Entrevista

María Ángeles Durán, Catedrática de Sociología y Profesora de Investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas

El ama de casa es uno de los grandes motores de la economía
Por Lola Raya Bayona 15 de febrero de 2008
Img mangelesduran
Imagen: CONSUMER EROSKI

María Ángeles Durán, 64 años, es una de las grandes pioneras en el campo de la investigación social en España y una de las sociólogas más internacionales con las que contamos. Su extensa obra ha sido publicada en inglés, francés, alemán, portugués, italiano y catalán. Fue Premio Nacional de Investigación en 2002. Autora de numerosos libros y publicaciones relacionados con la mujer y su entorno sociolaboral y familiar, el empleo del tiempo y la economía de la salud, en uno de sus últimos trabajos (“La cuenta satélite del trabajo no remunerado en la Comunidad de Madrid”), ha analizado el trabajo no remunerado del ama de casa y su impacto en la economía española.

¿Cuál es el alcance del trabajo de las amas de casa para la economía de España?

En el estudio “La Cuenta satélite” se analiza en profundidad el papel que tienen las amas de casa en la economía y se llega a la conclusión de que este colectivo representa el gran motor, no sólo de la economía, sino de la supervivencia de los hogares. Cuantificar el valor monetario del trabajo doméstico es una tarea muy compleja, pero si se calculara un salario bruto medio por cada hora que las españolas emplean en ello, su valor monetario sería de unos 424.140 millones de euros (casi la mitad del producto interior bruto español).

No es justo que, a pesar de esta importancia, hasta ahora este hecho haya pasado inadvertido para la economía porque no se ha estudiado suficientemente este mercado. Y no se tiene en cuenta que el trabajo no remunerado, incluyendo el voluntariado, supone en España el 60,71% del Producto Interior Bruto (PIB). Un trabajo que en torno al 80% hacen las mujeres.

Teniendo en cuenta estas cifras, ¿sería posible reivindicar un sueldo para las amas de casa y madres de familia? ¿Y algún otro tipo de prestación de tipo social?

Es difícil hablar de poner un sueldo y de los derechos laborales de las amas de casa, porque no están contratadas. Y poner un salario no es posible, ya que el volumen de trabajo que asumen representa casi un 50% del Producto Interior Bruto (PIB). El cálculo se ha realizado teniendo en cuenta las horas de trabajo efectivo realizado: Unas 3.000 horas anuales por hogar, de las que el 70% son asumidas por las mujeres; de esas 3.000 horas, 1.000 se dedican a ir a la compra, cocinar y alimentar a niños y ancianos. Pero, aun así, es imposible proponer un sueldo, porque un trabajo sólo se paga cuando beneficia a otros, y el doméstico, teóricamente, beneficia a uno mismo y a la familia. ¿Quién pagaría a esa persona? ¿De dónde saldría ese dinero?

Habría que sacarlo de un aumento de impuestos. Es verdad que, por cada hora remunerada en España, se trabajan dos sin remunerar. Pero lo fundamental sería compartir esas tareas y buscar fórmulas que se ajusten a las distintas situaciones. En mi opinión, conocer el valor económico de este trabajo no debe llevar a pedir un sueldo, sino que es necesario conocerlo para planificar las políticas sociales oportunas. En algunos casos habría que pagar subvenciones, que el Estado procure más servicios de apoyo, y por tanto crear más empleo en este ámbito.

¿Hay algún país donde se reconozca y se renumere el trabajo del ama de casa?

Actualmente no, pero sí se puede hablar de países donde se conceden más ayudas a las familias con cargas familiares, más ayudas por tener un mayor número de niños, lo que en definitiva no sólo beneficia a la mujer para que pueda crecer profesionalmente, sino que ayuda fundamentalmente al conjunto de la familia y a la sociedad en general.

Si se calculara un salario medio por cada hora que las españolas emplean en trabajo doméstico, su valor monetario sería de unos 424.140 millones de euros, la mitad del PIB

Ahora, con la recién aprobada Ley de Dependencia, se concederá una ayuda o sueldo a la persona cuidadora. ¿Sería viable una ley similar en la que se ofreciera una ayuda por el cuidado de niños menores que dependan de un ama de casa?

No exactamente. Primero habrá que ver cómo se desarrolla la Ley de Dependencia. Es un buen paso, y hay que apoyarla porque garantiza la vida de los que cuidan de los demás. Hay que valorar el trabajo tan importante que están realizando y no condenarlos a la pobreza y la soledad, porque es un honor y un heroísmo, y gracias a estas personas los demás estamos mejor. Para ello, también es necesario un cambio de mentalidad en nuestra sociedad, que lleve a compartir la atención y el cuidado de las personas necesitadas. Este es un problema que va a ir en aumento a causa del progresivo envejecimiento de la población. A todos, más tarde o más temprano, y en algún momento de nuestras vidas, nos tocará cuidar de alguien.

El concepto clásico de familia está cambiando y hoy, afortunadamente, no se dan esas situaciones de la España rural donde incluso con cinco o seis años las niñas ya no iban a la escuela para cuidar de sus hermanos. Por suerte, la familia de hoy se basa más en la amistad, y hay que tener un inmenso respeto por todo aquel que cuida de alguien independientemente del vínculo legal o no, que le una a la persona afectada. Aunque poner en marcha la Ley de Dependencia resulte muy caro es muy necesario, y será muy beneficioso para todos mejorar esta realidad.

A la falta de salario, las amas de casa deben añadir un problema más: ¿Qué hacer cuando llega la edad de jubilación?

El ama de casa, cuando llega a la edad de jubilación, sigue trabajando lo mismo o en mayor medida, porque en muchos casos en estas edades coinciden con el cuidado de los nietos o padres mayores. Hay que enfrentarse a ello siendo previsoras y buscar fórmulas voluntarias, mediante la contratación de pólizas privadas, por ejemplo. Y pedir más subvenciones públicas, reivindicar más ayudas o hacer como en comunidades como la valenciana, donde se ha firmado un acuerdo con entidades bancarias y aseguradoras, para que el ama de casa o toda aquella persona que no haya cotizado a la Seguridad Social, pueda asegurarse por una módica cantidad al mes, una futura pensión para cuando llegue la edad de su jubilación.

Para afrontar su jubilación un ama de casa puede recurrir a la contratación de pólizas privadas, pedir más subvenciones públicas y reivindicar más ayudas

¿Qué opinión le merece la Ley de Conciliación Familiar y Laboral?

Está bien en cuanto a intención y, al igual que la Ley de Dependencia, tiene un gran valor que se haya reconocido esta necesidad, porque es un problema político y público. Lo que ha pasado con la conciliación es que ha ganado la respetabilidad, y de ser un tema privado se ha convertido en un problema público y, al menos, ha dejado de ser una “enfermedad” individual. Pero existen problemas organizativos, no individuales, que tiene una muy difícil solución. Entre otras cosas, porque la manera que se ha inventado en España para conciliar es no tener niños, pero, claro, eso es un invento que sirve durante una temporada, porque luego hay tal cantidad de mayores per cápita que no se pueden sostener. La ley es un buen comienzo, pero hay que llegar a ejecutarla.

Respecto al ama de casa española, ¿cuál es su perfil actual? ¿Ha variado en los últimos años?

Se está reduciendo el número de mujeres que son sólo amas de casa, y el modelo está cambiando, ya que cada vez son más las que se incorporan al mercado laboral. Aun así, siguen siendo las mujeres las que dedican un mayor número de horas a las labores domésticas. Si los hombres realizan el 70% del trabajo remunerado, ellas sólo un 30%. Pero las mujeres son las que sacan adelante el 79% del trabajo doméstico, mientras que los hombres sólo el 21%. De ahí que trabajar, lo que se dice trabajar, trabajan más las mujeres que los hombres. La jornada semanal media de un varón español, excluyendo vacaciones y festivos, es de 36 horas y 43 minutos a la semana. La de una mujer, de 56 horas y siete minutos.

En los casos de parejas en que los dos trabajan fuera de casa, el peso de la casa sigue recayendo sobre la mujer. ¿Por qué se produce esta situación?

Esto sigue siendo así, por supuesto. Aunque la incorporación de la mujer al mercado laboral es un hecho que conlleva cambios, éstos son muy lentos. En las parejas jóvenes ya se puede observar un cierto cambio, pero todavía son ellas las que se encargan de las tareas del hogar. En su mayoría, las mujeres son las que llevan a los niños al colegio antes de incorporarse a su trabajo, y las que pasan el mayor tiempo posible con ellos. Las mujeres están pagando un precio muy alto por la modernidad. Todas aquellas que se incorporan al mercado laboral tienen jornadas muy largas, ya que trabajan fuera y dentro de casa.

En el caso de las parejas jóvenes y cuando los niños son pequeños, el reparto del trabajo es más equitativo, los hombres colaboran. Pero cuando no hay niños, y la situación laboral es similar entre ambos cónyuges, el trabajo de la casa recae casi siempre en las mujeres. También es importante resaltar la labor que están haciendo las abuelas, que posibilitan un cierto bienestar en la población, porque cuidan a sus maridos, a hijos enfermos o en situación de paro, y a los nietos. En resumen, se están observando cambios muy lentos. Aunque el número de amas de casa se va reduciendo, aumenta el número de jubiladas, y del trabajo doméstico no se jubila uno nunca. Por consiguiente, la demanda del trabajo no remunerado irá en aumento y va a aumentar mucho más en los próximos años, porque cada vez habrá más personas mayores de 80 años con necesidad de cuidados.

¿Qué propuestas realizaría para mejorar la situación de las amas de casa?

Creo que amas de casa son tanto hombres como mujeres, independientemente de su sexo, porque el trabajo doméstico es responsabilidad de todos los miembros del hogar. Hay que redistribuir la carga del trabajo no remunerado entre hombres y mujeres, y aumentar el sistema de pensiones privadas. También hay que ser conscientes de la necesidad de ahorrar más. Además, habría que mejorar los servicios públicos para las familias, con más subvenciones. El objetivo de mi equipo de trabajo, por ejemplo, consiste en crear, y hacer que sea aceptada, una visión alternativa de la economía española. No podemos seguir con políticas públicas basadas en informes realizados con datos convencionales.

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