Cómo conservar los sobrantes de comida

Evitar toxiinfecciones alimentarias

La manipulación y el almacenamiento inadecuados constituyen las causas principales de toxiinfecciones alimentarias durante estos días
1 diciembre de 2003
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Evitar toxiinfecciones alimentarias

Agasajar en Navidad a nuestros familiares y amigos con una mesa generosamente surtida de manjares constituye una costumbre muy arraigada en nuestra sociedad. Los problemas comienzan cuando las mesas y las casas se van vaciando de comensales y visitantes, y los restos de comida se almacenan en la cocina, sin saber en muchos casos cómo conservar los alimentos o los platos sobrantes, con el consiguiente riesgo de toxiinfección alimentaria.

Guardar

  • Guarde las sobras en un recipiente limpio, poco profundo y que pueda taparse. No las deje en el que se cocinaron o sirvieron. Divida las porciones grandes en raciones más pequeñas y coloque éstas en recipientes de un máximo de 5 centímetros de profundidad, para acelerar la refrigeración.
  • Si va a servir espárragos, reserve su caldo para poder conservar los que sobren. Si estaban envasados en lata, deseche ese envase: una vez abierta la lata, su interior se oxida rápidamente. Conserve los espárragos sobrantes en un recipiente de plástico o cristal, y no olvide taparlos y guardarlos en el frigorífico.
  • Sepa que los alimentos o platos cocinados deben consumirse, refrigerarse o congelarse en un plazo de dos horas. Si se mantienen a temperatura ambiente durante más tiempo (incluso menos de dos horas, si la temperatura es alta), las bacterias se pueden reproducir hasta alcanzar niveles nocivos, por lo que el consumo de estos alimentos resulta arriesgado para la salud.
  • Consuma las sobras en un plazo de dos días. Algunos productos se mantienen en buen estado entre tres y cinco días, pero cuanto más tiempo se conserve la comida cocinada, mayor será el riesgo de intoxicación alimentaria. Congele los restos que no se vaya a comer de inmediato, sin olvidar señalar la fecha en el recipiente.

Refrigerar

  • Espere a que los alimentos se enfríen antes de meterlos en el frigorífico. Un plato caliente en la nevera provoca un aumento de la temperatura que impide el correcto funcionamiento del aparato, con el consiguiente riesgo de contaminación.
  • Intente no llenar el frigorífico. Organice su contenido de manera que haya el suficiente espacio entre los alimentos para que el aire frío pueda circular. Mantenga su temperatura entre 0 y 5 grados. Impedirá así la multiplicación de microorganismos en los alimentos.
  • Para evitar la contaminación cruzada, separe los alimentos crudos de los cocinados. Guarde los primeros en la parte baja del frigorífico; los alimentos preparados, en las baldas superiores.

Recalentar

  • Cuando recaliente los restos, deje que las salsas, las sopas y los jugos de la comida hiervan durante unos minutos. Remueva bien la comida para asegurarse de que se calienta por todas partes y sírvala muy caliente. Sepa que para eliminar microorganismos patógenos, el centro del alimento debe alcanzar los 65ºC.
  • Evite recalentar la comida más de una vez. Caliente únicamente las raciones que vaya a consumir, y reserve el resto.
  • Nunca añada a los alimentos conservados el sobrante de las raciones recalentadas.
  • No consuma las sobras cuando no esté seguro de su inocuidad o no sepa cuánto tiempo llevan almacenadas. Tire enseguida cualquier alimento conservado durante demasiado tiempo, o cuyo aspecto u olor resulten dudosos.
  • Tenga especial cuidado con la sopa de pescado o marisco, tan habitual en estas fechas, ya que fermenta con facilidad.
  • Deseche los alimentos que presenten malos olores, cambios de color, viscosidades, zonas mohosas o enturbamientos en líquidos. Todos estos signos nos indican que la descomposición del alimento ya ha comenzado, lo que supone un foco de contaminación microbiana.