Pimientos de Herbón-Padrón

Un bocado con suspense

1 septiembre de 2011
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Un bocado con suspense

Una hortaliza americana que se afincó en la Galicia hasta convertirse en una celebridad. Esta es la historia de los pimientos de Padrón.

Bajo el hábito de un franciscano

Hasta el convento franciscano de San Antonio de Herbón, localidad del municipio coruñés de Padrón, llegaron desde México de la mano de un misionero semillas de pimiento Capsicum. Los franciscanos los cultivaron junto a otras hortalizas, frutas exóticas y demás productos traídos desde el Nuevo Mundo y compartierion su experiencia y saber con sus vecinos, todos ellos humildes labriegos. Con el paso de los siglos, los pimientos, que en un principio solo se molían para vender el pimentón, han pasado a ser todo un icono de nuestra gastronomía.

/imgs/20110901/pimientos1.jpgLa crónica del Padre Herosa, de 1756, menciona ya el cultivo de pimientos en las feraces tierras de Herbón. Rubén García Blázquez
/imgs/20110901/pimientos2.jpgRoberto Freire, uno de los dos franciscanos del Convento de San Antonio de Herbón, en uno de los invernaderos. Rubén García Blázquez
Un oficio transmitido entre generaciones

Las familias ‘pementeiras’ siguen heredando de sus antepasados sus tierras y su saber. Para obtener los pimientos de Herbón-Padrón, únicos gracias al microclima de esta zona de Galicia, los productores trabajan durante todo el año. Recogen y secan las semillas de los mejores pimientos y a finales de año realizan los semilleros y preparan la tierra. Con el año nuevo se trasplantan en el invernadero y las matas florecen durante el mes de abril. Desde mayo hasta finales de octubre se recolectan bajo la Denominación de Origen Protegida Pimiento de Herbón, distinción obtenida en 2009 y bajo la que se acogen solo los recogidos en los municipios de Padrón, Dodro, Rois, Pontecesures y Valga.

/imgs/20110901/pimientos3.jpgA finales de año se prepara la tierra y se hacen los semilleros, conocidos aquí como tallóns. Rubén García Blázquez
/imgs/20110901/pimientos4.jpgFlor y desarrollo de los pimientos. Rubén García Blázquez
/imgs/20110901/pimientos5.jpgEn mayo se trasplantan los semilleros en el exterior para recolectarlos durante el verano. Rubén García Blázquez
/imgs/20110901/pimientos6.jpgEl invernadero, figura característica del paisaje del municipio de Padrón. Rubén García Blázquez

Verde sobre verde

Las recolectoras van ataviadas con un mandil que se ata a la cintura y forma la bolsa donde depositarán los pimientos. Se recogen desde primeras horas del día hasta el final del mediodía. Es un trabajo que exige agudizar los sentidos, en especial la vista y el tacto: se eligen los ejemplares más lustrosos y aptos, que miden cerca de cinco centímetros y son compactos, nunca los que crujen o huelen mucho a picante.

/imgs/20110901/pimientos7.jpgFátima se abre paso en un mar verde de tallos y hojas para recolectar la codiciada hortaliza. Rubén García Blázquez
/imgs/20110901/pimientos8.jpgDe la planta al mandil, una tela característica que las ?pementeiras? convierten en bolsa para ir soltando los pimientos. Rubén García Blázquez
/imgs/20110901/pimientos9.jpgDetalle de la bolsa o mandil de una ?pementeira?. Rubén García Blázquez
/imgs/20110901/pimientos10.jpgLa recogida es ardua, ya que cada pimiento lleva un ciclo de maduración distinto. En la foto Belén durante el proceso de recogida. Rubén García Blázquez
/imgs/20110901/pimientos11.jpgMilagros Piñeiro recolectando en la parroquia de Carcacía. Rubén García Blázquez
/imgs/20110901/pimientos12.jpgEl principal componente del pimiento es al agua, seguido de los hidratos de carbono. Es una buena fuente de fibra y apenas aporta grasas. Rubén García Blázquez
/imgs/20110901/pimientos13.jpgDos ?pementeiras? vuelcan sus mandiles llenos en una caja Rubén García Blázquez
/imgs/20110901/pimientos14.jpgEn la mesa de selección manual se limpian de hojas, restos de rabos rotos y flores. Rubén García Blázquez
/imgs/20110901/pimientos15.jpgLos pimientos se vuelven a depositar en la caja que se lleva a la báscula. Rubén García Blázquez

Dura jornada hasta el anochecer

A media tarde, las productoras llegan a la nave portando las cajas repletas de pimientos. Armadas de paciencia los vuelven a seleccionar, desechan algunos, los limpían uno a uno y despojan de restos de hojas y flores. Ya listos, se envasan siempre alrededor de las nueve de la noche. Pero la intriga no cesa: un 2% de ellos picarán para mantener vivo el suspense que supone llevárselos a la boca.

/imgs/20110901/pimientos16.jpgMilagros y Vanesa depositan las cajas en la báscula de la nave de la S.A.T A Pementeira. Rubén García Blázquez
/imgs/20110901/pimientos17.jpgCada envase aporta su trazabilidad: el lugar exacto de recogida, la fecha, su productor… y su etiqueta de Denominación de Origen Protegida. Rubén García Blázquez
/imgs/20110901/pimientos18.jpgProceso de envasado en la S.A.T A Pementeira de Padrón. Rubén García Blázquez