Diferentes formas de construir un "belén"
Un repaso a la historia nos ofrece, sin embargo, una panorámica más abierta sobre el sentido de la Navidad y, a su vez, nos permite conocer la evolución que ha tenido esta festividad en diferentes países desde sus orígenes, cuando su significado era estrictamente religioso.
No hay más que mirar hacia otras culturas, hacia otros países para constatar que las ceremonias religiosas y las celebraciones populares poco o nada tienen que ver con el concepto que tenemos de la Navidad en este lado del planeta. Los musulmanes, por ejemplo, celebran el Ramadám (este año comienza el 9 de diciembre); en Hong Kong, se festeja el Ta Chiu; en la India, se honra a la diosa Lakshmi, y en Brasil hacen lo propio con Yemanjá. Pero aún hay más formas de construir el belén.
Las islas de Tonga verán antes el 2000
Su situación geográfica, junto a la línea internacional del cambio de fecha, hace que estas islas del Pacífico sean las primeras en recibir al año 2000. Este pequeño reino de los mares del sur lleva casi dos años preparando los festejos. La última noche del año, las playas de la isla se iluminarán con la luz de las antorchas, y serán escenario de un gran concierto de tambores, el Rarotongan Drumming Circle. Además, entre el 29 de diciembre y el 4 de enero, nativos y turistas disfrutarán de los conciertos programados en el New Dow of Time Festival. Y para reponer fuerzas, nada como los platos típicos de estas fechas: pavo asado, puding de frutas y pavlova (postre típico elaborado a base de huevos frescos).
Noruega: velas, duendes y nieve
Los noruegos asocian la Navidad con la luz de las velas y el fuego en un rincón de la casa. El 13 de diciembre, día de Santa Lucía, comienzan los actos prenavideños, y esa misma noche los animales domésticos disfrutan de la primera cena especial de Navidad. Los noruegos decoran sus casas con canastillas trenzadas, coronas de tallos de lino y figuritas de duendes con base de piñas o nueces, para celebrar una Nochebuena que comienza a las cinco de la tarde del día 24.
En las mesas de los hogares noruegos nunca faltan las gachas de arroz, en las que se esconde una almendra que llenará de buenos augurios al afortunado comensal que la encuentre. Salmón, bacalao, albóndigas de carne, paté de reno con arándanos, crema de bayas… todo ello regado con abundante cerveza y akevitt -aguardiente noruego-, completan la gastronomía de estas fechas. Tras la cena, se ilumina el árbol de Navidad y los niños aguardan la llegada del julenisse, duende navideño que en Nochebuena se transforma en Papa Noël.
Australia, de Navidad en pleno verano
Las navidades australianas cuentan con todo el glamour de las celebradas en París, Londres o Nueva York; pero mientras en estas ciudades el frío y la nieve forman parte del decorado navideño, en Australia luce el sol veraniego acompañado de temperaturas que oscilan entre los 25 y los 38 grados centígrados. En los días que preceden al 25 de diciembre, muchas familias aprovechan para, equipados con mantas y velas, acudir al concierto Carols by Candlelight (Villancicos a la luz de la vela), un acontecimiento multitudinario que se celebra en parques y estadios deportivos de toda Australia.
La celebración se completa con picnics en parques, jardines y playas. El menú se compone de marisco, jamón dulce, ensaladas, carne fría y pudding humeante con natillas. En las antípodas, los niños reciben la visita de un Santa Claus muy especial, vestido con sombrero, camiseta de tirantes azul marino y amplios pantalones cortos: Swag Man.
Italia prefiere las lentejas a las uvas en Nochevieja
En Nochebuena, las familias italianas se reúnen a la mesa para la tradicional cenone (la gran cena), cuyo menú está compuesto, según las zonas, de pasta rellena cocida en caldo de capón, espaguetis con almejas, anguilas, verduras y turrón. Esa misma noche los niños, reciben la visita de Papa Noël. Pero todavía hay más regalos, los que el 5 de enero reparte una bruja buena llamada Befana.
En la Nochevieja italiana, las lentejas sustituyen a las uvas para atraer la buena suerte en el nuevo año. Otra tradición muy popular y que, dicen, depara buena fortuna es la de regalar lencería roja. Muy arraigada está también la costumbre -entre romanos y napolitanos, especialmente- de arrojar los trastos viejos por la ventana como símbolo de un pasado finito.
San Nicolás lleva la Navidad a Alemania
Los niños alemanes reciben la llegada de un madrugador San Nicolás la noche del 5 al 6 de diciembre. Sin embargo, no es hasta el día 24, tras encender las luces del árbol y cantar los pertinentes villancicos, cuando dichos presentes son, por fin, abiertos. Durante estas fiestas, las casas se engalanan con ramas de Santa Bárbara, musgo y nueces pintadas, y las mesas se llenan de gansos rellenos de manzanas, carne de cerdo asada, guisantes, pescado, manzanas asadas, ponche y ron. El último día del año, el protagonista es San Silvestre. En su honor, corre la bebida, y se queman castillos de fuego para ahuyentar a los espíritus malignos.
Rusia: Matriuskas para los más pequeños
Siguen el calendario de la iglesia ortodoxa y, por ese motivo, las celebraciones son unos días más tarde. En los hogares rusos, la cena de Nochebuena está compuesta por doce platos, uno por cada apóstol. El pescado, acompañado por una sopa de remolacha, es el plato estrella de las mesas navideñas en este país. El día de Año Nuevo, los niños rusos reciben la visita del Abuelo de Hielo, también conocido como Maroz, que al igual que Papa Noël luce una gran barba blanca y viste anchas ropas rojas y botas negras. Tan entrañable personaje viaja acompañado de una ayudante, la Niña de Nieve, y (sólo entre los más pequeños) reparte juguetes, pasteles de jengibre y Matriuskas (muñecas rusas que contienen dentro de sí muñecas más pequeñas).
En México, las Posadas y la Misa del Gallo
En este país latinoamericano, los festejos navideños comienzan el 16 de diciembre con las Posadas (representación de la penuria que pasaron San José y la Virgen para encontrar posada en su viaje a Belén). Durante nueve días, hasta Nochebuena, las familias más proclives a respetar la tradición navideña se turnan cada noche y celebran una posada en su casa. Tras la representación, comienza la fiesta, en la que los niños rompen una Piñata que representa a Satanás, llena de naranjas, mandarinas, caña de azúcar y manís. El día de Nochebuena, la tradicional cena se celebra pasada la medianoche tras la misa. Este servicio litúrgico, la Misa del Gallo, se celebra también la última noche del año, cuando es costumbre barrer la casa para que la suerte entre limpia. El día de Reyes se celebra como en España, recibiendo a los Magos de Oriente y dando buena cuenta del Roscón.
Brasil, al ritmo de las olas en Copacabana
En la Navidad brasileña, el mar juega un relevante papel. En Nochevieja, el cielo de las playas cariocas de Ipanema y Copacabana se ilumina con los fuegos artificiales. En la legendaria Copacabana, las filhas do santo (sacerdotisas africanas) encienden velas y lanzan al mar pequeños barcos llenos de flores y regalos. Si la marea se los lleva, es un buen presagio, ya que significa que Yemanjá, Diosa de los Mares, bendice el nuevo año. Esta misma deidad derrama sus bendiciones sobre los habitantes de la ciudad de Salvador de Bahía, que vestidos de blanco o del color del santo del candombé que reine durante el año entrante, bañan en el mar sus pies desnudos.
En Japón se limpian las casas
Cuando llega diciembre, los habitantes del país nipón se apresuran a saldar cuentas, a limpiar sus casas y enseres, e, incluso, a renovar el vestuario, como símbolo de la entrada del nuevo año. El día 31 de diciembre, se celebra el Omisoka o Gran Día Final del año. La tradición ordena que durante dicha jornada se realice una limpieza especial de la casa para, después, pasar a degustar con toda la familia las tradicionales tazas de fideos, símbolo de longevidad. Cuando el repique de las campanas de los templos señalan el inicio del nuevo año, los japoneses, fieles a la tradición, visitan el santuario sintoísta más cercano. Las celebraciones de estos festejos nipones de fin de año concluyen hacia el 4 de enero.
India no comenzará su nuevo año hasta abril
El 25 de diciembre es fiesta nacional en la India, y los más de 20 millones de cristianos que viven en el país celebran la Navidad según las costumbres occidentales. El Año Nuevo, sin embargo, se celebra según el calendario lunar hindú, el 20 de abril, con grandes hogueras y baños rituales. Ese día millones de peregrinos se bañan en el Ganges o en pozos y estanques considerados sagrados. Pero la festividad hindú, con una estética más cercana a la Navidad, salvando las diferencias espirituales, es el Diwali. Durante dicha celebración, se adora a Lakshmi, diosa de la riqueza y la prosperidad, y amigos y parientes se reúnen para jugar a las cartas e intercambiar regalos.