Factura de la luz

Electricidad: menos vatios y más conciencia

Los consumidores pueden asumir unos fáciles consejos para reducir su factura eléctrica y concienciarse del grave impacto ambiental que tiene el gasto de energía
1 marzo de 2011
Img eco domestica

Electricidad: menos vatios y más conciencia

El precio de la tarifa eléctrica ha subido un 10% con respecto a 2010 y no será la última vez que aumente. Los consumidores pueden reducir su factura con unos cuantos consejos para gastar menos energía. El bolsillo lo agradecerá, y también el medio ambiente.

En primer lugar, se debe asumir una máxima que parece muy obvia pero no lo es: la forma más (eco)lógica de ahorrar energía es no consumirla, o al menos, hacerlo de forma sensata. No es extraño ver habitaciones con luces encendidas sin nadie dentro, o estar en camiseta en invierno o con jersey en verano por el uso exagerado de la calefacción y el aire acondicionado.

Los electrodomésticos producen el mayor gasto en los hogares españoles: pueden suponer hasta el 65% de la factura eléctrica. Ahora bien, no todos gastan igual. Los frigoríficos y congeladores requieren casi el 19% de la electricidad consumida, según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE). Por ello, es recomendable tener uno de tamaño apropiado, y con las etiquetas de eficiencia energética más ahorradoras, las de tipo A o superior.

Si un consumidor sustituye un frigorífico de clase C por otro etiquetado como A+, el ahorro estimado en la nueva factura eléctrica será de 3,72 euros al mes (44,64 euros al año). En el caso de una lavadora será de dos euros, de un lavavajillas 2,42 euros, y de una secadora 4,61 euros.

Los electrodomésticos más eficientes son más caros, pero son una inversión que se amortiza en menos de cuatro años. Después de su vida media (diez años), se consigue un ahorro de un 74,7% del consumo eléctrico total con respecto al consumo de un electrodoméstico no eficiente. Las administraciones suelen ofrecer Planes Renove con ayudas para subvencionar la compra de estos aparatos menos derrochadores.

Para reducir el consumo energético, por ejemplo del frigorífico, se puede ubicar en un lugar fresco y ventilado, mantener limpia su parte trasera o descongelar antes de que la capa de hielo alcance tres milímetros de espesor. Abrirlo lo menos posible y cambiar las gomas de sus puertas si no cierran bien, evitar introducir alimentos calientes, descongelar los alimentos en el frigorífico para obtener ganancias gratuitas de frío y mantener la temperatura del frigorífico entre 3º y 5º y el congelador entre -18º y -15º son algunos consejos fundamentales para reducir la cantidad de energía que consume un frigorífico.

Chupópteros de energía

  • Televisor: Después del frigorífico, el televisor es el electrodoméstico que más energía consume. Los televisores planos, cuyo uso y tamaño aumenta cada año, son unos grandes “vampiros energéticos”: en modo “stand by” “chupan” energía las 24 horas del día aunque estén apagados, esto equivale hasta el 15% de su gasto en funcionamiento. Por ello, al igual que para el resto de pequeños y grandes aparatos electrónicos, cuyo consumo casi se ha triplicado en los hogares en las últimas tres décadas, los consumidores deben seguir los mismos consejos: elegir los más eficientes, evitar el stand by, o apagarlos si no se va a usar.
  • Ordenador: En cuanto a los ordenadores, se puede hacer un uso más ecológico de los mismos: apagar el monitor si no se va a usar en más de 20 minutos y todo el PC en caso de no utilizarlo más de dos horas. Las nuevas tecnologías pueden ayudar a gastar menos electricidad, como los contadores inteligentes, que informan al detalle del consumo eléctrico en tiempo real.
  • Lavadora: La lavadora es el siguiente en la lista de los que más consumen. Entre el 80% y el 90% de la electricidad la destinan a calentar el agua. Además de utilizar los modelos más eficiente, es mejor recurrir a los programas en frío o de menor temperatura posible, que suelen ser los más apropiados para la mayoría de las coladas. Otros consejos importantes son aprovechar al máximo su capacidad o cuando menos, programas de media carga, centrifugar y secar la ropa al sol para evitar secadoras, usar descalcificantes y mantener limpio el filtro. En caso de tener una secadora, que sea también de las más eficientes, utilizarlas solo cuando no quede otro remedio, aprovechar al máximo su capacidad y con los programas más adecuados.
  • Lavavajillas: El lavavajillas es otro electrodoméstico cada vez más habitual en los hogares españoles: una cuarta parte dispone de uno. Aunque requiere el 2% del gasto eléctrico, es más económico que lavar los platos a mano con agua caliente, siempre que se sigan los mismos consejos que con las lavadoras.
  • Cocina: El cocinado de alimentos también se lleva una buena parte de la energía, en forma de electricidad o gas natural (11%). Para reducir su consumo, se puede cocinar con recipientes cuyo fondo sea mayor que el fogón, tapar las cacerolas, utilizar hornos de clase A y abrir su puerta justo lo necesario, usar olla exprés, si se usan placas eléctricas, desconectarlas unos minutos antes de la cocción, y si la cocina es a gas, reducir el fuego cuando se hierva el alimento.
  • Pequeños electrodomésticos: Los pequeños electrodomésticos que producen calor (plancha, tostadora o secador de pelo) dan lugar a consumos importantes. Conviene reducir en lo posible su uso y aprovecharlos al máximo. Los aparatos como abrelatas, exprimidores o teléfonos, se pueden utilizar los manuales sin electricidad para lograr la misma función. No obstante, algunos de estos aparatos son recomendables. Un microondas ahorra tiempo y entre un 60% y 70% de energía frente a un horno convencional. Y una maquinilla eléctrica es mejor que las de usar y tirar en cuanto al uso de agua caliente y residuos.

Iluminación y climatización

La iluminación representa entre la cuarta
y la quinta parte del consumo eléctrico en
una vivienda, aunque puede suponer hasta
la mitad del recibo si no se usa bien. Una
buena forma de reducir este gasto es utilizar
siempre que se pueda la luz natural,
pintar de colores claros paredes y techos,
apagar las luces si no se utilizan, mantener
limpias las tulipas y bombillas o instalar
sistemas economizadores de energía.

Los electrodomésticos eficientes son
más caros, se amortizan en cuatro años

Aunque más caras, las bombillas de bajo
consumo ahorran hasta un 80% de energía
y duran ocho veces más, de ahí que se
amorticen en breve: un modelo de 11-15 W
puede ahorrar a lo largo de su vida unos
68 euros y evitar la emisión de casi media
tonelada de CO2, uno de los principales gases
involucrados en el cambio climático.

Los radiadores eléctricos no son una buena
idea por su enorme gasto. Y aunque se
utilicen otros sistemas menos derrochadores,
como las bombas de calor, su uso
debe ser responsable. Una vivienda a 20ºC
ofrece el suficiente confort, y los dormitorios
pueden estar a una temperatura de
tres y cinco grados menos. Por cada grado
que se baja el termostato, se ahorra entre
el 1% y el 3% de la factura. Tampoco es
necesario tener la calefacción todo el día
encendida, y mucho menos de noche: con
unas pocas horas es suficiente.

En cuanto al aire acondicionado, su uso racional
puede suponer importantes ahorros
y reducir su impacto ambiental. Conviene
no usarlo en las horas de más calor, sino
a primera hora de la mañana, cerrar las
ventanas o cortinas para evitar pérdidas y
no dejarlo en modo ?sleep? o ?stand by?.
Las viviendas con un buena orientación,
un buen aislamiento en paredes, techos
y ventanas, con tecnologías de ahorro o
sistemas de energías renovables no solo
mejora su climatización: se reduce la factura
eléctrica y el impacto ambiental.

Pequeños detalles, un gran ahorro

La luz eléctrica es un recurso y no una necesidad. Por ello, es preciso no malgastarla y utilizarla solo cuando sea
imprescindible. Algunas situaciones que se repiten a diario e incrementan el coste del recibo pueden evitarse con
facilidad para que los ceros no se acumulen en la factura eléctrica.

  • Apagar las luces que no se usen. Es una costumbre
    muy extendida dejar la luz encendida cuando se sale de
    las habitaciones: provoca tener un foco encendido sin que
    nadie aproveche esa luz y supone un gasto innecesario.
    Hay excepciones, como las lámparas fluorescentes.
    Gastan menos energía que las bombillas incandescentes
    normales, pero su pico de consumo energético se da en el
    momento de encenderlas. Es preferible no colocar tubos
    fluorescentes en habitaciones donde haya que encender y
    apagar la luz con frecuencia (dormitorios, pasillos…).
  • Conviene plantearse encender la luz de casa solo
    cuando oscurezca
    , no cuando empiece a caer la tarde. Al
    atardecer, la luz natural se reduce, pero es suficiente para
    realizar la mayoría de las tareas domésticas.
  • Elegir un sistema de iluminación para cada
    necesidad.
    En lugares donde se haya instalado más de
    un foco de luz, habría que escoger el adecuado para
    cada actividad: si se va a leer en el salón, es aconsejable
    no encender la lámpara principal y sí una próxima que
    ilumine la zona de lectura. En muchas ocasiones, las
    luces indirectas resultan más rentables que las normales,
    consumen menos electricidad y originan una iluminación
    uniforme en las estancias. Hay bombillas de bajo consumo
    que se amortizan a medida que se usan.

Para aprovechar la luz natural del mejor modo posible,
conviene tener en cuenta:

  • Si se pintan las paredes de casa de colores claros
    (sobre todo blanco), la luz se reflejará en ellas de manera
    más intensa. Durante el día, mientras haya luz del sol, la
    luminosidad del ambiente aumentará.
  • La colocación estratégica de espejos puede ayudar a
    conseguir una mayor claridad en las horas de luz solar.
  • Abrir bien las persianas, antes que encender las luces
    de una habitación.