Estudio documental sobre los hábitos insanos (en alimentación, actividad física, consumo de sustancias tóxicas y automedicación) de la población española

Hábitos insanos: caminar hacia la pérdida de calidad de vida

La población española tiene una salud nutricional mejorable, un perfil de ingesta de energía desequilibrado y una vida cada vez más sedentaria
1 abril de 2017
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Hábitos insanos: caminar hacia la pérdida de calidad de vida

El 71% de la población española mayor de 15 años percibe su salud como buena o muy buena, según la Encuesta Europea de Salud en España elaborada en 2014 por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Sin embargo, un 60% sufre problemas o enfermedades crónicas de salud en nuestro país.

Las más comunes según el INE son la hipertensión arterial (18%), los dolores lumbares (17%), el colesterol elevado (16%), la artrosis (16%), los dolores cervicales (15%) y la alergia (13%).

Además, la encuesta nutricional de la población española (ENPE), llevada a cabo en 2015 por la Fundación EROSKI, comprobó que la prevalencia de sobrepeso estimada en la población adulta española entre 25 y 64 años alcanza el 39% y es más elevada entre los hombres (del 46% frente al 32% de las mujeres). Por su parte, la prevalencia global de obesidad se estima en el 22%, también superior en varones (23%) que en mujeres (20%).

Las dietas insalubres y la falta de actividad física se encuentran entre los principales factores de riesgo para la salud en todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). En este sentido, la organización de consumidores CEACCU considera en su estudio “Los hábitos de los españoles en el cuidado de su salud” que la población española tiene una alimentación de peor calidad y más sedentaria. Es más, alerta de las graves consecuencias de que la población (especialmente los habitantes de las ciudades) siga dietas muy energéticas, ricas en grasas saturadas y carbohidratos refinados; y lo combinen con un modo de vida sedentario.

Todos estos datos y las alertas de los diferentes organismos internacionales relacionados con la salud sobre la evolución de la sociedad hacia una peor calidad de vida por el abandono progresivo de los hábitos saludables han llevado a EROSKI CONSUMER ha tratar de conocer cuáles son esos hábitos insanos que realiza la población y que claramente perjudican su salud.

Para ello, ha realizado un análisis documental utilizando estudios y analíticas de las siguientes fuentes de información: la OMS, el INE, el Estudio ENPE de la Fundación EROSKI, la CEACCU, la Fundación Española de la Nutrición (FEN), el Panel de Consumo Alimentario del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (MAPAMA), la Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria (CAMFiC) y la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (SemFYC).

Salud mejorable

El Libro Blanco de la FEN considera que la salud nutricional de la población española es claramente mejorable y enumera sus debilidades:

  • Elevada prevalencia de sobrepeso y obesidad, trastornos del comportamiento alimentario, además de otras enfermedades degenerativas (enfermedad cardiovascular, hipertensión, cáncer, diabetes, etc.), relacionadas con la alimentación.
  • Inactividad física en todos los grupos de población.
  • Elevado consumo de carnes grasas, embutidos y alimentos ricos en azúcares sencillos, y bajo consumo de cereales y derivados, verduras, hortalizas y legumbres con respecto a las recomendaciones.
  • Perfil calórico desequilibrado y aporte elevado de ácidos grasos saturados y sal.
  • Riesgo de ingesta inadecuada de zinc y ácido fólico en la media de la población y de vitamina D en las personas mayores de 50 años.
  • Escasos o erróneos conocimientos sobre alimentación y nutrición en la población, además de limitada educación nutricional reflejada en la actual legislación educativa.

A este respecto, la CEACCU destaca la importancia de mantener hábitos saludables para no desarrollar enfermedades crónicas como la obesidad, la diabetes o la enfermedad cardiovascular, dolencias que repuntan entre la población de las sociedades desarrolladas.

Son los siguientes: ingerir al menos 5 raciones de fruta y verdura diarias, consumir de manera regular pescado y legumbres, no saltarse el desayuno (completo), evitar el consumo de alcohol y el tabaquismo, incrementar las actividad física y las horas de suelo; y, por último, evitar el consumo de medicamentos de prescripción médica.

Tipo de dieta e ingesta energética

Adherencia a la Dieta Mediterránea

La OMS asegura que mantener una dieta saludable ayuda a protegerse, entre otras cosas, de las enfermedades no transmisibles como la diabetes, las cardiopatías, los accidentes cerebrovasculares y el cáncer.

En nuestro país, la referencia es la Dieta Mediterránea, cuyos beneficios proceden del consumo habitual de alimentos cardiosaludables como frutas, verduras, hortalizas, legumbres, frutos secos, pescado o aceite de oliva virgen o virgen extra.

Aun así, son muchas las voces que alertan del abandono de la Dieta Mediterránea. Y es especialmente la población más joven la que deja de lado este tipo de patrón alimentario y se inclina más por una dieta caracterizada por productos industriales, comida rápida, precocinados, bollería o snacks y con un consumo insuficiente de frutas, verduras, hortalizas, legumbres, frutos secos, pescado o aceite de oliva virgen o virgen extra.

Así, una dieta desequilibrada se relaciona con enfermedades como la hipertensión, la obesidad, la diabetes, dolencias cardiovasculares, trastornos de la conducta alimentaria e incluso ciertos tipos de cáncer. Si bien no hay una relación directa de causa-efecto, sí es uno de los factores que puede contribuir a aumentar el riesgo de que estas enfermedades se desarrollen.

Ingesta energética

La FEN, a través del estudio científico ANIBES (Antropometría, Ingesta y Balance Energético en España), analizó en 2013 el balance energético y sus determinantes en nuestro país. Así, se comprobó que la media de ingesta de energía por persona y día en España es de 1.810 kcal al día. Por sexos, los hombres ingieren una media de 1.957 kcal cada día y las mujeres de 1.660.

En función de la edad, cada niño de entre 9 y 12 años toma una media al día de 1.960 kcal, cada adolescente de 13 a 17 años consume 2.018 kcal, cada adulto de entre 18 y 64 toma 1.816 kcal y cada mayor de 65 a 75 años ingiere al día 1.618 kcal.

En este estudio, la FEN comprobó que ninguno de los grupos de edad analizados en España alcanzaba las recomendaciones de energía: los niños solo cubrían en torno al 82% de esas recomendaciones, los adolescentes el 76%; entre los adultos, el 69% ellas y el 79% ellos; y en las personas con mayor de edad, un 74% ellos y un 79% ellas. Aun así, la investigación recuerda que estas recomendaciones son genéricas y que conviene valorarlas de forma individual.

Desequilibrio

En líneas generales, el estudio ANIBES establece que la población española tiene un perfil de ingesta de energía desequilibrado:

  • La proporción de proteínas consumidas es del 17% de la ingesta total, cuando según la EFSA el límite recomendado es del 15%.
  • La proporción de grasas ingeridas es del 38% de la ingesta total, frente a la horquilla de entre el 20% y el 35% que maneja la EFSA. Además, la OMS aconseja que la energía consumida a través de ácidos grasos saturados (AGS) no supere el 10% y, según ANIBES, la población española toma casi un 12%. Aun así, se destaca positivamente de entre los patrones de nuestra dieta el alto consumo de ácidos grasos monoinsaturados (un 17%), que se debe principalmente al uso habitual del aceite de oliva (con efectos cardioprotectores).
  • La proporción de hidratos de carbono ingeridos se encuentra en el 41% y la EFSA establece su recomendación entre el 45% y el 60% del total de la ingesta de energía. En materia de azúcares, la población española consume un 17% del total de la ingesta de energía diaria. La EFSA establece el 18% o 90 g al día para un consumo medio de 2.000 kcal cada día.

Además, el estudio científico ANIBES comprobó que, por regla general, las cinco fuentes principales de energía diaria eran, por orden, el pan (suponía un 12%), el aceite de oliva (9%), las carnes (el 9%), la bollería y la pastelería (7%) y los embutidos y productos cárnicos (un 6%).

Tipos de alimentos y frecuencias

El desayuno

Una alimentación sana y equilibrada implica tomar cada día una desayuno completa. Y es importante en la edad adulta y más aún durante el crecimiento. Y es que no desayunar o hacerlo de manera incorrecta se ha asociado con un menor rendimiento físico e intelectual y con una menor ingesta de algunos nutrientes, contribuyendo a aumentar los desajustes o desequilibrios en la dieta.

En el Estudio ENPE, el 10% de los encuestados admitieron que no desayunaban todos los días. Por grupos de edad, entre los menores, esa proporción era del 6% en los más pequeños (de 3 a 8 años) y del 11% cuando tenían entre 9 y 18 años. En la edad adulta, un 12% de los entrevistados de entre 19 y 64 años admitían no desayunar cada día, una proporción que disminuía hasta el 2% cuando eran mayores de 65 años.

Además, un estudio sobre los “Hábitos en el desayuno de los niños españoles”, llevado a acabo en 2015 por la Fundación Española de Dietistas-Nutricionistas (FEDN) y la Sociedad Española de Pediatría Social (SEPS), detectó que el 40% de los menores españoles no desayuna de forma habitual en compañía de familiares, un error porque realizar esta comida del día al menos con un progenitor es determinante para que los niños escojan opciones saludables.

Es más, el 33% de los padres reconocía dar a sus hijos una pieza de bollería todos los días. En este sentido, conviene recordar que un desayuno saludable es aquel que incluya estos 3 grupos de alimentos: una fruta, un lácteo y un cereal.

Frecuencia de consumo

Y ¿cuál es la frecuencia con la que la población ingiere aquellos alimentos que intervienen en la definición de una dieta saludable o insana? Según datos recogidos en la Encuesta de Salud elaborada por el INE en 2014, un 54% de la población española confiesa no tomar verduras, ensaladas u hortalizas a diario y otro 35% no consume fruta cada día, a pesar de sus beneficios y de que deben ser parte fundamental de nuestra dieta (deberíamos tomar un mínimo de 5 raciones al día).

Las frutas y las verduras proporcionan al organismo la cantidad de minerales, vitaminas, antioxidantes y fibra alimenticia que necesita cada día; y lo protegen de enfermedades cardiovasculares y neurodegenerativas (alzheimer, osteoporosis, artritis reumatoide, ictus cerebral, diabetes o síndrome metabólico).

Además, nuestro consumo de legumbres ronda los 13 gramos diarios, aunque los expertos recomiendan consumir entre 2 y 4 raciones a la semana (60-80 gramos por ración en crudo). Según el INE, un 57% de la población apenas las toma 1 o 2 veces a la semana y el 13% menos de 1 vez o nunca.

Las legumbres contienen muy pocas grasas saturadas y muy poco sodio, son ricas en vitaminas, minerales, proteínas vegetales y sustancias antioxidantes. Pueden ayudar a controlar el peso gracias a su efecto saciante. Además, la fibra dietética que contienen reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares mediante diferentes mecanismos como la disminución del colesterol. También previene el cáncer de colon y reduce un 7% el riesgo de cáncer de mama.

En cuanto al pesado, los expertos recomiendan que la ración de consumo sea de entre 125 y 150 g (peso neto) y que su consumo sea como mínimo de 3 veces por semana. Según datos del Panel de Consumo Alimentario del MAPAMA, cada persona ingiere al día en torno a 71 gramos de pescado al día y de la Encuesta Europea de Salud en España del INE se desprende que un 57% de la población lo consume menos de 2 veces a la semana o nunca.

El pescado y el marisco, junto con sus productos derivados, son alimentos con un interesante perfil nutritivo: ricos en proteínas de calidad, abundantes en ácidos grasos omega-3 y omega-6, fuente de minerales (fósforo, potasio, sodio, calcio, magnesio, hierro, yodo); así como de diversas vitaminas (B1, B2, B3, B12, A, D).

Sal y azúcar

El Libro Blanco de la Nutrición de la FEN establece que los españoles consumimos 9,8 gramos de sal al día, el doble de lo recomendado por la OMS (5 gramos al día). La organización insiste en que un consumo elevado de sal e insuficiente de potasio (menos de 3,5 g) contribuye a la hipertensión arterial, que a su vez incrementa el riesgo de enfermedad coronaria y accidente cerebrovascular.

Los alimentos procesados son una gran fuente de esa sal que consumimos. Por ejemplo, los platos preparados, las carnes procesadas como el beicon, el jamón o el salchichón; el queso o los aperitivos salados. En este sentido, según el INE, un 42% de la población toma embutidos y fiambres más de 3 veces a la semana (un 13% a diario), otro 11% aperitivos salados y un 9% comida rápida.

La OMS también alerta de que la ingesta de azúcares libres debería reducirse a lo largo de la vida, en concreto a un 10% de la ingesta calórica total. Es más, alerta de que el consumo de azúcar libre aumenta el riesgo de caries dental y de que el exceso de calorías procedentes de alimentos y bebidas con un alto contenido en azúcar libre también contribuye al aumento de peso, que puede dar lugar a sobrepeso y obesidad.

Según el INE, el 47% de los españoles come dulces 3 veces por semana o más, de ellos un 26% lo hace cada día. Otro 23% también dice beber refrescos con azúcar más de 3 veces a la semana, el 11% todos los días.

Tóxicos, actividad física y automedicación

Sustancias tóxicas

El consumo de alcohol causa una de cada ocho muertes entre personas de 15 a 64 años. Además, aumenta el riesgo de padecer cáncer de la cavidad oral, faringe, laringe, esófago, hígado, colorrectal y mama.

Aun así, según datos del INE, un 20% de la población toma alcohol a diario o de 3 a 6 días a la semana y otro 17% lo hace 1 o 2 días por semana. Por tipo de alcohol, el 41% bebe cerveza con alcohol tanto entre semana como los fines de semana, otro 56% toma vino, un 17% licores dulces, el 12% aperitivos con alcohol y un 8% consume whisky, coñac o combinados.

Por su parte, el tabaquismo es una de las grandes causas de mortalidad del mundo. Sin embargo, en España, según el INE, un 23% de la población es fumadora habitual (un 28% hombres y un 19% mujeres): el 32% fuma entre 1 y 9 cigarrillos al día, el 37% entre 10 y 19 cigarrillos y el 31% más de 20 cigarrillos cada día.

Sedentarismo y falta de sueño

Las bondades de la actividad física son incuestionables. La OMS asegura que es el cuarto factor de riesgo más importante de mortalidad y también una de las principales causas de enfermedades crónicas como el sobrepeso y la obesidad. Sin embargo, la Encuesta Europea de Salud en España del INE ha comprobado que el 37% de la población admite ser sedentaria, entre ellos, el 27% de aquellos con entre 15 y 24 años.

Por otro lado, también el sueño juega un papel fundamental para mantener una buena salud. Según la CAMFiC, dormir con un sueño de calidad y en el momento adecuado contribuye a tener una buena salud mental y física, mejora la calidad de vida y la seguridad vial y en el trabajo.

La población española duerme una media de 7 horas. Los expertos de la CAMFiC explican que el hecho de vivir en un país donde se dedican más horas a las actividades laborales y con oportunidades de ocio disponibles hasta bien entrada la madrugada motivan que tendamos a prolongar nuestro horario diurno a base de acortar tiempo de sueño. Por tanto, recuerdan que este cambio de hábitos, altera el funcionamiento circadiano de nuestro organismo (ritmo de sueño y vigilia) y la alteración de esta coordinación temporal puede dar lugar a la aparición de patologías en diferentes órganos y sistemas.

Automedicación

Una encuesta elaborada en 2015 por la SemFYC detectó que el 72% de la población toma medicamentos sin consultar al médico cuando le duele la cabeza, casi la mitad cuando es el estómago el que le molesta y uno de cada tres cuando tiene fiebre o dolor de espalda.

SemFYC recuerda que se puede tomar una medicación sintomática (para la fiebre o el dolor) si el médico le ha informado correctamente de cuándo y cómo utilizarla. Es lo que denominan la automedicación responsable.

Sin embargo, en el momento en que la toma de un fármaco es por iniciativa propia o por consejo de otra persona, sin informar ni consultar a su médico, se habla de automedicación irresponsable. Aseguran que esta provoca múltiples errores e implica un riesgo grave para su salud. Las consecuencias más importantes son: daños directos por el fármaco, interacciones con otros que ya esté tomando, ocultamiento de enfermedades, empeoramiento de la enfermedad y resistencia a los fármacos.