Dr. Juan José Rodríguez Sendín. Presidente de la Organización Médica Colegial de España

"La medicina moderna actual es integral y trata al paciente en su conjunto"

1 febrero de 2014
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¿En qué se diferencia un medicamento convencional de uno homeopático?

Es difícil aceptar para un médico científico convencional que una partícula diluida hasta ser indetectable sea más efectiva que un principio activo de un medicamento convencional para tratar una enfermedad. Si solo son placebos, se comercializan a unos precios desmesurados en muchos casos, y los ciudadanos han de estar bien informados. Los convencionales deben contar con unos requisitos establecidos por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios que no se exigen a los homeopáticos (solo han de demostrar su inocuidad), por lo que carecen de código nacional de fármaco y son de venta libre. Además, los médicos están obligados, por el código deontológico, a emplear procedimientos y prescribir fármacos de eficacia demostrada científicamente.

Revistas como The Lancet, BMJ, Pediatría o Chest han publicado investigaciones que muestran un efecto positivo…

Las conclusiones son muy contradictorias y en lo que se refiere a la eficacia y efectividad, nada concluyentes. La OMS advierte que la cantidad y calidad de los datos sobre seguridad y eficacia de las terapias y de las técnicas no convencionales, como la homeopatía, no son suficientes para respaldar su uso en el ámbito mundial. Las razones de la falta de datos de estudio se deben a las políticas sanitarias y a la falta de una metodología de investigación adecuada. A pesar del gran número de estudios, no hay estadísticas sobre cuántos fueron experimentos controlados y evaluados o cuántos produjeron resultados a favor. Los datos de observación de la teoría homeopática del medicamento se mantienen detrás de los límites de lo que se denomina ‘incertidumbre estadística’, un indicador del efecto placebo.

¿Qué opinan sobre la nueva orden ministerial que pretende regular los medicamentos homeopáticos?

Parece justificada ya que se comercializan sin la autorización administrativa exigida por la legislación sobre medicamentos. Pretende regularizar la situación actual. Tampoco es posible aceptar que a productos homeopáticos, sin indicación terapéutica alguna, se les exija prescripción mediante receta médica, como se propone desde algunos ámbitos, mientras se permite y promociona que medicamentos muy potentes puedan adquirirse sin receta, como la aspirina.

Una de las bazas de la homeopatía es que trata al enfermo en su globalidad mientras que a la medicina convencional se le acusa de que se centra en la enfermedad.

Estoy en contra de tal afirmación. La medicina actual, moderna con base científica, en países con sistema nacional de salud consolidados, es integral, trata al paciente en su conjunto. No solo tratamos enfermedades sino a enfermos, muchos de ellos complejos, ancianos, dependientes, polimedicados y frágiles. Todas las vertientes (socioeconómicas, laborales, personales) y aspectos (preventivos, asistenciales y rehabilitadores) deben ser contemplados cuando abordamos su proceso. Ello no quiere decir que haya comportamientos profesionales mejorables.

Hay personas que afirman que sí les funciona. Si no se ha demostrado su efectividad, ¿por qué se vende en las farmacias?

No entramos en el mundo de las creencias, los ciudadanos son libres de creer lo que quieran. Nuestra preocupación es que estén informados. En todo caso, es una respuesta que corresponde a los farmacéuticos. Mientras las terapias no convencionales no consigan dotarse de una base científica suficiente, todos los profesionales de la salud que las aplican están obligados a informar a los pacientes de forma clara e inteligible, con rigor y minuciosidad, tanto del posible beneficio como del riesgo que conllevan, como de las alternativas terapéuticas existentes y fundamentadas.

¿Qué mensaje lanzaría para las personas que ven la homeopatía como una opción?

Una importante objeción a estas terapias es que se practica en sustitución de los tratamientos convencionales. Los pacientes deben informar a sus médicos de que las usan. Algunos no lo hacen por miedo a que dañe la relación con su médico, y algunas pueden interferir con los tratamientos convencionales.

En países como Francia forma parte del sistema público de salud desde hace años. ¿Habrá estudios que avalen los resultados? ¿Sabe si aquí se ha hecho algo similar?

En Francia, después de haber retirado su reembolso parcial hace algunos años, se ha restablecido de forma provisional para demostrar su evidencia y efectividad de 2012 a 2017. De lo contrario, se retirarán de la cartera pública de prestaciones (uno de los mayores laboratorios de productos homeopáticos es francés). En España hay un vacío de regulación respecto a otros países europeos. En febrero de 2010, el Comité de Ciencia y Tecnología de la Cámara de los comunes británica concluyó, a la vista de la inexistencia de base científica más allá del placebo, que la homeopatía debía dejar de etiquetarse como una medicina. La responsabilidad de las administraciones debe centrarse en las repercusiones sobre su uso en los cuidados sanitarios, así como la regulación de los centros sanitarios donde debe aplicarse e identificar a quienes lo hacen y cómo lo hacen y la veracidad de la publicidad.