¿Quién elige lo que comen los niños en la escuela?
Las empresas que prestan el servicio de comedor escolar (registradas y homologadas), cuentan con dietistas-nutricionistas titulados que son quienes diseñan los menús.
¿Han mejorado esos menús?
Sí, en calidad y variedad. Estas empresas saben que se las mira con lupa debido a la sobrealimentación que reina actualmente en la infancia y siguen con más fidelidad que nunca las recomendaciones de los expertos en nutrición y de los organismos oficiales. La mayoría de los comedores se preocupan por ofrecer alimentos con menos sal, cocinar y aderezar sobre todo con aceite de oliva, adaptar los menús a las estaciones, incluir platos regionales o tradicionales y evitar el abuso de postres demasiado azucarados.
¿Cómo valora este menú escolar real? De lunes a viernes: dos días, legumbres; otros dos, hidratos de carbono (arroz y pasta); un día a la semana, sopa; otro pescado, otro salchichas, otro hamburguesa y otro albóndigas. De postre, fruta y yogur en días alternos.
Regular, tirando a mal. Un menú semanal debe tener verdura o ensalada completa como primer plato, al menos, en una ocasión. Además, es recomendable que las guarniciones que acompañen a la carne o al pescado en los segundos platos sean verdura, ensalada u hortalizas. Un día a la semana, se aconseja un segundo plato que lleve huevo (por ejemplo, tortilla de calabacín). La carne con elevado contenido en grasa (como salchichas, hamburguesas y albóndigas) solo se recomienda una vez a la semana. Finalmente, la fruta fresca de temporada debe estar presente 4 o 5 días a la semana, dejando la opción láctea solo un día por semana y de manera opcional. Estas recomendaciones no se cumplen en ese menú.
Este menú cuesta 102 euros al mes, ¿qué le parece?
El coste diario sería de 4,63 euros, en el intermedio. Los precios varían mucho entre las comunidades: las más económicas son Canarias y Asturias, que rondan los 3 euros, y las más caras son Aragón, Navarra y Cataluña, con precios entre 6,10 y 6,80 euros.
¿Cómo se elaboran los menús?
La confección mensual o trimestral de los menús se hace de acuerdo a unas directrices muy detalladas que provienen de las Agencias o Consejerías de Salud Pública de cada comunidad autónoma. Después, lo revisa el organismo oficial correspondiente que puede exigir modificaciones. Las guías son minuciosas: detallan desde la duración mínima del tiempo que deben dedicar los niños a comer, 30 minutos; hasta los colores que debe tener el menú para captar su atención, 3 como mínimo.
¿Los padres tienen información suficiente sobre alimentación?
Falta información sobre la abultada cantidad de kilocalorías y el desequilibrio en la proporción de hidratos, grasas y proteínas que presentan cientos de productos ofertados por una industria alimentaria, más pendiente de sus balances económicos que de nuestra salud nutricional.
¿Cómo se explican las elevadas tasas de sobrepeso y obesidad infantil?
Son de las más altas del mundo. Es descorazonador que esto suceda en un país que ha sido un modelo nutricional avalado por la comunidad científica por tener a las frutas, las hortalizas y las legumbres como base de la alimentación diaria. Actualmente, la disponibilidad continua de productos con sabores intensos (por tener mucho azúcar, sal o grasas), con alta densidad calórica y el bajo precio con el que se ofertan, unido a una publicidad eficaz, ubicua y agresiva, ha provocado un cambio drástico en las pautas de alimentación. La sobrealimentación es un signo de nuestros tiempos.
¿Quién tiene más responsabilidad en la alimentación infantil: el comedor escolar o la familia?
En un año, solo un 9% de las tomas alimenticias de un niño tienen lugar en el comedor escolar. Esto implica que el resto de las ingestas (un 91%) las “gestiona” la familia. Por ello, la responsabilidad final del estado nutricional de un niño recae sobre ella. El colegio solo debe complementar la tarea educativa del entorno familiar y, en las coordenadas actuales de mejora de los comedores escolares, es injusto culparles de la epidemia de sobrepeso infantil de nuestro entorno. Si la misma lupa que usan muchos padres y la Administración con los comedores escolares, la utilizaran con la alimentación de los fines de semana de muchos niños, tendríamos que imponer miles de “multas familiares” por excesos de alimentos y productos repletos de azúcar, grasas y sal.