La comunidad científica mira con calor a los polos
Éstas son las razones que han llevado a la comunidad internacional a conocer con detalle qué está sucediendo en los polos. Por eso, en marzo arrancó el Año Polar Internacional 2007-08, que durante doce meses mantendrá en marcha 220 proyectos de investigación, en los que ya participan cerca de 50.000 científicos de 63 países. Se trata de una iniciativa que sólo se había celebrado en tres ocasiones en 125 años (los anteriores fueron en 1882, en 1932 y en 1957) y que intenta unir los esfuerzos de numerosos países para impulsar la investigación en las zonas polares, requiriéndose para ello una enorme inversión de tiempo y dinero, del todo inasumible para un solo país. La investigación del Año Polar abordará desde el estudio de los organismos marinos que viven en la Antártida y el Ártico a la salud de los pingüinos o el estado de los recursos pesqueros. Pero también, y con un énfasis especial, el cambio climático en las dos regiones polares, que están especialmente afectadas por el calentamiento global.
Cuánto hielo se deshará y cuándo
Se cree que las zonas polares pueden aportar una información muy valiosa que ayudará a predecir la evolución del clima en el planeta. El Panel Intergubernamental para el Cambio Climático alertaba en su último informe que el aumento del nivel del mar en este siglo podría ser superior a los 59 centímetros previstos inicialmente. La razón es que no se sabe a ciencia cierta cuánto hielo se va a deshacer de los polos. Si la sociedad debe prepararse para esta eventualidad protegiendo las infraestructuras en las ciudades costeras, es vital prever hasta dónde puede llegar ese aumento. El deshielo también tendrá consecuencias sobre los ecosistemas marinos y sobre las corrientes que influyen en el clima terrestre. ¿Cuánto hielo y cuándo se va a deshacer realmente en los polos? Ésta es, sin duda, la pregunta más acuciante que se debatirá en los proyectos del Año Polar Internacional.
Para responder a ello, se han diseñado algunos de los experimentos más sorprendentes, como las perforaciones en las zonas más profundas del hielo antártico para la extracción de muestras del hielo más antiguo, el que se formó hace unos 900.000 años. Hay investigadores que consideran que, con suerte, podrían hallar muestras de hielo de hasta un millón y medio de años de antigüedad o más. El interés de este hielo se basa en que retuvo en su interior burbujas de aire de aquel momento, de manera que los investigadores consideran que con esas burbujas y las muestras de hielo se pueden conocer centenares de miles de años después los niveles de dióxido de carbono existentes y reconstruir así la historia. De esta forma, conociendo cómo tuvieron lugar estos ciclos de deshielo en el pasado, se puede ayudar a prever mejor cómo responderán en el futuro los polos en una situación de calentamiento global.
Participación española
También hay participación española: un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) estudiará, en el marco de un proyecto internacional, la salud de los pingüinos en la Antártida para analizar cómo les afecta el cambio climático. Otro grupo, también del CSIC, estudiará los recursos pesqueros en el Ártico, y el Instituto Nacional de Tecnología Aeroespacial investigará la evolución del agujero de ozono en las zonas polares, con el fin de prever su comportamiento a largo plazo. Estos son sólo una pequeña muestra de los proyectos y prioridades del Año Polar Internacional, que para la comunidad científica representa una de las mejores oportunidades de avanzar mucho en poco tiempo.