José Antonio Maldonado, Meteorólogo

"Hay demasiado tremendismo con el cambio climático"

1 enero de 2008
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La ausencia permanente de nubes con lluvia en los mapas que usted utiliza cada noche es un fenómeno preocupante. Aparte de la danza de la lluvia y las rogativas, ¿qué se puede hacer para luchar contra la sequía?

En los años 50 ya se realizaron pruebas para crear lluvia artificial, pero no salió bien y en la actualidad tampoco se ha hallado la fórmula adecuada.

Entonces, ¿cuál es el futuro que le espera a nuestro país?

Ése es otro tema más que complejo. Me está preguntando por el cambio climático.

Sí, un concepto sobre el que, por cierto, usted se muestra escéptico.

No sé si la palabra escéptico es la adecuada. Para empezar, a mí la expresión de cambio climático me parece incorrecta porque desde hace 4.600 millones de años que existe la tierra, el clima siempre ha estado cambiando, siempre, de forma permanente. Por tanto, tendríamos que hablar más bien de la influencia del hombre en el cambio del clima. Los expertos del Panel del Cambio Climático dan un 90% de probabilidades de que el calentamiento global, que de eso sí que no cabe duda, sea a consecuencia de la industrialización. ¿Hay que tomar medidas? Desde luego. Ahora bien, de ahí a que sea el problema más grande de la humanidad, eso no lo comparto. Me parece que se hace demasiado tremendismo.

Eso no es lo políticamente correcto.

Será lo no políticamente correcto para algunos políticos, no creo que para todos.

Pero parece que está de moda.

Bueno, yo con el señor Al Gore no comulgo en absoluto. Yo con un señor que tiene un jet privado, que consume energía a tope y que sea el profeta, el adalid de esto, pues no. Que organizara esa convención en Sevilla, a la cual me invitaron pero no fui, en la que pedían que dieras 10 conferencias al año gratis, en las que no podías salirte en absoluto del guión, eso no es profesional. Y luego Gore cobra más de 200.000 euros por conferencia. No me explico que a ese hombre se le pueda dar el premio Nóbel de la Paz.

¿Cree que se hace mucha demagogia con este asunto?

Yo creo que se ha salido de madre, sin que yo diga “no estoy de acuerdo”. Sí estamos incidiendo, pero no quiero ser tan tremendista ni decir que es el problema más grande que tiene el mundo.

Por cierto, ¿qué le lleva a un físico como usted a presentar el tiempo?

Es que yo después de estudiar Físicas hice oposiciones al cuerpo facultativo de meteorólogos. Como mi vocación frustrada es la aviación y entonces Metorología pertenecía al Ministerio de Aviación…

¿Se ha perdido entonces un gran piloto y se ha ganado un gran hombre del tiempo?

Un gran hombre del tiempo no se ha ganado…

¿Pero ha podido pilotar en alguna ocasión?

Sí, porque me saqué el título de piloto civil y he pilotado avionetas.

¿Sigue pilotando?

No, me cortó las alas mi mujer hace años.

Por su profesión, usted será un experto en conversaciones del ascensor.

Desde luego que sí. En el barrio no me preguntan tanto, pero en mi casa sí.

Y los amigos y familiares, ¿le dan mucho la murga?

Bueno, en mi entorno no mucho, aunque sí tengo amigos agricultores que me llaman en muchas ocasiones, y me preguntan si tienen que regar ya o no…

Y para otros menesteres como la celebración de bodas…

Uyy, también, también. Bodas y bautizos.

Además, su mujer también pertenece al gremio.

Sí, es meteoróloga. Mis hijas, cuando van a algún evento, de viaje, o incluso de un día para otro, me preguntan por el tiempo que va a hacer.

¿Por qué eligió usted la televisión?

“Si pensara que estoy mirando a una cámara que llega a cinco millones de personas no hablaría, me quedaría mudo”

Yo ya escribía en periódicos, durante 26 años he estado dando el tiempo en Radio Vitoria, también hablaba en Radio Intercontinental aquí en Madrid. Había hecho un programa, llamado “Gol y al Mundial 82”, que no tenía nada que ver con el tiempo, en 1982. Pero yo era el capitán de ese equipo y ahí me conocieron un poco en televisión y, en un momento determinado, aquí hacía falta alguien. Porque durante tres años en TVE no hubo “hombre del tiempo”. Cuando ya se crea la televisión matinal, a un miembro de la casa le encargan que viaje por el mundo y vea cómo se hacen los matinales. Y una de las cosas que trae apuntadas es que hay una cara físicamente dando el tiempo, no un mapa, sino alguien que luego diga a la gente: “ése se ha equivocado”… entonces deciden reinstaurar para el matinal a alguien dando el tiempo, y alguien dio mi nombre. Así de casual es mi presencia en TVE. Hice una prueba y pensé que estaría unos días o unos meses, y me he tirado toda una vida.

Entonces, ¿daba bien en cámara?

Eso creyeron ellos.

¿Y su familia, qué le dijo cuando le vio por primera vez por televisión?

Hombre, al principio se sorprendía, pero en mi casa no se pone el tiempo si estoy yo , porque allí estoy más visto que el tebeo. Igual tienen puesta otra cadena…

Le piden el tiempo hasta en la Semana Santa de Sevilla. Se puede decir que en ese caso usted tiene altas presiones divinas.

Sí, sí. La gente quiere saber el tiempo que va a hacer en Semana Santa un mes antes y eso es imposible. La previsión máxima es de diez días, pero puede cambiar de un día para otro, más aún en unos días tan inestables como son los de la época de Semana Santa.

Además, usted es cofrade.

Sí, y me tienen de meteorólogo de cabecera.

Y se fían de usted

Sí, sí. Llevo tres años en los que con nubes negras en el cielo había que tomar la determinación de salir o no y ellos me llaman. Hay una junta de gobierno de cada hermandad, que es libre de salir o no. La mía es La Virgen de la Soledad de la Plaza de San Lorenzo, que está pegado al Gran Poder, y es la última de la Semana Santa. Si salimos a las 7 y a las 6 la cosa está peliaguda, el hermano mayor de la cofradía dice por el micrófono de la iglesia: “los componentes de la junta, que acudan a la sacristía, que se va a reunir en el Cabildo, rogamos que acuda también nuestro hermano José Antonio Maldonado”. Y entonces voy yo y me explico. Cuando doy mi explicación me salgo de la junta y ellos votan . Hasta ahora, las tres veces hemos decidido salir y hasta ahora las tres veces hemos tenido suerte, si no igual no estaba ya aquí yo. Cuando se decide salir, lo que hago es no vestirme de nazareno, voy de paisano, de azul oscuro, y voy con el móvil detrás del paso llamando a mis compañeros del Instituto de Meteorología que me hacen el favor de estar encima del radar, que es lo único que te puede dar una previsión del momento. Si vemos que de aquí a media hora puede llover igual nos cobijamos en una iglesia antes de que llueva, para sorpresa del público, o si estamos llegando a la iglesia, como le pasó hace tres años o así, que se veía que en media hora iba a llover y nos quedarían como tres cuartos para llegar, pues yo le digo al hermano mayor que dentro de media hora lloverá y entonces cogemos la directa, a correr y para la iglesia ligero.

Hablando de Sevilla y del tiempo, usted, como Audrey Hepburn en “My fair lady”, ¿ensaya recitando “la lluvia en Sevilla es pura maravilla?

No, no, pero estoy muy de acuerdo. Yo como soy un enamorado de mi tierra, me parece muy bien: la lluvia en Sevilla es pura maravilla.

Ya que le gusta tanto el deporte, pregunta obligada. ¿Betis o Sevilla?

Esa pregunta ya hasta me molesta, ¡sevillista hasta la muerte!, pero no soy antibético, entre otras cosas porque jugué en el Betis juvenil.

¿Qué tiene la información del tiempo que consigue que todos, padres, hijos, jóvenes, mayores, estén pendientes?

Es un asunto que interesa porque repercute en infinidad de campos. Interviene en la economía y en la salud, para empezar. Y a partir de ahí podemos ramificar. En la aviación es fundamental, como en el mar y el transporte por carretera. Está demostrado que, tras una bajada brusca de presión en el paso de un frente, hay un mayor número de infartos entre las personas predispuestas.

Por tanto, la responsabilidad es grande.

Yo entiendo que sí, que es grande, pero quizá me pongo más tenso cuando doy una conferencia para 100 personas que mirando a una cámara, porque si pensara que estoy hablando para cinco millones de personas no hablaría, me quedaría mudo.

¿Qué hay que hacer para ser nombrado mejor presentador europeo de información meteorológica?

No sé. Me nombraron pero no sé por qué. A alguien se lo tendrían que dar y se acordaron de mí. Creo que hay muchas personas mejores que yo.

Aunque vivimos en la era de los triunfitos, usted empezó con 42 años. ¿Un poco tarde, no?

Yo creo que ahora empiezan demasiado pronto. Bueno, me explico. Yo llegué a TVE siendo un meteorólogo completamente hecho. Y ahora estamos buscando gente y no la encontramos..

¿Cuántos meteorólogos hay en España?

La plantilla es de 196.

No hay mucho donde elegir.

Bueno, para sustituirme a mí sí buscaremos a alguien de allí pero para presentadores y para el canal 24 horas no buscamos meteorólogos, ya nos conformamos con que sean periodistas.

¿Recuerda cómo fue su estreno?

Ese día no es que tuviera miedo escénico, tenía pánico. La cinta que lo muestra está por ahí. Y yo me veo mal, pero también me he visto mal otras veces. La verdad es que a mí no me gusta verme porque siempre pienso que lo podría haber hecho mejor.

¿No se le ha hecho difícil señalar durante 20 años una pantalla en la que no aparece nada?

Eso no tiene ninguna dificultad, es como coger una cuchara para comer.

Usted es uno de los afectados por la prejubilación en TVE. ¿Qué echará de menos, la información del tiempo o sus pinitos en Telepasión?

Buenoooo, en esos programas nos lo pasábamos muy bien grabando, pero ya se acabó. Pero creo que sí echaré de menos mi trabajo actual.

¿Su carrera en TVE ha transcurrido con mar en calma, marejadilla, mar arbolada…?

Hombre, mar en calma en 22 años es imposible, pero ha sido una travesía placentera. Nunca ha habido mar gruesa, quizá marejadilla con rachas de marejada.

El momento más soleado que recuerda es…

Bueno, el hecho de estar aquí me ha dado muchas oportunidades que otro no ha tenido, como el ir a las olimpiadas para informar sobre el tiempo.

¿Y momentos borrascosos?

No he tenido grandes problemas y he tenido la inmensa suerte de tener como compañero a Paco Montesdeoca, que eso es un lujo.

Hablando de borrascas, ¿ha recibido muchas quejas por predicciones fallidas?

Bueno, me acuerdo de la Semana Santa del año 1998. Se vio que iba a ser mala, cuando venía desde hacía un mes un anticiclón de caballo y seguía el tiempo bueno. Entonces tú anuncias el viernes que la Semana Santa va a ser mala y la hostelería del norte se enfadó y nos dieron palos gordos gordos. Ese sí fue un momento borrascoso y ahí sí que me llevé disgusto. Nos dieron bastante también el Domingo de Ramos y el Lunes Santo. Pero ya el lunes empezó a cambiar y hubo que poner cadenas en Despeñaperros.