositivo visual para anunciar al paciente con problemas auditivos que debía entrar en la consulta.

Sin embargo, no todo iban a ser malas noticias para la accesibilidad de este espacio: lo más satisfactorio de la visita se resume en que los ascensores utilizados disponían de botonera en braille o en relieve, sus botones eran suficientemente grandes y contaban con un dispositivo acústico que indicaba el sentido de desplazamiento, el nivel de la parada y la apertura y cierre de puertas. Además, en los aseos visitados había un hueco en la parte superior de la puerta del baño para que los discapacitados auditivos supieran si estaba libre u ocupado.

La accesibilidad de la estación de tren, ‘regular’ para invidentes

La estación de tren alicantina suspende con un ‘regular’ en la accesibilidad para invidentes. Los aspectos que justifican esta nota, entre otros, son que no hay bandas o guías de dirección ni tampoco señales acústicas de información o ubicación, parte del mobiliario sobresale y suponen un peligro para los usuarios ciegos (por ejemplo, un televisor indicativo de los horarios de los trenes), el pavimento resbala en algunas zonas y el edificio no está libre de obstáculos.

La valoración final tampoco es satisfactoria en el caso de las personas con problemas auditivos (un ‘aceptable’). Y es que entre las carencias se encuentra el hecho de que no hay un servicio de intérprete profesional de lengua de signos y que los aseos visitados no tuviesen un sistema que indicase si estaban libres u ocupados. No obstante, la valoración del nivel de accesibilidad del edificio para personas con discapacidad motriz es de un ‘bien’: los aseos analizados se encontraban correctamente adaptados (señalizados, la puerta tenía la anchura adecuada, una silla podía moverse con facilidad en el interior y había una barra de apoyo junto al inodoro), los mostradores y las máquinas expendedoras de billetes se encontraban a una altura adecuada y el paso de un andén a otro era accesible.

Barcelona

Analizada la accesibilidad de un edificio municipal, un hospital público y una estación de tren de 18 capitales españolas, entre ellas Barcelona

Barcelona adaptada para personas en silla de ruedas, pero no para sordos y ciegos

La adaptabilidad para los discapacitados físicos es la mejor de todo el informe

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En el caso de Barcelona, se contó con la colaboración, desinteresada, de tres asociaciones: la Asociación Discapacidad Visual de Cataluña, la Federación Nacional ASPAYM (Asociación de Lesionados Medulares y Grandes Discapacitados Físicos) y la Federación de Persones Sordes de Catalunya (FESOCA). Los lugares analizados fueron la Oficina Ciudadana Sants Montjuic (sita en la calle Creu Roberta) donde se puede solicitar el certificado de empadronamiento, la zona de consultas del hospital Vall D’Hebrón y la estación de tren de Sants.

La ciudad condal se sitúa en la media del resto de capitales en lo que a la accesibilidad se refiere; pero la nota final otorgada (‘aceptable’) da buena cuenta de la necesidad de incrementar los esfuerzos en este sentido. Por tipo de discapacidad, las personas en silla de ruedas son las que disponen de más facilidades (‘muy bien’, la mejor nota de todo el estudio en este apartado), aunque no puede decirse lo mismo de la accesibilidad para personas sordas (‘aceptable’) e invidentes (la ciudad suspende el examen de la revista con un ‘regular’).

Carencias para invidentes y sordos en el Ayuntamiento

La primera de las visitas tenía como destino una oficina municipal de Barcelona; así, el técnico, acompañado de las tres personas discapacitadas (una por visita), se dirigió a este edificio para que la persona discapacitada solicitara un certificado de empadronamiento. De esta manera, se comprobaría cómo era la atención del personal hacia ese usuario con discapacidad. Como valoraciones generales, las notas se repartieron de la siguiente manera: medidas para facilitar la accesibilidad de personas con discapacidad física (‘muy bien’), auditiva y visual (‘regular’ en ambos capítulos).

En el trayecto de cinco minutos hacia el edificio municipal, tanto el técnico como las tres personas que le acompañaron durante la visita encontraron alguna que otra deficiencia, como por ejemplo que los semáforos con los que se encontraron no indicaban en una pantalla los segundos que faltaban para que cambiase a rojo o que las obras que se encontraron durante el trayecto supusiesen un obstáculo y no tuviesen señalización sonora. Una vez en la entrada del edificio, lo más significativo y positivo es que la puerta de acceso es automática y no había escalones para entrar al interior; pero, sin embargo, no se localizaron en las inmediaciones plazas de aparcamiento en superficie reservadas para personas discapacitadas.

Más aspectos negativos, esta vez en el interior del edificio donde el técnico y su colaborador pidieron un certificado de empadronamiento. Faltan barras de apoyo a modo de asidero en el aseo visitado, no existe servicio profesional de intérprete de lengua de signos y no se vieron bandas o guías de dirección en el suelo de este espacio.

Hospital, bien para las personas en silla de ruedas

La siguiente visita se hizo a la zona de consultas externas del hospital público Vall D’Hebrón, y las notas otorgadas en este sentido fueron más bajas que en el caso de la oficina de empadronamiento. Así, la mejor valoración recayó en la accesibilidad para personas en silla de ruedas (‘bien’), aunque no puede decirse lo mismo de las herramientas vistas para facilitar la vida de personas sordas (‘aceptable’) o con problemas de visión (suspenso). Fiel reflejo de estas dos últimas notas tan bajas es el hecho de que no existiese un servicio de intérprete profesional de lengua de signos, no se viera un dispositivo visual para alertar en caso de emergencia, el pavimento no fuera antideslizante en el interior y que el ascensor usado en este edificio no tuviera los botones de los pisos en relieve ni contara con aviso acústico (llegada a cada piso y cierre y apertura de puertas).

Sin embargo, no todo iban a ser malas noticias para la accesibilidad de este espacio, ya que lo más satisfactorio de la visita se resume en que hay plazas de aparcamiento en superficie reservadas a personas con algún tipo de discapacidad, los mostradores de atención al público se encuentran a una altura correcta y todos los aseos visitados se encuentran convenientemente adaptados.

La accesibilidad de la estación de tren, la mejor de todo el estudio para discapacitados físicos

La estación de tren de Sants en Barcelona se convierte en la mejor adaptada de todo el estudio para las personas con problemas de movilidad. Y esto es gracias a que la entrada está al mismo nivel que la calle, la puerta de acceso es automática, se puede acceder a los diferentes espacios (cafetería, zona de ocio, aseos?) sin encontrar obstáculos y los aseos visitados estaban adaptados.

Sin embargo, la nota no es tan destacable ni satisfactoria en los otros dos casos de discapacidad (un ‘aceptable’ en ambos apartados). Y es que las carencias localizadas son más que evidentes: no se vieron dispositivos visuales que avisen de incidencias o posibles retrasos de los trenes, tampoco folletos informativos en lengua de signos (aunque se ofrece servicio profesional de intérprete a través de video-llamada), las puertas de los aseos vistos no cuentan con apertura de seguridad, hay carteles que sobresalen y pueden suponer un peligro para personas invidentes o máquinas electrónicas de venta de billetes sin instrucciones en braille.

Bilbao

Analizada la accesibilidad de un edificio municipal, un hospital público y una estación de tren de 18 capitales españolas, entre ellas Bilbao

Bilbao está más adaptada para personas en silla de ruedas e invidentes que para sordos

Aun así, el nivel de accesibilidad de los tres edificios no supera el ajustado ‘aceptable’

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En el caso de Bilbao, se contó con la colaboración, desinteresada, de tres asociaciones: la Asociación Alavesa de Personas con Baja Visión (Itxaropena), la Federación de Personas con Discapacidad Física y/u Orgánica de Bizkaia (FEKOOR) y la Federación Vasca de Asociaciones de Personas Sordas (Euskal Gorrak). Los lugares analizados fueron el edificio municipal ubicado en la plaza Venezuela, donde se puede solicitar el certificado de empadronamiento; la zona de consultas externas del hospital de Cruces y la estación de tren de Abando.

La capital vizcaína se sitúa en la media del resto de capitales en lo que a la accesibilidad se refiere; pero la nota final otorgada (‘aceptable’) da buena cuenta de la necesidad de incrementar los esfuerzos en este sentido. Por tipo de discapacidad, las personas en silla de ruedas e invidentes son las que disponen de algunas facilidades más, aunque no las suficientes: el nivel de accesibilidad de los tres edificios se valora con un ajustado ‘aceptable’ en ambos casos. Sin embargo, no puede decirse lo mismo de la accesibilidad para personas sordas, puesto que la ciudad suspende el examen de la revista con un ‘regular’.

Carencias para invidentes y sordos en el Ayuntamiento

La primera de las visitas tenía como destino un edificio municipal de Bilbao. Así, el técnico, acompañado de las tres personas discapacitadas (una por visita), se dirigió a este edificio para que la persona discapacitada solicitara un certificado de empadronamiento. De esta manera, se comprobaría cómo era la atención del personal hacia ese usuario. Como valoraciones generales, las notas se repartieron de la siguiente manera: medidas para facilitar la accesibilidad de persona con discapacidad física (‘bien’), auditiva y visual (‘regular’ en ambos capítulos).

En el trayecto de cinco minutos hacia el edificio municipal, tanto el técnico como las tres personas que le acompañaron (una por visita) encontraron alguna que otra deficiencia, como por ejemplo que el pavimento era inestable en algunas ocasiones y que se encontraron algunas pequeñas obras no señalizadas de forma sonora para la persona invidente. Una vez en la entrada del edificio, lo más significativo y positivo es que no había escalones para entrar al interior (y cuando los había, se podían utilizar rampas no mecánicas) y que las puertas eran transparentes o con zonas acristaladas para ver lo que había al otro lado (recomendable para las personas sordas); pero no se observaron en las inmediaciones plazas de aparcamiento en superficie reservadas para personas discapacitadas.

Más aspectos negativos, esta vez en el interior del edificio donde el técnico y su colaborador pidieron un certificado de empadronamiento. Los aseos visitados no se encontraban correctamente señalizados con el símbolo internacional de accesibilidad, los mostradores no estaban a una altura adecuada, no se ofrecía un servicio de intérprete profesional de lengua de signos para que la persona sorda se pudiese comunicar y no se vieron bandas o guías de dirección en el suelo para que el invidente se orientase.

Hospital, bien para las personas invidentes

La siguiente visita se hizo a la zona de consultas externas del hospital público de Cruces, y las notas otorgadas en este sentido fueron similares a las de la oficina de empadronamiento. Así, la mejor valoración recayó en la accesibilidad para personas invidentes (‘bien’), aunque no puede decirse lo mismo de los aspectos observados para facilitar la vida de personas en silla de ruedas (‘aceptable’) o con problemas auditivos (‘regular’). Fiel reflejo de estas dos últimas notas tan bajas es el hecho de que no existiese un servicio de intérprete profesional de lengua de signos y los mostradores no se encontraban a una altura adecuada para una persona en silla de ruedas. Asimismo, la puerta de entrada era giratoria, aunque disponía de un sistema automático que permitía pararla o bien había dos puertas manuales (de emergencia) situadas a los lados de la puerta giratoria que solo se podían abrir por dentro.

Sin embargo, no todo iban a ser aspectos negativos: lo más satisfactorio de la visita se resume en que había bandas o guías de dirección (aunque la persona invidente colaboradora apenas las percibía), las puertas, paredes y suelos son de color contrastado, no había escalones para acceder al edificio y las dimensiones de las estancias permitían la movilidad sin problemas a una persona en silla de ruedas.

La accesibilidad de la estación de tren, ‘regular’ para discapacitados auditivos

La estación de tren de Abando en Bilbao obtiene un ‘bien’ en cuanto a nivel de accesibilidad para invidentes. Los aspectos que justifican esta nota son que se avisa de los horarios, llegadas y salidas a través de un sistema sonoro (aunque la acústica de la estación dificultaba su comprensión), el interior del edificio está libre de obstáculos (ya que el mobiliario se encuentra pegado a la pared), el pavimento es estable y hay ascensores que salvan las escaleras no mecánicas y mecánicas del interior.

Sin embargo, la nota no es tan satisfactoria en los otros dos casos de discapacidad (un ‘aceptable’ para personas con problemas motrices y un ‘regular’ para personas con problemas auditivos). Y es que las carencias localizadas son más que evidentes: los mostradores de atención al público no están a una altura adecuada, el interior del baño no es lo suficientemente amplio como para que una persona en silla de ruedas se pueda mover, no hay servicio de intérprete profesional de lengua de signos y en los aseos no hay un sistema visual para indicar si están libres u ocupados.

Cádiz

Analizada la accesibilidad de un edificio municipal, un hospital público y una estación de tren de 18 capitales españolas, entre ellas Cádiz

Cádiz, adaptada para personas invidentes, pero no para sordos o discapacitados físicos

Sólo en el Ayuntamiento se ofrece un servicio de intérprete de lengua de signos

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En el caso de Cádiz, se contó con la colaboración, desinteresada, de tres asociaciones: la Federación Gaditana de Personas con Discapacidad Física (FEGADI), la Asociación de Personas Sordas de Cádiz (ASORCA) y ONCE-Cádiz. Los lugares analizados fueron el edificio principal del Ayuntamiento gaditano, la zona de consultas externas del hospital universitario Puerta del Mar y la estación de tren.

La ciudad andaluza se sitúa en la media del resto de capitales en lo que a la accesibilidad se refiere; pero la nota final otorgada (‘aceptable’) da buena cuenta de la necesidad de incrementar los esfuerzos en este sentido. Por tipo de discapacidad, las personas invidentes son las que disponen de más facilidades (‘bien’), sin embargo, no puede decirse lo mismo de la accesibilidad para personas sordas o en silla de ruedas (‘aceptable’).

Carencias para personas en silla de ruedas y sordos en el Ayuntamiento

La primera de las visitas tenía como destino la zona donde se gestiona el padrón municipal en el Ayuntamiento de Cádiz; el técnico, acompañado de las tres personas discapacitadas (una por visita), se dirigió a este edificio para que la persona discapacitada solicitara el certificado de empadronamiento. De esta manera, se comprobaría cómo era la atención del personal hacia ese usuario con discapacidad. Como valoraciones generales, las notas se repartieron de la siguiente manera: medidas para facilitar la accesibilidad de persona con discapacidad visual (‘bien’) y auditiva y física (‘aceptable’ en ambos casos).

En el trayecto de cinco minutos hasta el edificio municipal, apenas se encontraron deficiencias, únicamente el hecho de que las obras encontradas no tuviesen un dispositivo acústico que avisase a una persona invidente de su presencia. Una vez en el exterior del consistorio, la puerta de acceso es transparente o con zonas acristaladas (importante para una persona sorda) aunque es manual (lo que se traduce en ciertas dificultades para personas en silla de ruedas), hay plazas de aparcamiento reservadas a discapacitados y los escalones de la entrada se salvan con rampas no mecánicas.

Ya en el interior, los mostradores de atención al público no se encontraban a una altura adecuada para una persona en silla de ruedas ni tampoco disponían de hueco inferior ni se vieron aseos con el símbolo internacional de la accesibilidad en la puerta. Tampoco hay bandas o guías en el suelo para que una persona invidente se ubique, las máquinas para coger turno no ofrecen información en braille y no hay folletos informativos sobre la lengua de signos. Sin embargo, lo más positivo es que hay un servicio profesional de intérprete en lengua de signos que se ofrece además, de forma presencial e inmediata). El interior del edificio está libre de obstáculos por lo que no supone un peligro para una persona invidente, la máquina electrónica para coger turno se encuentra a una altura adecuada y la distribución de este espacio permite la movilidad sin problemas para una persona en silla de ruedas.

El hospital olvida las necesidades de las personas con discapacidad auditiva

La siguiente visita se hizo a la zona de consultas externas de uno de los hospitales públicos gaditanos. Allí, la mejor valoración recayó en la accesibilidad para personas invidentes y en silla de ruedas, aunque no superó el ‘aceptable’; mientras que las medidas adoptadas en pro de la accesibilidad para personas sordas obtienen un suspenso (‘regular’). Fiel reflejo de estas dos notas algo bajas es el hecho de que los aseos observados no son independientes sino compartidos con hombres y mujeres, el interior de esos baños no es lo suficientemente espacioso para que pueda moverse cómodamente una persona en silla de ruedas, los ascensores utilizados no disponen de dispositivo acústico (para informar de la apertura o cierre de puertas así como de la llegada a cada uno de los pisos); tampoco se ofrece servicio de intérprete profesional de lengua de signos y en la sala de espera no se observó un dispositivo visual para anunciar al paciente que debe entrar en la consulta.

Lo mejor de la estación de tren: accesibilidad para discapacitados físicos e invidentes

Durante la visita a la estación de tren de la ciudad andaluza, el técnico de la revista comprobó que las mejores medidas para garantizar la accesibilidad iban encaminadas a los usuarios en silla de ruedas e invidentes (‘bien’), mientras que en el caso de las personas sordas la adaptabilidad de este espacio no pasa de un ‘aceptable’. Así, dos de los aspectos más negativos es que no ofrecen servicio de intérprete profesional en lengua de signos o que la máquina expendedora de billetes no está a un altura adecuada para una persona en silla de ruedas; sin embargo, este dispositivo electrónico sí ofrece sus instrucciones en braille, los bordes de los andenes disponen de bandas de seguridad, los aseos analizados están adaptados para personas en silla de ruedas y la puerta de acceso a la estación es automática.

Córdoba

Analizada la accesibilidad de un edificio municipal, un hospital público y una estación de tren de 18 capitales españolas, entre ellas Córdoba

Córdoba es la ciudad mejor adaptada para personas con discapacidad motriz y sensorial

Destaca especialmente el nivel de accesibilidad para discapacitados auditivos de las tres instituciones públicas, valorado con un ‘bien’ frente a la media del estudio (‘regular’)

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En el caso de Córdoba, se contó con la colaboración, desinteresada, de tres asociaciones: ONCE Córdoba, la Federación Provincial de Minusválidos Físicos y Orgánicos de Córdoba (FEPAMIC) y la Asociación Provincial de Personas Sordas de Córdoba (APPSC). Los lugares analizados fueron el edificio del Ayuntamiento ubicado en la calle Capitulares, donde se puede solicitar el certificado de empadronamiento, la zona de consultas externas del hospital Reina Sofía y la estación de tren situada en la glorieta de las Tres Culturas.

La ciudad cordobesa se sitúa por encima de la media del resto de capitales en lo que a la accesibilidad se refiere y logra un holgado ‘bien’ (la media del resto de ciudades es un ‘aceptable’). La calificación da buena cuenta de los esfuerzos realizados en este sentido. Por tipo de discapacidad, tanto las personas con discapacidades motrices, como con discapacidades sensoriales (sordos e invidentes) disponen de similares facilidades: en los tres casos se comparte la nota de ‘bien’.

Pocas carencias en el Ayuntamiento

La primera de las visitas tenía como destino el edificio municipal del Ayuntamiento cordobés; así, el técnico, acompañado de las tres personas discapacitadas (una por visita), se dirigió a este lugar para que la persona discapacitada solicitara un certificado de empadronamiento. De esta manera, se comprobaría cómo era la atención del personal hacia ese usuario con discapacidad. Como valoraciones generales, las notas se repartieron de la siguiente manera: medidas para facilitar la accesibilidad de persona con discapacidad física (‘muy bien’), auditiva y visual (‘bien’ en ambos capítulos).

En el trayecto de cinco minutos hasta el edificio municipal se encontraron pocas deficiencias. El pavimento era antideslizante y cuando se cruzaba la calzaba había semáforo y/o paso de peatones. Incluso algunos semáforos contaban con una pantalla que indicase los segundos que faltaban para que se pusiese en rojo y emitían un aviso acústico. Sin embargo, también se hallaron algunos problemas: el mobiliario urbano (señales y farolas) constituían en algunas ocasiones un obstáculo para invidentes y personas en silla de ruedas. Una vez en la entrada del edificio, lo más significativo y positivo es que la puerta de acceso es automática y que aunque había escalones para entrar al interior, se podían utilizar sistemas alternativos como rampas no mecánicas. Además, se vieron en las inmediaciones plazas de aparcamiento en superficie reservadas para personas discapacitadas.

Ya en el interior del edificio, donde el técnico y su colaborador pidieron un certificado de empadronamiento, también se observaron aspectos muy positivos. Los mostradores de atención al público estaban a una altura adecuada, ofrecían un servicio de intérprete profesional de lengua de signos para discapacitados auditivos (lo proporcionan de forma presencial, pero hay que solicitarlo con una semana de antelación) y el interior del edificio estaba libre de obstáculos en el momento de la visita.

Hospital, bien para las personas en silla de ruedas

La siguiente visita se hizo a la zona de consultas externas del hospital Reina Sofía, y las notas otorgadas en este sentido fueron algo más bajas. Así, la mejor valoración recayó en la accesibilidad para personas en silla de ruedas (‘bien’), aunque no puede decirse lo mismo de las herramientas observadas para facilitar la vida de personas sordas y con problemas visuales (‘aceptable’). Fiel reflejo de estas dos últimas notas tan ajustadas es el hecho de que no se viesen bandas o guías de dirección para que las personas ciegas pudiesen orientarse, que en ocasiones el pavimento resbalase y que no existiese un servicio de intérprete profesional de lengua de signos. Sin embargo, no todo iban a ser malas noticias para la accesibilidad de este espacio, ya que lo más satisfactorio de la visita se resume en que se vieron plazas de aparcamiento en superficie reservadas a personas con algún tipo de discapacidad, la puerta de entrada era automática y el acceso se encontraba al mismo nivel que la calle y los aseos visitados se encuentran convenientemente adaptados (señalizados con el símbolo internacional de accesibilidad, la puerta tenía una anchura adecuada y el interior era lo suficientemente espacioso para que una persona en silla de ruedas pudiese moverse con facilidad).

La accesibilidad de la estación de tren, la mejor para discapacitados auditivos

La estación de tren en Córdoba se convierte en la mejor adaptada de todo el estudio para las personas con problemas auditivos (valorada con un ‘muy bien’). Y esto es gracias a que la puerta de entrada es transparente o con zonas acristaladas para ver lo que hay al otro lado, ofrecen un servicio de intérprete profesional de lengua de signos al instante y a través de vídeo llamada, se vieron dispositivos visuales que informaban de horarios, llegadas, salidas, etc., y en los aseos visitados había un dispositivo visual que indicaba si estaba libre u ocupados.

Por su parte, el nivel de accesibilidad para discapacitados motrices y visuales se valoró con un ‘bien’ porque la entrada estaba al nivel del suelo, la puerta era automática, había señalización acústica para avisar de horarios, llegadas, salidas, etc., y los aseos visitados se encontraban correctamente adaptados: estaban señalizados con el símbolo internacional de accesibilidad, eran independientes de los baños de hombres y mujeres y disponían de una barra de apoyo abatible situada junto al inodoro.

Granada

Analizada la accesibilidad de un edificio municipal, un hospital público y una estación de tren de 18 capitales españolas, entre ellas Granada

Granada adaptada para personas en silla de ruedas, pero no para sordos y ciegos

Aun así, el nivel de accesibilidad de las tres instituciones se queda en el ajustado ‘aceptable’ de media

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En el caso de Granada, se contó con la colaboración, desinteresada, de tres asociaciones: ONCE en Granada, la Federación Nacional Aspaym (Asociación de Lesionados Medulares y Grandes Discapacitados Físicos) y la Asociación de Personas Sordas de Granada (ASOGRA). Los lugares analizados fueron el edificio municipal ubicado en la plaza del Carmen, donde se puede solicitar el certificado de empadronamiento; la zona de consultas del hospital clínico universitario San Cecilio y la estación de tren ubicada en la calle Doctor Jaime García Royo.

La ciudad granadina se sitúa en la media del resto de capitales en lo que a la accesibilidad se refiere; pero la nota final otorgada (‘aceptable’) da buena cuenta de la necesidad de incrementar los esfuerzos en este sentido. Por tipo de discapacidad, las personas en silla de ruedas son las que disponen de más facilidades (‘bien’), aunque no puede decirse lo mismo de la accesibilidad para personas invidentes (‘aceptable’) y sordas (la ciudad suspende el examen de la revista con un ‘regular’).

Carencias para ciegos y sordos en el Ayuntamiento

La primera de las visitas tenía como destino un edificio municipal de Granada; así, el técnico, acompañado de las tres personas discapacitadas (una por visita), se dirigió a este edificio para que la persona discapacitada solicitara un certificado de empadronamiento. De esta manera, se comprobaría cómo era la atención del personal hacia ese usuario con discapacidad. Como valoraciones generales, las notas se repartieron de la siguiente manera: medidas para facilitar la accesibilidad de personas con discapacidad física (‘muy bien’), visual (‘aceptable’) y auditiva (‘regular’).

En el trayecto de cinco minutos hacia el edificio municipal, se encontraron alguna deficiencias, como por ejemplo que el pavimento resbalaba en algunas ocasiones, ninguno de los pasos de peatones que se cruzaron estaban señalizados con pavimento táctil y los semáforos con los que se encontraron tampoco avisaban siempre de manera acústica a la persona invidente de que se iban a poner en rojo. Una vez en la entrada del edificio, lo más significativo y positivo es que la entrada se encontraba al mismo nivel que la calle.

Más aspectos negativos, esta vez en el interior del edificio donde el técnico y su colaborador pidieron un certificado de empadronamiento. Faltan bandas o guías de dirección que orienten a la persona con discapacidad visual, las personas de atención al público no saben si se oferta un servicio de intérprete profesional de lengua de signos, la máquina para coger el turno no cuenta con las indicaciones traducidas al braille y no se vio ningún folleto informativo sobre el intérprete de lengua de signos.

Hospital, aceptable para las personas con discapacidades motrices y auditivas

La siguiente visita se hizo a la zona de consultas externas del hospital clínico universitario San Cecilio, y las notas otorgadas en este sentido fueron más bajas. Así, la mejor valoración recayó en la accesibilidad para personas en silla de ruedas y con discapacidades auditivas (aun así, un ajustado ‘aceptable’ en ambos casos), aunque no puede decirse lo mismo de las herramientas vistas para facilitar la vida de personas invidentes (‘regular). Fiel reflejo de esta última nota tan baja es el hecho de que no se ofertase un servicio de intérprete profesional de lengua de signos y que los aseos visitados no estuviesen adaptados para personas con problemas auditivos: por ejemplo, no se vio un sistema visual que indique si el baño está ocupado o libre y las puertas del baño no cuentan con un hueco en la parte superior o inferior (útil para los discapacitados auditivos).

Sin embargo, no todo iban a ser malas noticias para la accesibilidad de este espacio, ya que lo más satisfactorio de la visita se resume en que se vieron plazas de aparcamiento en superficie reservadas a personas con algún tipo de discapacidad, a pesar de que no había servicio de intérprete profesional de signos, la atención del personal fue buena; y el pavimento era estable y antideslizante.

La accesibilidad de la estación de tren, buena para discapacitados físicos

La estación de tren en Granada está bien adaptada para las personas con problemas de movilidad. Esta nota viene justificada porque se vieron plazas reservadas para discapacitados físicos, la distribución del edificio permite la movilidad de una persona en silla de ruedas y el paso de un andén a otro es accesible.

Sin embargo, la nota no es tan destacable ni satisfactoria en los otros dos casos de discapacidad sensorial (un ‘aceptable’ para ciegos y un ‘regular’ para sordos). Y es que las carencias localizadas son más que evidentes: no hay guías o bandas de dirección que orienten a una persona invidente, no se vieron folletos en la lengua de signos a modo de información y tampoco se ofrece un servicio profesional de intérprete.

Madrid

Analizada la accesibilidad de un edificio municipal, un hospital público y una estación de tren de 18 capitales españolas, entre ellas Madrid

Madrid, adaptada para personas en silla de ruedas pero no para sordos e invidentes

De los tres edificios públicos visitados, únicamente la estación de tren de Atocha ofrece un servicio profesional de intérprete de lengua de signos

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En el caso de Madrid, se contó con la colaboración, desinteresada, de tres asociaciones: la Federación de Asociaciones de Retinosis Pigmentaria (FARPE), la Plataforma Representativa Estatal de Discapacitados Físicos (Predif) y el Centro Altatorre de Personas Sordas de Madrid. Asimismo, los lugares analizados fueron una oficina municipal localizada en la calle Príncipe de Vergara, la zona de consultas externas del hospital La Paz y la estación de tren de Atocha.

La capital se sitúa en la media del resto de capitales en lo que a la accesibilidad se refiere; pero la nota final otorgada (‘aceptable’) da buena cuenta de la necesidad de incrementar los esfuerzos en este sentido. Por tipo de discapacidad, las personas en silla de ruedas son las que disponen de más facilidades (‘bien’), sin embargo, no puede decirse lo mismo de la accesibilidad para personas invidentes (‘aceptable’) y mucho menos sordas (‘regular’).

Oficina municipal, muy buena accesibilidad para personas en silla de ruedas

La primera de las visitas tenía como destino una oficina municipal del Ayuntamiento de Madrid; el técnico, acompañado de las tres personas discapacitadas (una por visita), se dirigió a este edificio para que la persona discapacitada solicitara el certificado de empadronamiento. De esta manera, se comprobaría cómo era la atención del personal hacia ese usuario con discapacidad. Como valoraciones generales, las notas se repartieron de la siguiente manera: medidas para facilitar la accesibilidad de persona con discapacidad física (‘muy bien’), visual (‘aceptable’) y suspenso (‘regular’) en el caso de la adaptabilidad para personas con algún tipo de discapacidad auditiva.

En el trayecto de cinco minutos hasta el edificio municipal, se encontraron ciertas deficiencias: se vieron semáforos que no tenían pantalla para avisar de los segundos que quedaban para que se pusiera en rojo, en algunas ocasiones los bordillos contaban con más de 14 centímetros de altura y a veces tampoco estaban rebajados (algo peligroso para personas en silla de ruedas o con problemas de visión) y el pavimento no era estable en algunos tramos del recorrido. Una vez en la entrada, lo más satisfactorio es que la puerta de acceso es automática y que hay rampas no mecánicas para salvar los escalones.

Ya en el interior, destacan como aspectos positivos el hecho de que había mostradores de atención al público a una altura adecuada para una persona en silla de ruedas, los aseos visitados estaban adaptados para usuarios con discapacidad motriz, la máquina electrónica para coger turno dispone de instrucciones visuales y el interior del espacio está libre de obstáculos con lo cual no supone un peligro para personas invidentes. Sin embargo, lo más negativo es que no se ofrece servicio profesional de intérprete de lengua de signos; la máquina electrónica para coger turno no dispone las instrucciones o botones en braille o relieve y las puertas, paredes y suelos no son de un color contrastado para personas con visión reducida.

Hospital, carencias en accesibilidad

La siguiente visita se hizo a la zona de consultas externas del hospital La Paz. Allí, la mejor valoración, aunque no del todo satisfactoria, recayó en la accesibilidad para personas en silla de ruedas (‘aceptable). No puede decirse lo mismo de las herramientas observadas para facilitar la vida a personas sordas e invidentes (ambas suspenden con un ‘regular’). Fiel reflejo de las carencias observadas en los tres capítulos es el hecho de que no existiese un servicio de intérprete de lengua de signos, que no se viera un dispositivo visual que avisase al paciente de su entrada en la consulta, la existencia de mobiliario que sobresalían de la pared y del techo y que podían suponer un peligro para personas invidentes, escaleras mecánicas inutilizables o que los grifos de los baños vistos no se accionasen mediante un sistema de presión o palanca.

Buena adaptabilidad para personas en silla de ruedas en la estación de tren

En el ejemplo anterior queda reflejado cómo las personas con discapacidad motriz tenían más facilidades y comodidades a la hora de desplazarse por la oficina municipal del Ayuntamiento de Madrid o por la zona de consultas externas del hospital La Paz, algo que se repite en el caso de la estación de tren, cuya adaptabilidad es buena para los viajeros en silla de ruedas. Sin embargo, no lo es tanto para usuarios con discapacidad visual y auditiva (‘aceptable’ en ambos casos). Y es que falta información visual sobre retrasos o incidencias, el servicio de intérprete solo se ofrece un día a la semana, los aseos analizados no disponen de un sistema visual que indicara si el baño está ocupado o libre, algunas zonas del pavimento resbalaban en el recorrido hasta la estación de tren y el ascensor empleado no tenía dispositivo acústico (de la apertura o cierre de puertas o de la llegada a los distintos pisos).

Por su parte, se comprobó que en los bordes de los andenes hay bandas de seguridad, hay huecos en la parte inferior de las puertas de los aseos (imprescindible para una persona sorda que se quede encerrada en el baño), se vieron plazas de aparcamiento en superficie reservadas para personas discapacitadas y no había obstáculos para ir de un lado a otro de la estación (zona de ocio, cafetería, andenes, mostradores de información y venta de billetes?).

Málaga

Analizada la accesibilidad de un edificio municipal, un hospital público y una estación de tren de 18 capitales españolas, entre ellas Málaga

Málaga es la ciudad mejor adaptada para personas con discapacidades auditivas

El nivel de accesibilidad de las tres instituciones públicas visitadas se valoró con un ‘bien’ frente a la media de ‘aceptable’

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En el caso de Málaga, se contó con la colaboración, desinteresada, de tres asociaciones: ONCE en Málaga, la Federación Nacional Aspaym (Asociación de Lesionados Medulares y Grandes Discapacitados Físicos) y la Sociedad Federada de Personas Sordas de Málaga (SFSM). Los lugares analizados fueron la oficina de gestión tributaria y atención al público ubicado en la avenida de Sor Teresa Prat (antiguo edificio de la Tabacalera), la zona de consultas externas del hospital regional de Málaga y la estación de tren ubicada en la explanada de la Estación.

La ciudad malagueña se sitúa por encima de la media del resto de capitales en lo que a la accesibilidad se refiere y logra un holgado ‘bien’ (la media del resto de ciudades es un ‘aceptable’). La calificación da buena cuenta de los esfuerzos realizados en este sentido. Por tipo de discapacidad, la mejor valorada es la accesibilidad para personas con discapacidad auditiva (con un ‘muy bien’, la mejor del estudio). La accesibilidad para personas con discapacidad motriz obtiene un ‘bien’ y para los invidentes la ciudad se queda en un ajustado ‘aceptable’.

Ayuntamiento, muy bien para las personas en silla de ruedas y sordas

La primera de las visitas tenía como destino el edificio municipal del Ayuntamiento malagueño; así, el técnico, acompañado de las tres personas discapacitadas (una por visita), se dirigió a este lugar para que la persona discapacitada solicitara un certificado de empadronamiento. De esta manera, se comprobaría cómo era la atención del personal hacia ese usuario con discapacidad. Como valoraciones generales, las notas se repartieron de la siguiente manera: medidas para facilitar la accesibilidad de persona con discapacidad motriz y auditiva obtienen un ‘muy bien’), mientras que para el discapacitado visual se queda en el ajustado ‘aceptable’.

En el trayecto de cinco minutos hacia el edificio municipal, se encontraron pocas deficiencias, ya que el pavimento era antideslizante y los semáforos hallados contaban con una pantalla en la que se indicaban los segundos que faltaban para ponerse en rojo, pero el mobiliario urbano era un obstáculo en algunas ocasiones y los pasos de peatones estaban señalizados con pavimento táctil. Una vez en la entrada del edificio, lo más significativo y positivo es que se vieron plazas de aparcamiento en superficie reservadas para discapacitados en las inmediaciones del edificio, la puerta de acceso es automática y era transparente o tenía zonas acristaladas para ver lo que hay al otro lado (recomendable para personas sordas).

Ya en el interior del edificio, donde el técnico y su colaborador pidieron un certificado de empadronamiento, también se observaron aspectos muy positivos. Los mostradores de atención al público estaban a una altura adecuada, ofrecían un servicio de intérprete profesional de lengua de signos para discapacitados auditivos (lo proporcionan de forma presencial o mediante vídeo llamada y hay que solicitarlo con antelación), aunque no se vieron bandas o guías de dirección para orientar a las personas ciegas.

Hospital, el mejor para las personas con discapacidades auditivas

La siguiente visita se hizo a la zona de consultas externas del hospital regional de Málaga, y las notas otorgadas en este sentido fueron mejores a las del edificio municipal de empadronamiento. Así, la mejor valoración recayó en la accesibilidad para personas sordas (‘muy bien’, la mejor del estudio) y el nivel de accesibilidad para personas en silla de ruedas e invidentes se calificó con un ‘bien’. Fiel reflejo de estas dos últimas notas es el hecho de que la distribución del edificio permitiese la movilidad sin problemas, que los mostradores de atención al público estuviesen a una altura adecuada, que los aseos visitados estuviesen correctamente adaptados (señalizados apropiadamente, con puertas con la anchura adecuada para que una silla de ruedas entre con facilidad, con barra de apoyo junto al inodoro y con hueco en la parte superior e inferior de la puerta del baño). Además, se ofrecía un servicio de intérprete profesional de lenguaje de signos, aunque este no se proporcionara al instante y hubiese que solicitarlo con antelación.

La accesibilidad de la estación de tren, aceptable para discapacitados visuales

La estación de tren en Málaga se convierte en la mejor adaptada de todo el estudio para las personas con problemas auditivos (valorada con un ‘muy bien’). Y esto es gracias a que la puerta de entrada es transparente o con zonas acristaladas para ver lo que hay al otro lado, ofrecen un servicio de intérprete profesional de lengua de signos inmediato y de forma presencial y se vieron dispositivos visuales que informaban de horarios, llegadas y salidas.

Por su parte, el nivel de accesibilidad para discapacitados motrices se valoró con un ‘bien’. Entre otras razones porque la entrada estaba al nivel del suelo, la puerta era automática, la distribución del edificio permitía la movilidad sin problemas de una persona en silla de ruedas, y los aseos visitados se encontraban correctamente señalizados con el símbolo internacional de accesibilidad (aunque no se pudo acceder al interior).

Otro caso es la accesibilidad para discapacitados visuales, calificado con un ajustado ‘aceptable’. Las carencias halladas se resumen en que no se vieron guías de dirección que orientasen a la persona ciega a los diferentes accesos y el pavimento era deslizante en algunas zonas.

Murcia


Analizada la accesibilidad de un edificio municipal, un hospital público y una estación de tren de 18 capitales españolas, entre ellas Murcia

Murcia está más adaptada para personas en silla de ruedas que para sordos y ciegos

El nivel de accesibilidad de las tres instituciones se queda en el ajustado ‘aceptable’ de la media del estudio

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En el caso de Murcia, se contó con la colaboración, desinteresada, de tres asociaciones: ONCE en Murcia, la Federación Nacional Aspaym (Asociación de Lesionados Medulares y Grandes Discapacitados Físicos) y la Federación de Asociaciones de Personas Sordas de la Región de Murcia (FESORMU). Los lugares analizados fueron el Servicio de Estadística y Notificaciones ubicado en Jardín del Salitre, donde se puede solicitar el certificado de empadronamiento; la zona de consultas del hospital Virgen de la Arrixaca y la estación de tren ubicada en la plaza de la Industria.

La ciudad murciana se sitúa en la media del resto de capitales en lo que a la accesibilidad se refiere; pero la nota final otorgada (‘aceptable’), da buena cuenta de la necesidad de incrementar los esfuerzos en este sentido. Por tipo de discapacidad, las personas en silla de ruedas son las que disponen de más facilidades (‘bien’), aunque no puede decirse lo mismo de la accesibilidad para personas invidentes y sordas (para ambos tipos de discapacidad con una calificación de ‘aceptable’).

Carencias para sordos en el Ayuntamiento

La primera de las visitas tenía como destino un edificio municipal de Murcia; así, el técnico, acompañado de las tres personas discapacitadas (una por visita), se dirigió a este edificio para que la persona discapacitada solicitara un certificado de empadronamiento. De esta manera, se comprobaría como era la atención del personal hacia ese usuario con discapacidad. Como valoraciones generales, las notas se repartieron de la siguiente manera: medidas para facilitar la accesibilidad de persona con discapacidad física y visual (‘bien’) y auditiva (‘regular’).

En el trayecto de cinco minutos hacia el edificio municipal, se encontraron deficiencias reseñables: el pavimento era inestable en algunas ocasiones, no todos los pasos de peatones que se cruzaron estaban señalizados con pavimento táctil o semáforos y en algunas ocasiones la acera no contaba con la anchura suficiente libre de obstáculos. Una vez en la entrada del edificio, lo más significativo y positivo es que se observaron plazas de aparcamiento en superficie reservadas para discapacitados en las inmediaciones del edificio y que la puerta de entrada era automática y transparente o con zonas acristaladas para ver lo que hay al otro lado (recomendado especialmente para personas sordas).

Pese a todo, se hallaron algunos aspectos negativos en el interior del edificio, en especial en el caso de personas con problemas auditivos: no se ofrecía servicio de intérprete profesional de lengua de signos y ni siquiera se vieron folletos informativos en lengua de signos.

Hospital, regular para las personas con discapacidad visual

La siguiente visita se hizo a la zona de consultas externas del hospital Virgen de la Arrixaca y las notas otorgadas en este sentido fueron más bajas que en el caso de la oficina de empadronamiento. Así, la mejor valoración recayó en la accesibilidad para personas en silla de ruedas (un ‘muy bien’), aunque no puede decirse lo mismo de las herramientas vistas para facilitar la vida de personas sordas (‘aceptable’) e invidentes (‘regular’). Fiel reflejo de esta última nota tan baja es el hecho de que no se ofertase un servicio de intérprete profesional de lengua de signos, en las salas de espera no se vio dispositivo visual alguno para anunciar al paciente que debía entrar en la consulta y que los aseos visitados no estuviesen adaptados para personas con problemas auditivos: por ejemplo, aunque había un sistema visual que indicaba si el baño estaba ocupado o libre, las puertas del baño no contaban con un hueco en la parte superior o inferior (útil para los discapacitados auditivos). Además, para los invidentes faltaban bandas o guías de dirección que los orientase y en el ascensor que se tomó faltaba la botonera en braille o en relieve, tampoco contaba con aviso acústico para informar del sentido del desplazamiento y el nivel de la parada.

Sin embargo, no todo iban a ser malas noticias para la accesibilidad de este espacio, ya que lo más satisfactorio de la visita se resume en que se vieron plazas de aparcamiento en superficie reservadas a personas con algún tipo de discapacidad física, los aseos del interior del edificio que se visitaron estaban correctamente adaptados y los mostradores de atención al público estaban a una altura correcta.

La accesibilidad de la estación de tren, buena para discapacitados físicos

La estación de tren en Murcia está bien adaptada para las personas con problemas de movilidad. Esta nota viene justificada porque se vieron plazas de aparcamiento en superficie reservadas para discapacitados físicos, la distribución del edificio permite la movilidad de una persona en silla de ruedas sin problema y el paso de un andén a otro es accesible (con ascensores).

Sin embargo, la nota no es tan destacable ni satisfactoria en los casos de discapacidad sensorial (en ambos casos un ‘aceptable’). Estas son algunas de las carencias localizadas: no hay guías o bandas de dirección que orienten a una persona invidente, no se ofrecía un servicio de intérprete profesional de signos y falta información en braille (por ejemplo, las máquinas electrónicas para la compra de billetes no tenían las instrucciones traducidas al braille).

Oviedo

Analizada la accesibilidad de un edificio municipal, un hospital público y una estación de tren de 18 capitales españolas, entre ellas Oviedo

La accesibilidad de Oviedo para personas con discapacidad no supera el ‘aceptable’

La estación de tren es el único lugar donde el nivel de adaptabilidad para personas en silla de ruedas se valoró con un ‘bien’

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En el caso de Oviedo, se contó con la colaboración, desinteresada, de tres asociaciones: ONCE en Oviedo, la Plataforma Representativa Estatal de Discapacitados Físicos (Predif) y la Federación de Personas Sordas Principado de Asturias (FESOPRAS). Los lugares analizados fueron una oficina municipal donde se puede solicitar el certificado de empadronamiento; la zona de consultas externas del hospital central de Asturias y la estación de tren ubicada en la avenida del Cantábrico.

La ciudad ovetense se sitúa en la media del resto de capitales en lo que a la accesibilidad se refiere; la nota final otorgada (‘aceptable’) da buena cuenta de la necesidad de incrementar los esfuerzos en este sentido. Por tipo de discapacidad, tanto las personas con problemas motrices como con dificultades sensoriales (sordos e invidentes) fueron calificadas con un ‘aceptable’.

Carencias para sordos y ciegos en el Ayuntamiento

La primera de las visitas tenía como destino un edificio municipal de Oviedo; así, el técnico, acompañado de las tres personas discapacitadas (una por visita), se dirigió a este edificio para que la persona discapacitada solicitara un certificado de empadronamiento. De esta manera, se comprobaría como era la atención del personal hacia ese usuario con discapacidad. Como valoraciones generales, las notas se repartieron de la siguiente manera: medidas para facilitar la accesibilidad de persona con discapacidad física (‘aceptable’) y visual y auditiva (‘regular’).

En el trayecto de cinco minutos hacia el edificio municipal, se encontraron pocas deficiencias reseñables: vehículos mal aparcados que suponían un obstáculo y los semáforos encontrados no contaban con una pantalla en la que se indicasen los segundos que faltaban para que se pusiese en rojo. Sin embargo, el pavimento era estable y antideslizante, los pasos de peatones estaban señalizados con pavimento táctil y los semáforos tenían aviso acústico. Una vez en la entrada del edificio, lo más significativo y positivo es que se observaron plazas de aparcamiento en superficie reservadas para discapacitados en las inmediaciones del edificio y que la puerta de entrada era transparente o con zonas acristaladas para ver lo que hay al otro lado (recomendado especialmente para personas sordas).

Ya en el interior del edificio, donde el técnico y su colaborador pidieron un certificado de empadronamiento, la situación variaba y se hallaron algunos aspectos negativos: no se ofrecía servicio de intérprete profesional de lengua de signos, faltaban guías o bandas de dirección para que una persona invidente pudiese orientarse, el cambio de turno no se indicaba de forma sonora y los mostradores de atención al público no se encontraban a una altura adecuada para una persona en silla de ruedas.

Hospital, aceptable para las personas con discapacidad motriz y sensorial

La siguiente visita se hizo a la zona de consultas externas del hospital central de Asturias y las calificaciones otorgadas en este sentido fueron algo mejores que en el caso de la oficina de empadronamiento. Así, este edificio público visitado obtiene un ajustado ‘aceptable’ para los tres tipos de discapacidades, tanto motriz como sensorial. Fiel reflejo de esta nota es el hecho de que aunque la distribución del edificio permitía la movilidad sin problemas, el pavimento era estable y antideslizante, los aseos visitados estaban adaptados y las diferentes zonas estaban debidamente señalizadas con carteles; como aspectos negativos se puede destacar que las salas de espera observadas no contaban con un dispositivo visual para anunciar al paciente que debe entrar en la consulta, no se ofreció un servicio de intérprete profesional de lengua de signos (aunque existe uno concertado con el Servicio de Asistencia Médica-SAMU- para la atención de urgencias médicas a la población sorda a través de SMS y fax), los mostradores de atención al público no estaban a una altura adecuada y no había bandas o guías de dirección para que una persona invidente pudiese orientarse.

La accesibilidad de la estación de tren, buena para discapacitados motrices

La estación de tren en Oviedo está bien adaptada para las personas con problemas de movilidad. Esta nota viene justificada porque se vieron plazas de aparcamiento en superficie reservadas para discapacitados físicos, la distribución del edificio permite la movilidad de una persona en silla de ruedas sin problema, la máquina expendedora de billetes está a una altura adecuada y el paso de un andén a otro es accesible.

Sin embargo, la nota no es tan destacable ni satisfactoria en los otros dos casos de discapacidad sensorial (en ambos casos un ‘aceptable’). Estas son algunas de las carencias localizadas: no hay guías o bandas de dirección que orienten a una persona invidente, falta información en braille (por ejemplo, las máquinas electrónicas para la compra de billetes no tenían las instrucciones traducidas al braille) y en los aseos visitados no había un sistema visual que indicase si el baño se encontraba ocupado o libre. Aun así, había un aspecto muy positivo para las personas con discapacidad auditiva: se ofrecía un servicio de intérprete profesional de lengua de signos al instante a través de vídeo llamada.

Pamplona

Analizada la accesibilidad de un edificio municipal, un hospital público y una estación de tren de 18 capitales españolas, entre ellas Pamplona

Pamplona está adaptada para personas en silla de ruedas, pero no para sordos y ciegos

El nivel de accesibilidad de las tres instituciones se queda en el ajustado ‘aceptable’ de la media del estudio

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En el caso de Pamplona, se contó con la colaboración, desinteresada, de tres asociaciones: ONCE Pamplona, la Coordinadora de Disminuidos Físicos de Navarra y la Asociación de Personas Sordas de Navarra (ASORNA). Los lugares analizados fueron la oficina de empadronamiento ubicada en la calle Mayor, donde se puede solicitar el certificado de empadronamiento; la zona de consultas externas del hospital de Navarra y la estación de tren situada en la plaza de la Estación.

La ciudad pamplonesa se sitúa en la media del resto de capitales en lo que a la accesibilidad se refiere; la nota final otorgada (‘aceptable’) da buena cuenta de la necesidad de incrementar los esfuerzos en este sentido. Por tipo de discapacidad, las personas en silla de ruedas son las que disponen de más facilidades (‘bien’), aunque no puede decirse lo mismo de la accesibilidad para personas invidentes (un ‘aceptable’) y sordas (un ‘regular’).

Carencias para sordos y ciegos en el Ayuntamiento

La primera de las visitas tenía como destino una oficina municipal de Pamplona; así, el técnico, acompañado de las tres personas discapacitadas (una por visita), se dirigió a este edificio para que la persona discapacitada solicitara un certificado de empadronamiento. De esta manera, se comprobaría como era la atención del personal hacia ese usuario con discapacidad. Como valoraciones generales, las notas se repartieron de la siguiente manera: medidas para facilitar la accesibilidad de una persona con discapacidad física (‘muy bien’), visual (‘aceptable’) y auditiva (‘regular’).

En el trayecto de cinco minutos hacia el edificio municipal, se encontraron pocas deficiencias reseñables: en líneas generales, mobiliario urbano y vehículos mal aparcados que suponían un obstáculo y en varias ocasiones se produjeron situaciones de peligro con la persona sorda colaboradora debido al tráfico. Una vez en la entrada del edificio, lo más significativo es que se no observaron plazas de aparcamiento en superficie reservadas para discapacitados en las inmediaciones del edificio. Sin embargo, no se encontraron obstáculos en el entorno del edificio y la puerta de entrada era transparente o con zonas acristaladas para ver lo que había al otro lado (recomendado especialmente para personas sordas).

En el interior del edificio donde el técnico y su colaborador pidieron un certificado de empadronamiento, se hallaron algunos aspectos negativos, en especial en el caso de personas con problemas auditivos: no se ofrecía servicio de intérprete profesional de lengua de signos y ni siquiera se vieron folletos informativos en lengua de signos.

Hospital, regular para las personas con discapacidad auditiva

La siguiente visita se hizo a la zona de consultas externas del hospital de Navarra y las notas otorgadas en este sentido fueron mejores que en el caso de la oficina de empadronamiento. Así, la mejor valoración recayó en la accesibilidad para personas en silla de ruedas y ciegas (un ‘bien’), aunque no puede decirse lo mismo de las herramientas vistas para facilitar la vida de personas sordas (‘regular’). Fiel reflejo de esta última nota tan baja es el hecho de que no se ofertase un servicio de intérprete profesional de lengua de signos, en las salas de espera no se observaron dispositivos visuales para anunciar al paciente que debía entrar en la consulta y que los aseos visitados no estuviesen adaptados para personas con problemas auditivos: por ejemplo, no se vio un sistema visual que indicase si el baño estaba ocupado o libre y las puertas del baño no contaban con un hueco en la parte superior o inferior. Además, para los discapacitados visuales faltaban bandas o guías de dirección que los orientase y la información no siempre estaba traducida al braille (por ejemplo, la señalización del aseo visitado).

Sin embargo, no todo iban a ser malas noticias para la accesibilidad de este espacio, ya que lo más satisfactorio de la visita se resume en que se vieron plazas de aparcamiento en superficie reservadas a personas con algún tipo de discapacidad física, los aseos del interior del edificio que se visitaron estaban correctamente adaptados y los mostradores de atención al público estaban a una altura correcta para los usuarios en silla de ruedas.

La accesibilidad de la estación de tren, buena para discapacitados físicos

La estación de tren en Pamplona está bien adaptada para las personas con problemas de movilidad. Esta nota viene justificada porque se vieron plazas de aparcamiento en superficie reservadas para discapacitados físicos, la distribución del edificio permite la movilidad de una persona en silla de ruedas, los mostradores de atención al público y las máquinas expendedoras de billetes están a una altura adecuada y el paso de un andén a otro es accesible (con pasos subterráneos).

Sin embargo, la nota no es tan destacable ni satisfactoria en los otros dos casos de discapacidad sensorial (‘regular’ para ciegos y ‘aceptable’ para sordos). Estas son algunas de las carencias localizadas: aunque se ofrece un servicio de intérprete profesional de signos, este no es al instante y debe solicitarse con 24 o 48 horas de antelación; y los aseos visitados no disponían de un sistema visual que indicase si estaban libres u ocupados, tampoco se vieron guías o bandas de dirección que orientasen a una persona invidente. Además, faltaba información en braille (por ejemplo, las máquinas electrónicas para la compra de billetes no tenían las instrucciones traducidas al braille).

San Sebastián

Analizada la accesibilidad de un edificio municipal, un hospital público y una estación de tren de 18 capitales españolas, entre ellas San Sebastián

San Sebastián está adaptada para personas en silla de ruedas, pero no para invidentes y sordos

Aun así, el nivel medio de accesibilidad de los tres edificios es de ‘regular’, la única ciudad que suspende junto con Alicante

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En el caso de San Sebastián, se contó con la colaboración, desinteresada, de tres asociaciones: la Asociación Guipuzcoana de Deficientes Visuales (Argi Elkartea), la Asociación de Esclerosis Múltiple de Guipúzcoa y la Federación Vasca de Personas Sordas (Euskal Gorrak). Los lugares analizados fueron el edificio municipal del Ayuntamiento ubicado en la calle Ijentea, donde se puede solicitar el certificado de empadronamiento; la zona de consultas externas del hospital Donostia y la estación de tren situado en el paseo de Francia.

La capital donostiarra es la única, junto con Alicante, que suspende el examen de accesibilidad propuesto por EROSKI CONSUMER (obtiene un ‘regular’) y se sitúa así por debajo de la media del resto de capitales (‘aceptable’). Por tipo de discapacidad, las personas en silla de ruedas son las que disponen de más facilidades (los tres edificios se valoran con un ‘bien’ de media). Sin embargo, no puede decirse lo mismo de la accesibilidad para invidentes y personas con problemas auditivos, puesto que la ciudad suspende ambos exámenes con un ‘regular’.

Carencias para invidentes en el Ayuntamiento

La primera de las visitas tenía como destino un edificio municipal de San Sebastián. Así, el técnico, acompañado de las tres personas discapacitadas (una por visita), se dirigió a este edificio para que la persona discapacitada solicitara un certificado de empadronamiento. De esta manera, se comprobaría cómo era la atención del personal hacia ese usuario con discapacidad. Como valoraciones generales, las notas se repartieron de la siguiente manera: medidas para facilitar la accesibilidad de persona con discapacidad física (‘muy bien’), auditiva (‘aceptable’) y visual (‘regular’).

En el trayecto de cinco minutos hacia el edificio municipal, había ciertas deficiencias, como por ejemplo que había mobiliario urbano que suponía un obstáculo (rejillas de los árboles) y los semáforos que se encontraron no emitían un aviso acústico para una persona invidente. Una vez en la entrada del edificio, lo más significativo y positivo es que la entrada estaba al mismo nivel que la calle y que la puerta era transparente o tenía zonas acristaladas para que una persona con problemas auditivos pudiese ver lo que hay en el interior. Además, aunque fuese giratoria, tenía una entrada alternativa (pulsando el timbre de un interfono, el personal de seguridad abría otra puerta).

Más aspectos negativos, esta vez en el interior del edificio donde el técnico y su colaborador pidieron un certificado de empadronamiento. No se vieron bandas o guías de dirección para ayudar a las personas invidentes a orientarse en el edificio, la máquina para coger turno no tenía las indicaciones traducidas al braille, no se escuchó el cambio de turno mediante señal sonora y no se ofrecía un servicio de intérprete profesional de lengua de signos para que la persona sorda se pudiese comunicar.

Hospital, bien para las personas con discapacidad motriz

La siguiente visita se hizo a la zona de consultas externas del hospital Donostia, y las notas otorgadas en este sentido fueron similares a las de la oficina de empadronamiento. Así, la mejor valoración recayó en la accesibilidad para personas con discapacidad motriz (‘bien’), aunque no puede decirse lo mismo de los aspectos observados para facilitar la vida de invidentes y sordos (en ambos casos valorados con un ‘regular’). Fiel reflejo de estas dos últimas notas tan bajas es el hecho de que no existiese un servicio de intérprete profesional de lengua de signos y de que aunque se vieron guías o bandas de dirección para que las personas invidentes pudiesen orientarse, el colaborador no las percibía. Además, en las salas de espera no se vio un dispositivo visual para anunciar al paciente con problemas auditivos que debe entrar en la consulta.

Sin embargo, no todo iban a ser malas noticias para la accesibilidad de este espacio, ya que lo más satisfactorio de la visita se resume en que los mostradores de atención al público se encontraban a una altura adecuada, que la distribución del edificio permitiese una movilidad sin problemas a una persona en silla de ruedas y que el pavimento era estable.

La accesibilidad de la estación de tren, ‘regular’ para personas sordas

La estación de tren donostiarra obtiene un ‘regular’ en cuanto a nivel de accesibilidad para sordos. Los aspectos que justifican esta nota, entre otros, son que durante el trayecto los semáforos que se encontraron no tenían una pantalla en la que se indicasen los segundos que faltaban para ponerse en rojo; no ofrecían un servicio de intérprete profesional de lengua de signos y en los aseos visitados no se vio un sistema visual que indicase si el baño estaba ocupado o libre.

La valoración final tampoco es satisfactoria en el caso de las personas con problemas en la vista (un ‘aceptable’). Y es que entre las carencias más perceptibles se encuentra el hecho de que no se observaron guías de dirección hasta los diferentes accesos, algunos carteles sobresalían y suponían un obstáculo, y algunas zonas del suelo resbalaban. Otro caso es la valoración del nivel de accesibilidad del edificio para personas con discapacidad motriz (un ‘bien’): los aseos analizados se encontraban correctamente adaptados (señalizados adecuadamente, la puerta tenía la anchura apropiada, una silla podía moverse con facilidad en el interior y había una barra de apoyo junto al inodoro), los mostradores de atención al público se encontraban a una altura adecuada y el paso de un andén a otro era accesible (con ascensor).

Sevilla

Analizada la accesibilidad de un edificio municipal, un hospital público y una estación de tren de 18 capitales españolas, entre ellas Sevilla

Sevilla está adaptada para personas en silla de ruedas, pero no para sordos y ciegos

El nivel de accesibilidad de las tres instituciones se queda en el ajustado ‘aceptable’ de media

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En el caso de Sevilla, se contó con la colaboración, desinteresada, de dos asociaciones: el Centro Santa Ángela de la Cruz-Asociación Española de Padres Sordociegos (APASCIDE) y la Federación Nacional Aspaym (Asociación de Lesionados Medulares y Grandes Discapacitados). Los lugares analizados fueron la oficina de atención ciudadana ubicada en la avenida Cruz del Campo, donde se puede solicitar el certificado de empadronamiento; la zona de consultas externas del hospital Virgen del Rocío y la estación de tren Santa Justa.

La ciudad sevillana se sitúa en la media del resto de capitales en lo que a la accesibilidad se refiere; la nota final otorgada (‘aceptable’) da buena cuenta de la necesidad de incrementar los esfuerzos en este sentido. Por tipo de discapacidad, las personas en silla de ruedas son las que disponen de más facilidades (‘bien’), aunque no puede decirse lo mismo de la accesibilidad para personas sordas (un ‘aceptable’) e invidentes (un ‘regular’).

Carencias para sordos y ciegos en el Ayuntamiento

La primera de las visitas tenía como destino una oficina municipal de Sevilla; así, el técnico, acompañado de las tres personas discapacitadas (una por visita), se dirigió a este edificio para que la persona discapacitada solicitara un certificado de empadronamiento. De esta manera, se comprobaría cómo era la atención del personal hacia ese usuario con discapacidad. Como valoraciones generales, las notas se repartieron de la siguiente manera: medidas para facilitar la accesibilidad de una persona con discapacidad motriz se valoró con un ‘bien’, mientras que la destinada a personas con discapacidades sensoriales fue de un ‘regular’.

En el trayecto de cinco minutos hacia el edificio municipal, se encontraron algunas deficiencias reseñables: los semáforos que se encontraron no tenían una pantalla en la que se indicasen los segundos que faltaban para que el semáforo se pusiese en rojo ni tampoco emitían un aviso acústico, los pasos de peatones no estaban correctamente pintados, en ocasiones el pavimento no era estable y había vehículos mal aparcados que suponían un obstáculo. Una vez en la entrada del edificio, lo más significativo y positivo es que se observaron plazas de aparcamiento en superficie reservadas para discapacitados en las inmediaciones del edificio y la puerta era automática y transparente o con zonas acristaladas para ver lo que había al otro lado (recomendado especialmente para personas sordas).

En el interior del edificio donde el técnico y su colaborador pidieron un certificado de empadronamiento, se hallaron algunos aspectos negativos, en especial en el caso de personas con problemas auditivos y visuales: no había bandas o guías de dirección para que las personas invidentes pudiesen orientarse y no se ofrecía servicio de intérprete profesional de lengua de signos y ni siquiera se vieron folletos informativos en lengua de signos.

Hospital, regular para las personas con discapacidad visual

La siguiente visita se hizo a la zona de consultas externas del hospital Virgen del Rocío y las notas otorgadas en este sentido fueron similares a las de la oficina de empadronamiento. Así, la mejor valoración recayó en la accesibilidad para personas en silla de ruedas (un ‘bien’), aunque no puede decirse lo mismo de las herramientas vistas para facilitar la vida de personas sordas (‘aceptable’) e invidentes (un ‘regular’). Fiel reflejo de esta última nota tan baja es el hecho de que no se viesen bandas o guías de dirección para orientarse y que los aseos visitados no estuviesen correctamente adaptados a personas con discapacidad visual (la señalización no se vio traducida al braille, por ejemplo). Además, para los discapacitados auditivos faltaba un servicio de intérprete profesional de lengua de signos (ni siquiera se vio un folleto informativo en esta lengua) y en la sala de espera no había un dispositivo visual para anunciar al paciente de que debía entrar a la consulta.

Sin embargo, no todo iban a ser malas noticias para la accesibilidad de este espacio, ya que lo más satisfactorio de la visita se resume en que se vieron plazas de aparcamiento en superficie reservadas a personas con algún tipo de discapacidad física, la distribución del edificio permitía la movilidad a los usuarios en silla de ruedas y había mostradores de atención al público a una altura correcta para ellos.

La accesibilidad de la estación de tren, buena para discapacitados físicos

La estación de tren visitada en Sevilla está bien adaptada para las personas con problemas de movilidad. Esta nota viene justificada porque la puerta de acceso era automática, la distribución del edificio permite la movilidad de una persona en silla de ruedas, los mostradores de atención al público y las máquinas expendedoras de billetes están a una altura adecuada y el paso de un andén a otro es accesible (con rampa mecánica).

Sin embargo, la nota no es tan destacable ni satisfactoria en los otros dos casos de discapacidad sensorial (‘aceptable’ en ambos casos). Estas son algunas de las carencias localizadas: no se ofrece un servicio de intérprete profesional de signos ni hay a disposición de los interesados un folleto informativo en esta lengua, tampoco se vieron guías o bandas de dirección que orientasen a una persona invidente y en el ascensor que se utilizó los botones no eran lo suficientemente grandes, necesarios para personas con visión reducida ni tampoco estaban en braille o alto relieve.

Valencia

Analizada la accesibilidad de un edificio municipal, un hospital público y una estación de tren de 18 capitales españolas, entre ellas Valencia

Valencia está más adaptada para personas en silla de ruedas que para sordos y ciegos

El nivel de accesibilidad de las tres instituciones se queda en el ajustado ‘aceptable’ de media

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En el caso de Valencia, se contó con la colaboración, desinteresada, de tres asociaciones: ONCE Valencia, la Federación Nacional Aspaym (Asociación de Lesionados Medulares y Grandes Discapacitados Físicos) y la Federación de Personas Sordas de la Comunidad Valenciana (FESORD CV). Los lugares analizados fueron la oficina del padrón municipal ubicada en la calle Periodista Azzati, donde se puede solicitar el certificado de empadronamiento; la zona de consultas externas del hospital universitario La Fe y la estación de tren situada en la calle Xátiva.

La ciudad valenciana se sitúa en la media del resto de capitales en lo que a la accesibilidad se refiere; la nota final otorgada (‘aceptable’) da buena cuenta de la necesidad de incrementar los esfuerzos en este sentido. Por tipo de discapacidad, las personas en silla de ruedas son las que disponen de más facilidades (‘bien’), aunque no puede decirse lo mismo de la accesibilidad para personas invidentes (un ‘aceptable’) y sordas (un ‘regular’).

Carencias para sordos y ciegos en el Ayuntamiento

La primera de las visitas tenía como destino una oficina municipal de Valencia; así, el técnico, acompañado de las tres personas discapacitadas (una por visita), se dirigió a este edificio para que la persona discapacitada solicitara un certificado de empadronamiento. De esta manera, se comprobaría cómo era la atención del personal hacia ese usuario con discapacidad. Como valoraciones generales, las notas se repartieron de la siguiente manera: medidas para facilitar la accesibilidad de una persona con discapacidad física (‘muy bien’), visual (‘aceptable’) y auditiva (‘regular’).

En el trayecto de cinco minutos hacia el edificio municipal, se encontraron pocas deficiencias reseñables: los semáforos con los que se toparon no tenían aviso acústico ni tampoco una pantalla donde se indicasen los segundos que faltaban para que se pusiese en rojo. Una vez en la entrada del edificio, lo más significativo y positivo es que se observaron plazas de aparcamiento en superficie reservadas para discapacitados en las inmediaciones del edificio (además el trayecto desde este lugar hasta el edificio municipal era accesible sin barreras arquitectónicas) y que la puerta de entrada era automática y transparente o con zonas acristaladas para ver lo que había al otro lado (recomendado especialmente para personas sordas).

En el interior del edificio donde el técnico y su colaborador pidieron un certificado de empadronamiento, se hallaron algunos aspectos negativos, en especial en el caso de personas con problemas auditivos: no se ofrecía servicio de intérprete profesional de lengua de signos y ni siquiera se vieron folletos informativos en lengua de signos, no había bandas o guías de dirección que orientasen a la persona invidente y la máquina para coger turno no tenía las indicaciones traducidas al braille.

Hospital, regular para las personas con discapacidad auditiva

La siguiente visita se hizo a la zona de consultas externas del Hospital Universitario La Fe y las notas otorgadas en este sentido fueron similares a las de la oficina de empadronamiento. Así, la mejor valoración recayó en la accesibilidad para personas en silla de ruedas (un ‘bien’), aunque no puede decirse lo mismo de las herramientas vistas para facilitar la vida de personas invidentes (un ‘aceptable’) y sordas (‘regular’). Fiel reflejo de esta última nota tan baja es el hecho de que no se ofertase un servicio de intérprete profesional de lengua de signos, en las salas de espera no se vieron dispositivos visuales para anunciar al paciente que debía entrar en la consulta y que los aseos visitados no estuviesen adaptados para personas con problemas auditivos: por ejemplo, no se vio un sistema visual que indicase si el baño estaba ocupado o libre y las puertas del baño no contaban con un hueco en la parte superior o inferior en caso de auxilio. Además, para los discapacitados visuales no se observaron bandas o guías de dirección que los orientase en la zona de consultas y la información no en todas las ocasiones estaba traducida al braille (por ejemplo, la señalización del aseo visitado).

Sin embargo, no todo iban a ser malas noticias para la accesibilidad de este espacio, ya que lo más satisfactorio de la visita se resume en que se vieron plazas de aparcamiento reservadas a personas con algún tipo de discapacidad física, los aseos del interior del edificio que se visitaron estaban correctamente adaptados y los mostradores de atención al público estaban a una altura adecuada para personas en silla de ruedas.

La accesibilidad de la estación de tren, buena para personas con problemas motrices y visuales

La estación de tren en Valencia está bien adaptada para las personas con problemas de movilidad y visuales. Estas notas vienen justificadas porque se vieron plazas de aparcamiento en superficie reservadas para discapacitados físicos, la distribución del edificio permite la movilidad de una persona en silla de ruedas, el pavimento es estable y no resbala, las máquinas expendedoras de billetes están a una altura adecuada y tienen las indicaciones traducidas al braille y el paso de un andén a otro es accesible.

Sin embargo, la nota no es tan destacable ni satisfactoria en el caso de la discapacidad auditiva (‘aceptable’). Estas son algunas de las carencias localizadas: aunque se vieron dispositivos visuales para alertar en caso de emergencia dentro del edificio y los aseos contaban con puertas que tenían huecos en la parte superior e inferior y una apertura de seguridad, la carencia más evidente es que no se ofrece un servicio de intérprete profesional de signos, ni siquiera folletos informativos en esta lengua.

Valladolid

Analizada la accesibilidad de un edificio municipal, un hospital público y una estación de tren de 18 capitales españolas, entre ellas Valladolid

Valladolid se halla entre las ciudades mejor adaptadas para personas con discapacidad motriz y auditiva

Destaca especialmente el nivel de accesibilidad para discapacitados auditivos de las tres instituciones públicas, valorado con un ‘bien’ frente a la media del estudio (‘regular’)

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En el caso de Valencia, se contó con la colaboración, desinteresada, de tres asociaciones: ONCE Valladolid, la Federación Nacional Aspaym (Asociación de Lesionados Medulares y Grandes Discapacitados Físicos) y la Federación de Asociaciones de Personas Sordas de Castilla y León (FAPSCL). Los lugares analizados fueron el edificio del Ayuntamiento ubicado en la plaza Mayor, donde se puede solicitar el certificado de empadronamiento, la zona de consultas externas del hospital universitario Río Ortega y la estación de tren Campo Grande.

La ciudad vallisoletana se sitúa por encima de la media del resto de capitales en lo que a la accesibilidad se refiere y logra un holgado ‘bien’ (la media del resto de ciudades es un ‘aceptable’). La calificación da buena cuenta de los esfuerzos realizados en este sentido. Por tipo de discapacidad, tanto las personas con discapacidades motrices, como con discapacidades auditivas logran un ‘bien’, mientras que el nivel de accesibilidad para personas ciegas se valoró con un ajustado ‘aceptable’.

Carencias en el Ayuntamiento para personas con discapacidad visual

La primera de las visitas tenía como destino el edificio municipal del Ayuntamiento vallisoletano; así, el técnico, acompañado de las tres personas discapacitadas (una por visita), se dirigió a este lugar para que la persona discapacitada solicitara un certificado de empadronamiento. De esta manera, se comprobaría cómo era la atención del personal hacia ese usuario con discapacidad. Como valoraciones generales, las notas se repartieron de la siguiente manera: medidas para facilitar la accesibilidad de personas con discapacidad motriz (‘muy bien’), auditiva (‘bien’) y visual (un ‘regular’).

En el trayecto de cinco minutos hasta el edificio municipal había pocas deficiencias: los semáforos con los que se toparon no tenían pantalla en la que se indicasen los segundos que faltaban para que se pusiese en rojo y en alguna ocasión el mobiliario urbano y los vehículos mal aparcados suponían un obstáculo para la persona invidente. Una vez en la entrada del edificio, lo más significativo y positivo es que la puerta de acceso era transparente o con zonas acristaladas para ver lo que hay al otro lado (recomendable para personas sordas), pero no se vieron en las inmediaciones plazas de aparcamiento en superficie reservadas para personas discapacitadas.

Ya en el interior del edificio, donde el técnico y su colaborador pidieron un certificado de empadronamiento, también se observaron aspectos negativos para las personas invidentes. No se vieron guías o bandas de dirección para que una persona ciega pudiese orientarse, la máquina electrónica para coger turno no contaba con las indicaciones traducidas al braille y el cambio de turno no se indicaba de manera sonora (o al menos no se oía). Sin embargo, hay que destacar que se ofrecía un servicio de intérprete profesional de lengua de signos los viernes durante dos horas por la mañana.

Hospital, bien para las personas en silla de ruedas

La siguiente visita se hizo a la zona de consultas externas del Hospital Universitario Río Ortega, y las notas otorgadas en este sentido fueron similares. Así, la mejor valoración recayó en la accesibilidad para personas en silla de ruedas (‘bien’), aunque no puede decirse lo mismo de las herramientas observadas para facilitar la vida de personas sordas y con problemas visuales (‘aceptable’). Fiel reflejo de estas dos últimas notas tan ajustadas es el hecho de que no se viesen bandas o guías de dirección para que las personas ciegas pudiesen orientarse, que las puertas, paredes y suelos no fuesen de color contrastado para personas con visión reducida y que no existiese un servicio de intérprete profesional de lengua de signos, ni tampoco un folleto con información sobre esta lengua. Sin embargo, no todo iban a ser malas noticias para la accesibilidad de este espacio: el interior del edificio estaba correctamente señalizado con carteles, la distribución permitía la movilidad de una persona en silla de ruedas sin problemas, los mostradores de atención al público estaban a una altura adecuada para los usuarios en silla de ruedas y la existencia de plazas de aparcamiento reservadas a personas con algún tipo de discapacidad física.

La accesibilidad de la estación de tren, buena para los tres tipos de discapacidades

La estación de tren de Campo Grande se sitúa entre las mejores adaptadas de todo el estudio para las personas con alguna discapacidad física o sensorial (valorada en los tres casos con un ‘bien’). Y esto es gracias a que la puerta de entrada es transparente o con zonas acristaladas para ver lo que hay al otro lado, ofrecen un servicio de intérprete profesional de lengua de signos al instante y a través de vídeo llamada, la distribución del edificio permite la movilidad a personas en silla de ruedas. Además, hay máquinas expendedoras de billetes y mostradores de atención al público a una altura adecuada, dispositivos visuales que informaban de horarios, llegadas, salidas, etc., aunque las máquinas expendedoras de billetes no tenían las indicaciones traducidas al braille.

Vitoria

Analizada la accesibilidad de un edificio municipal, un hospital público y una estación de tren de 18 capitales españolas, entre ellas Vitoria

Vitoria, adaptada para personas en silla de ruedas e invidentes, pero no para sordos

Ninguno de los tres edificios públicos visitados ofrecen un servicio de intérprete de lengua de signos

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En el caso de Vitoria, se contó con la colaboración, desinteresada, de tres asociaciones: la Asociación de Personas con Discapacidad Física (Eginaren Eginez), la Federación Vasca de Asociaciones de Personas Sordas-Euskal Gorrak y la Asociación Alavesa de personas de baja visión (Itxaropena). Los lugares analizados fueron una oficina municipal localizada en la calle Olaguíbel, la zona de consultas externas del hospital Txagorritxu y la estación de tren.

La capital vitoriana se sitúa en la media del resto de capitales en lo que a la accesibilidad se refiere; pero la nota final otorgada (‘aceptable’) da buena cuenta de la necesidad de incrementar los esfuerzos en este sentido. Por tipo de discapacidad, las personas en silla de ruedas e invidentes son las que disponen de más facilidades (‘bien’), sin embargo, no puede decirse lo mismo de la accesibilidad para personas sordas (‘regular’).

Carencias para invidentes y sordos en el Ayuntamiento

La primera de las visitas tenía como destino una oficina municipal del Ayuntamiento de Vitoria; el técnico, acompañado de las tres personas discapacitadas (una por visita), se dirigió a este edificio para que la persona discapacitada solicitara el certificado de empadronamiento. De esta manera, se comprobaría cómo era la atención del personal hacia ese usuario con discapacidad. Como valoraciones generales, las notas se repartieron de la siguiente manera: medidas para facilitar la accesibilidad de personas con discapacidad física (‘bien’) y auditiva y visual (‘aceptable’ en ambos casos).

En el trayecto de cinco minutos hasta el edificio municipal, apenas se encontraron deficiencias, únicamente que el pavimento era inestable en algunos tramos (lo que podía suponer un peligro para personas invidentes o que se desplacen en silla de ruedas). Una vez en la entrada, destaca positivamente que la puerta de acceso es automática y está al mismo nivel que la calle.

Ya en el interior, los mostradores de atención al público están a una altura adecuada para una persona en silla de ruedas, el interior está libre de obstáculos por lo que no supone un peligro para personas invidentes o que la máquina para coger el turno dispone de instrucciones visuales (recomendable para personas sordas). Sin embargo, lo más negativo hace referencia a que solo había aseos para el personal y no para el usuario, que la distribución del interior hiciese algo complicado moverse para una persona en silla de ruedas, que no hay franjas o guías de dirección para que el invidente se oriente y que no existe servicio profesional de intérprete en lengua de signos.

Hospital, buena accesibilidad para discapacitados visuales

La siguiente visita se hizo a la zona de consultas externas de uno de los hospitales públicos vitorianos (Txagorritxu). Allí, la mejor valoración recayó en la accesibilidad para personas invidentes (‘bien’), aunque no puede decirse lo mismo de las herramientas para facilitar la vida a personas sordas (suspende con un ‘regular’) o con problemas motrices (‘aceptable’). Fiel reflejo de estas notas tan bajas es el hecho de que no hubiese servicio de intérprete profesional para pacientes sordos, en la sala de espera no se viese un dispositivo visual para anunciar al paciente que tiene que entrar en la consulta, la puerta del aseo visitado no dispone de sistema visual que indique si el baño está libre u ocupado ni tampoco apertura de seguridad en caso de auxilio. Asimismo, la entrada no está al mismo nivel que la calle y que, en ocasiones, la movilidad dentro de la zona de consultas externas resulta complicada para una persona en silla de ruedas.

Sin embargo, no todo iban a ser aspectos negativos para la accesibilidad de este espacio, ya que lo más satisfactorio de la visita se resume en que los baños visitados se encuentran convenientemente señalizados con el símbolo universal de accesibilidad, la puerta de entrada es automática, hay bandas o guías de dirección en el suelo para que un invidente se ubique y el interior está libre de obstáculos.

Suspenso en la accesibilidad para personas sordas en la estación de tren

En el ejemplo anterior se comprueba que las personas en silla de ruedas e invidentes tienen más facilidades y comodidades a la hora de desplazarse por las consultas externas del hospital de Txagorritxu. La situación se repite en el caso de la estación de tren, cuya adaptabilidad es buena en los casos para personas con discapacidad motriz o invidentes pero suspende (‘regular’) si el usuario cuenta con una discapacidad auditiva. Y es que no hay servicio profesional de intérprete de lengua de signos, en los aseos analizados no se observaron huecos ni en la parte inferior ni superior de las puertas y tampoco de apertura de seguridad en caso de auxilio o de un sistema visual que indique si el aseo está libre y ocupado. Por su parte, el técnico de la revista sí observó plazas de aparcamiento en superficie reservadas a discapacitados físicos, la puerta de acceso era automática, la de los aseos era lo suficientemente ancha como para que entrara una persona en silla de ruedas, el pavimento era estable, no había carteles que sobresalieran y supusieran un obstáculo para invidentes y en los bordes de los andenes hay bandas de seguridad para que un invidente no se caiga a las vías.

Zaragoza

Analizada la accesibilidad de un edificio municipal, un hospital público y una estación de tren de 18 capitales españolas, entre ellas Zaragoza

Zaragoza está más adaptada para personas en silla de ruedas que para sordos y ciegos

El nivel de accesibilidad de las tres instituciones se queda en el ajustado ‘aceptable’ de la media del estudio

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En el caso de Zaragoza, se contó con la colaboración, desinteresada, de tres asociaciones: ONCE en Zaragoza, la Fundación de Disminuidos Físicos de Aragón y la Agrupación de Personas Sordas de Zaragoza y Aragón (ASZA). Los lugares analizados fueron el edificio del Ayuntamiento ubicado en la plaza de Nuestra Señora del Pilar, donde se puede solicitar el certificado de empadronamiento; la zona de consultas externas del hospital universitario Miguel Servet y la estación de tren Delicias.

La ciudad zaragozana se sitúa en la media del resto de capitales en lo que a la accesibilidad se refiere; pero la nota final otorgada (‘aceptable’) da buena cuenta de la necesidad de incrementar los esfuerzos en este sentido. Por tipo de discapacidad, las personas en silla de ruedas son las que disponen de más facilidades (‘bien’), aunque no puede decirse lo mismo de la accesibilidad para personas invidentes y sordas (para ambos tipos de discapacidad con una calificación de ‘aceptable’).

Carencias para ciegos en el Ayuntamiento

La primera de las visitas tenía como destino un edificio municipal de Zaragoza; así, el técnico, acompañado de las tres personas discapacitadas (una por visita), se dirigió a este edificio para que la persona discapacitada solicitara un certificado de empadronamiento. De esta manera, se comprobaría cómo era la atención del personal hacia ese usuario con discapacidad. Como valoraciones generales, las notas se repartieron de la siguiente manera: medidas para facilitar la accesibilidad de persona con discapacidad física (‘muy bien’), auditiva (‘bien’) y visual (‘aceptable’).

En el trayecto de cinco minutos hacia el edificio municipal, había pocas deficiencias reseñables, por ejemplo, que los semáforos que se encontraron no avisaban de manera sonora al invidente de si podía cruzar o no. Una vez en la entrada del edificio, lo más significativo fue que no se vieron plazas de aparcamiento en superficie reservadas para discapacitados en las inmediaciones del edificio, aunque cuando había escalones se podían utilizar otros sistemas alternativos como rampas no mecánicas.

Ya en el interior, se hallaron algunos aspectos negativos, en especial para las personas con problemas visuales: no se vieron bandas o guías de dirección que orientasen a la persona invidente, y las puertas y paredes y suelos no eran de color contrastado para una persona con visión reducida. Tampoco se ofrecía un servicio de intérprete profesional de lengua de signos, ni existía un folleto informativo en este lenguaje.

Hospital, regular para las personas con discapacidad visual

La siguiente visita se hizo a la zona de consultas externas del hospital universitario Miguel Servet y las notas otorgadas en este sentido fueron más bajas que en el caso de la oficina de empadronamiento. Así, la mejor valoración recayó en la accesibilidad para personas en silla de ruedas (un ‘bien’), aunque no puede decirse lo mismo de las herramientas vistas para facilitar la vida de personas sordas (‘aceptable’) e invidentes (‘regular’). Fiel reflejo de esta última nota tan baja es el hecho de que no se observasen guías o bandas de diferente color y textura para que una persona invidente pudiese orientarse dentro del edificio, que el pavimento fuese resbaladizo en todos los casos y que los aseos visitados no disponían de dispositivos luminosos o sonoros que indicaran si el baño estaba ocupado o libre. Además, para los discapacitados auditivos es reseñable que no se ofreciese en ese momento un servicio de intérprete profesional de lengua de signos ni ningún folleto informativo en lengua de signos.

Sin embargo, no todo iban a ser aspectos negativos para la accesibilidad de este espacio. Lo más satisfactorio de la visita se resume en que la distribución del edificio permitía la movilidad sin problemas para una persona en silla de ruedas, que había mostradores de atención al público a una altura adecuada y con espacio inferior libre, y que los aseos visitados estaban correctamente adaptados y señalizados.

La accesibilidad de la estación de tren, aceptable para todos

La estación de tren en Zaragoza está adaptada de forma aceptable para las personas con problemas de movilidad y discapacidades sensoriales. Esta nota viene justificada porque se vieron tanto aspectos positivos como negativos en el interior del edificio. Como aspectos positivos destacan que la puerta de entrada era automática y transparente o con zonas acristaladas (recomendable para las personas con discapacidad visual), la entrada estaba al nivel del suelo y que se escucharon dispositivos que anunciaban los horarios, las llegadas, salidas, etc. Además, había mostradores y máquinas expendedoras de billetes a una altura adecuada para los usuarios en sillas de ruedas. En la parte negativa, no se vieron plazas de aparcamiento en superficie reservadas para discapacitados motrices en los alrededores de la estación, tampoco se ofrecía un servicio de intérprete profesional de lengua de signos, faltaban guías de dirección hacia los diferentes accesos y las indicaciones de las máquinas expendedoras no estaban traducidas al braille.